Cataluña pide el estado de alarma para decretar el toque de queda ante la “grave” situación epidemiológica

El Govern reclama mantener las competencias para tomar decisiones. La comunidad ha registrado más de 5.000 casos este viernes

Terraza recogida de un bar cerrado en Barcelona este viernes.David Zorrakino (Europa Press)

La Generalitat de Cataluña ha pedido al Gobierno de Pedro Sánchez que declare el estado de alarma en la comunidad tras la “gravísima” situación epidemiológica que azota a Cataluña. En la línea con lo acordado con otras comunidades, el Govern ha solicitado un estado de alarma “descentralizado”, donde las competencias y la toma de decisiones siga en manos de Cataluña. Con la curva de contagios disparada —este viernes comunicó más de 5.000 nuevas infecciones y tiene una incidencia acumulada a 14 días superior a 450 casos por 100.000—, el plan del Ejecutivo catalán es pedir el estado de alarma par...

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La Generalitat de Cataluña ha pedido al Gobierno de Pedro Sánchez que declare el estado de alarma en la comunidad tras la “gravísima” situación epidemiológica que azota a Cataluña. En la línea con lo acordado con otras comunidades, el Govern ha solicitado un estado de alarma “descentralizado”, donde las competencias y la toma de decisiones siga en manos de Cataluña. Con la curva de contagios disparada —este viernes comunicó más de 5.000 nuevas infecciones y tiene una incidencia acumulada a 14 días superior a 450 casos por 100.000—, el plan del Ejecutivo catalán es pedir el estado de alarma para poder aplicar un toque de queda sin necesidad de recurrir a los tribunales. “La situación es extremadamente grave y nos recuerda demasiado a lo que pasamos en el marzo. No nos lo podemos permitir”, ha explicado este viernes el presidente de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès, tras una reunión extraordinaria del Consell Executiu.

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Inicialmente el Govern quería esperar hasta el próximo martes antes de tomar nuevas medidas restrictivas. Este plazo tenía que servir para evaluar las restricciones ya adoptadas, como el cierre de bares y restaurantes la semana pasada. Pero todo se ha acelerado las últimas horas con el empeoramiento de los datos epidemiológicos y la cascada de peticiones de estado de alarma que llegan desde varias comunidades, incluida la del presidente vasco, Íñigo Urkullu, que ha pedido al Gobierno central un estado de alarma en todo el país con mando autonómico compartido. De hecho, Aragonès ha revelado que ha hablado este mediodía con Urkullu y han coincidido en la necesidad de un estado de alarma descentralizado.

El plan del Ejecutivo catalán es decretar, en cuanto se declare el estado de alarma, un toque de queda nocturno para reducir la movilidad y la interacción por las noches. Aragonès ha asegurado que ha trasladado la petición al Gobierno de Sánchez de que el estado de alarma tiene que ser “descentralizado” y la Generalitat “la única autoridad competente” para tomar decisiones y la respuesta, ha dicho, fue “positiva”. El Govern no ha concretado las horas del toque de queda, aunque fuentes de Salud indican que, previsiblemente, será entre las 22.00 y las 6.00.

Según fuentes del Govern, la decisión de solicitar el estado de alarma partió esta misma tarde de la cúpula del Departamento de Salud, que ya llevaba días estudiando los mecanismos jurídicos disponibles en el caso de necesitar aplicar medidas restrictivas más duras, como el toque de queda. Aunque algunas voces señalan que la decisión partió de Junts per Catalunya y del entorno del expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, fuentes del Govern confirman que fue la consejera de Salud, Alba Vergés, la que, tras una reunión con su equipo, trasladó la propuesta al presidente en funciones, Pere Aragonés, quien se encargó de transmitirla al resto del Govern durante la reunión extraordinaria en el Palacio de la Generalitat.

