“Nunca me habían hecho una visita tan rápida”

Los pacientes aplauden la celeridad de las revisiones de marcapasos en el nuevo RutiCar, un espacio médico externo del hospital Germans Trias de Badalona

Una sanitaria atiende a un paciente en el RutiCar del hospital Germans Trias de Badalona.MASSIMILIANO MINOCRI

Santiago Hernández, de 73 años, tiene visita en el hospital Trias i Pujol de Badalona sobre las cuatro de la tarde. Los médicos quieren ver el estado de su marcapasos y comprobar que no haya anomalías coronarias. Llega puntual en un coche plateado procedente de Montgat (Maresme), donde vive. Estaciona al lado del nuevo RutiCar, una especie de módulo de obras habilitado como dispositivo de atención sanitaria a 200 metros del hospital y baja la ventanilla. Una enfermera, María, sale de la caseta y se dirige al coche, coloca un aparato cerca del corazón de Santiago, que sigue en su asiento, y lo ...

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Santiago Hernández, de 73 años, tiene visita en el hospital Trias i Pujol de Badalona sobre las cuatro de la tarde. Los médicos quieren ver el estado de su marcapasos y comprobar que no haya anomalías coronarias. Llega puntual en un coche plateado procedente de Montgat (Maresme), donde vive. Estaciona al lado del nuevo RutiCar, una especie de módulo de obras habilitado como dispositivo de atención sanitaria a 200 metros del hospital y baja la ventanilla. Una enfermera, María, sale de la caseta y se dirige al coche, coloca un aparato cerca del corazón de Santiago, que sigue en su asiento, y lo activa para recoger que la información que emite el marcapasos. Pasan cuatro minutos, María recoge el artilugio y se despide. Visita acabada. Santiago ya puede irse en su coche, del que ni ha salido. “Es la visita más rápida que me han hecho nunca”, explica el paciente.

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La escena se repite durante dos horas de la tarde en el centro de Badalona. El hospital puso en funcionamiento el RutiCar el 22 de febrero como punto de atención sanitaria para revisar los marcapasos sin que los pacientes entren físicamente al recinto. El espacio, que tiene este nombre porque el hospital se edificó en la antigua finca Can Ruti y por la traducción de coche al inglés (car), acelera así las revisiones atrasadas desde hace meses y minimiza la acumulación de personas dentro del hospital. “Es incómodo tener que entrar al hospital en las circunstancias actuales”, admite Rafael Garcia, de 80 años, tras pasar por el nuevo espacio externo. “A nuestra edad tenemos que tomar más precauciones, porque esta pandemia va para largo. Se agradece evitar entrar en el hospital”, añade. Tanto los pacientes como los sanitarios celebran la rapidez de las visitas. “Son mucho más rápidas y eficientes”, concretan. Cada día de servicio, de lunes a miércoles, atienden a unas ocho personas en dos horas, y la intención es acelerar la frecuencia con el paso de las semanas.

El RutiCar empezó a gestarse en noviembre de 2020. Roger Villuendas, coordinador de la Unidad de arritmias del servicio de cardiología, comprobó el retraso acumulado de muchas visitas y se inspiró en modelos similares que ya se aplicaban en Inglaterra para encontrar una solución. El cardiólogo trasladó el problema a Meritxell Davins, directora de Transformación y Salud Digital, y definieron el espacio necesario para atender a los pacientes, que vendrían en coche, y su ubicación. Incluso se valoró un nombre distinto: ITV (Visita Telemática Itinerante, en sus siglas en inglés).

Los usuarios están en su coche durante la prueba, que dura unos cinco minutos

Con el RutiCar, el hospital evita un problema: que los pacientes lleguen mucho antes de la hora programada para encontrar aparcamiento en una zona complicada y acumular personas en las salas de espera. “Aparcar aquí es un problema, y había gente que si tenía visita a las 11 de la mañana, llegaba dos horas antes para tener sitio y se esperaba dentro”, explica Davins.

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Las rápidas visitas del RutiCar buscan tres cosas. “Comprobar el estado de la batería del marcapasos, el de los cables, y ver si hay alguna arritmia”, explica Villuendas. Una vez recogida la información del dispositivo, esta se registra automáticamente en la nube digital para que el personal del centro evalúe los resultados un o dos días más tarde, y se informe al paciente por teléfono. “Hemos pasado de un formato más analógico a un formato digital”, resume el cardiólogo.

La aceptación colectiva plantea al hospital nuevos retos. “Existe la posibilidad de crear otros puntos externos como este para realizar otras pruebas diagnósticas como PCR, vacunaciones, detección antígenos”, avanza Davins. “La idea es que este espacio sea permanente. También se puede utilizar para la recogida de preparaciones o procedimientos diagnósticos. Así evitamos colas y esperas en el interior del hospital”.

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