Las bibliotecas públicas de Cataluña unen sus catálogos

Diputación de Barcelona y Generalitat unifican el acceso a sus fondos para acceder a 15 millones de documentos desde cualquier lugar

La biblioteca de Montbau de Barcelona reúne unos 800 libros de Paco Camarasa.Joan Sánchez

El sistema bibliotecario público de Cataluña tiene, desde hace casi una década, un sueño tan recurrente que llegó a mutar en pesadilla: la creación de un catálogo unificado que permitiera una gestión tan supuestamente sencilla en tiempos digitales como es que un usuario pueda disponer de un libro o un documento depositado en cualquier punto del territorio pidiéndolo desde la biblioteca más próxima a su casa si aquella no lo dispone. Eso es ofic...

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El sistema bibliotecario público de Cataluña tiene, desde hace casi una década, un sueño tan recurrente que llegó a mutar en pesadilla: la creación de un catálogo unificado que permitiera una gestión tan supuestamente sencilla en tiempos digitales como es que un usuario pueda disponer de un libro o un documento depositado en cualquier punto del territorio pidiéndolo desde la biblioteca más próxima a su casa si aquella no lo dispone. Eso es oficialmente posible desde este jueves gracias a la creación del nuevo catálogo colectivo Atena, que unifica los contenidos de las 417 bibliotecas y 12 bibliobuses que suman la Red de Bibliotecas Municipales de la Diputación de Barcelona con sus equipamientos hermanos de las comarcas de Girona, Tarragona y Lleida que gestiona la Generalitat. Traducido: poderse llevar en préstamo cualquier título de lectura pública de Cataluña, ahora un gigantesco anaquel de 15 millones de documentos.

Atena no deja de ser un pasadizo que conecta a Aladí, el catálogo bibliográfico que gestiona los fondos de las 227 bibliotecas (incluidas las 40 que gestiona la capital catalana) y 10 bibliobuses de la Diputación de Barcelona, con Argus, el catálogo de las 190 bibliotecas y dos bibliobuses de Tarragona, Girona, Lleida y las Terres de l’Ebre de la Generalitat. La suma convierte Atena en “uno de los catálogos de bibliotecas públicas más grandes de Europa”, aseguró este jueves la consejera de Cultura Àngels Ponsa durante la presentación de Atena junto al presidente delegado del Área de Cultura de la Diputación de Barcelona, Joan Carles García Cañizares.

La suma permitió a Ponsa mostrar musculatura: el sistema bibliotecario público catalán cuenta, afirmó, con cuatro millones de carnets (2,7 millones aportados por la red de la Diputación de Barcelona) y con 900.000 usuarios activos, según cuantificó tras la firma en la Biblioteca Municipal de Corró d’Avall de Les Franqueses del Vallès, la única que se pudo inaugurar en toda Cataluña durante el pandémico 2020.

La unificación de catálogos (que también da acceso a la biblioteca digital eBiblioCAT) se complementa con la adopción de unas normas gráficas comunes para todos los carnets de bibliotecas públicas y el despliegue de un servicio de préstamo interbibliotecario que garantice la conexión logística de todos los equipamientos públicos de esta área.

“No es la estación final, pero hoy hacemos un paso importante para avanzar en la vertebración del Sistema de Lectura Pública de Cataluña”, aseguró Ponsa, muy consciente de que ese catálogo único ya era un objetivo prioritario en el Plan Nacional de Lectura 2012-2016 que dibujó la Generalitat cuando Ferran Mascarell era el consejero de Cultura. En mayo de 2017, y en el marco de otro ambiciosísimo “y más realista” plan de lectura, como lo calificó el entonces titular de la cartera de Cultura, Santi Vila, volvió a asomar ese objetivo, al que incluso se puso fecha: “Principios de 2018”, afirmó entonces Quim Torrent, director general de Creación y Empresas Culturales.

En cualquier caso, el catálogo y portal unificado deja más cerca el otro gran sueño-pesadilla del sistema bibliotecario público catalán: la creación de un carnet único para todos sus usuarios, casi un mito, especialmente tras la idea lanzada por Mascarell de que sirviera para obtener descuentos en cualquier ámbito del consumo cultural en Cataluña.

Dicho pasaporte, aún nonato, ha tenido también una fallida fecha de alumbramiento: “Antes de junio de 2019”, según anunció el entonces presidente Quim Torra de manera solemne en el Saló Sant Jordi de la Generalitat en enero de ese año. Era la clausura del centenario de la Xarxa de Biblioteques Populars, una de las perlas culturales de la Mancomunitat que arrancó Enric Prat de la Riba y que se desarrolló entre 1914 y 1925. El verdadero y gran inicio de todo.

Más dinero para ampliar la oferta

Las bibliotecas son un equipamiento popularmente muy agradecido, como demuestran las encuestas y, por ello, bien saben los políticos. Aun así, los recortes presupuestarios estaban mermando su oferta. Por ello, y, en una misma 'tacada' que permite ayudar directamente al sector editorial que pedía apoyo concreto tras la pandemia, la Generalitat destinará en 2021 dos millones de euros a la compra de libros y diarios para la red del Sistema de Lectura Pública, un incremento del 13’5% con relación al de 2020 (1’72 millones). Mientras, en la red de la Diputación, el libro más prestado en el 'enclaustrado' fue 'Canto jo i la muntanya balla', de Irene Solà; 'Boulder', de Eva Baltasar, en e-book, y 'Bohemian Rhapsody' como película.

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