Un debate frío y sin público por la pandemia
Junts frustra una jornada histórica de ERC, que aspiraba al cargo por primera vez tras la restauración de la democracia
Cinco personas, una con una estelada y otra con una pancarta, con la frase escrita “La independencia ha ganado: en vuestras manos está hacerla”, fue la única expectación que generó el debate de investidura en el Parc de la Ciutadella, donde se ubica el Parlament de Cataluña. La sesión nació torcida porque se sabía de antemano que Pere Aragonès, de ERC, no sería investido y que como mínimo la función tendría —cada vez con un resultado más incier...
Cinco personas, una con una estelada y otra con una pancarta, con la frase escrita “La independencia ha ganado: en vuestras manos está hacerla”, fue la única expectación que generó el debate de investidura en el Parc de la Ciutadella, donde se ubica el Parlament de Cataluña. La sesión nació torcida porque se sabía de antemano que Pere Aragonès, de ERC, no sería investido y que como mínimo la función tendría —cada vez con un resultado más incierto— una segunda parte, probablemente el próximo martes.
Condicionado por la pandemia, el debate se volvió a celebrar en el auditorio al considerar la mesa que el hemiciclo histórico no permite respetar las distancias de metro y medio entre escaños. No hubo palco de invitados y la movilidad, también en los pasillos, se limitó al máximo. El Parlament solo citó a los expresidents de la Generalitat (acudieron a Artur Mas y Quim Torra) y de la cámara (Ernest Benach), que siguieron la sesión en salones anexos. Los grupos también tuvieron invitados y entre ellos figuraba Elisenda Paluzie, líder de la Assemblea Nacional Catalana (ANC).
El Pleno arrancó con retraso al tener que debatir la Mesa varias reconsideraciones para que Borràs no rechazara el voto delegado del diputado Lluis Puig, el exconsejero huido de la justicia española. La diputada Gemma Geis, de Junts, colocó en la butaca vacía un lazo amarillo gigante. Fue ese el color de las mascarillas de los parlamentarios de Junts. Carlos Carrizosa, de Ciudadanos, se puso una mascarilla de la brigada móvil (Brimo) de los Mossos d’Esquadra, como gesto de apoyo.
Con un discurso de 28 páginas, Aragonès, que fue a la cámara acompañado de su mujer, defendió su candidatura temiendo el desenlace. Cuando concluyó, los republicanos se realizaron una foto de familia en las escalinatas del palacio. Fue de hecho una triste jornada para ERC, que por primera vez tras la restauración de la democracia se postuló para la investidura.
La sesión, de 10 horas, vivió el estreno de Salvador Illa (PSC), Dolors Sabater (CUP) e Ignacio Garriga (Vox). Diputados soberanistas abandonaron la sala cuando el líder de la extrema derecha fue al atril. Alguno de ERC se quedó y mostró fotos de una espardenya (alpargata) pisando una esvástica, una imagen de lucha contra el nazismo. Y los de la CUP dejaron folios en las sillas con el nombre de Neus Català, republicana superviviente de un campo de exterminio. Si a primera hora se concentraron cinco personas, por la tarde, fuera del parque, unas 30 personas, según los Mossos, respondieron a la convocatoria de los Comités de Defensa de la República (CDR). El lema era Ahora es la hora de la independencia.