El Ejecutivo catalán siempre ha sido reacio a aplicar el estado de alarma, alegando que la toma de decisiones correspondía al Govern, que conoce el territorio y la realidad epidemiológica de Cataluña, y no podía venir dictado desde el Ministerio de Sanidad. De hecho, el encaje jurídico del toque de queda —una medida que ya han anunciado varias comunidades y, según los juristas, debería aplicarse bajo un estado de alarma— ha sido una de las trabas que puso ayer la consejera de Salud, Alba Vergés, en el Consejo Interterritorial de Sanidad para aplicarlo. Vergés aseguró entonces que iba a valorar la medida, pero reclamó “herramientas jurídicas para poderlas aplicar cuando el Govern decida aplicar medidas de restricción de la movilidad”.

Para justificar la petición del estado de alarma, la portavoz del Govern, Meritxell Budó, ha defendido que esta es “otra herramienta” diferente a la medida aplicada en marzo. Budó ha justificado que no se trata de un estado de alarma “unilateral”, decretado por el estado español y “que centralizaba competencias”, sino que ahora “la Generalitat será la autoridad delegada competente en la toma de decisiones”. La portavoz del Ejecutivo catalán ha admitido que el estado de alarma permite “tomar otras decisiones sin esperar al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña”. “Hemos tomado esta decisión porque los datos sanitarios nos dicen que tenemos que actuar de forma urgente”, ha dicho.

Pese al toque de queda, Aragonès ya ha avanzado que, por ahora, el cierre de la restauración que aplicó Cataluña la semana pasada seguirá vigente y no se levantará, como sugirió ayer el consejero de Interior, Miquel Sàmper. Las medidas, ha explicado, son complementarias y están todas dirigidas a rebajar la interacción social y la movilidad, dos de los factores de más riesgo de contagio. De hecho, Aragonès no descarta tener que hacer uso del estado de alarma para aplicar más limitaciones, desde cierres perimetrales hasta restringir la movilidad entre grupos de convivencia. Esta herramienta juridíca, ha dicho, también servirá para agilizar la puesta en marcha de otras decisiones, como “habilitar que estudiantes de enfermería pueden realizar tareas en los hospitales”.

Cataluña ha registrado un aumento de 5.403 casos con respecto al recuento del jueves, la primera vez que se supera la barrera de los 5.000, aunque no se puede comparar con las cifras de marzo, ya que actualmente se confirman muchos más casos gracias a la realización de las pruebas PCR. Las cifras, según ha reconocido Vergés, muestran “un nivel de transmisión comunitaria muy alto”. Los datos de contagios que se comunican diariamente no corresponden solo a los contagios del día anterior, sino que añaden casos que no habían sido registrados en días pasados. En cualquier caso, la incidencia sigue disparada y se sitúa en 456 casos por 100.000 habitantes en 14 días.

Ninguno de los indicadores presagian un cambio en la curva epidémica, que lleva varios días desbocada, con las nuevas infecciones duplicadas en apenas 15 días. De hecho, la velocidad de expansión del virus (la Rt, que mide a cuántas personas contagia, de media, un positivo) se sitúa en 1,46. Es decir, que por cada 100 nuevas infecciones se producen otras 146. “Es una cifra altísima. Esto significa que la transmisión seguirá creciendo en los próximos días”, ha valorado Vergés en una rueda de prensa posterior.

Para la consejera de Salud, Alba Vergés, el fuerte crecimiento de contagios de los últimos días refleja que “el virus se está transmitiendo de forma intensa y generalizada por todo el territorio”, y que esto se está traduciendo en un incremento de la presión sobre los centros sanitarios en los últimos días. Y lo ha ejemplificado en que el 80% de las UCI ya está ocupadas, siendo el 40% de esa ocupación los pacientes con covid-19 (hace unas semanas eran el 20%), informa Ivanna Vallespín. Hay 1.698 personas con covid-19 ingresadas en los hospitales catalanes, casi 300 en cuidados intensivos.

Reducir la interacción social

Vergés ha reconocido este viernes que la sociedad está “cansada y no acepta tan bien las restricciones”. Pero ha insistido en la necesidad de reducir al máximo la interacción social para evitar que siga en aumento la transmisión del virus. En este sentido, ha destacado que todavía es pronto para valorar la medida de cerrar bares, restaurantes, reducir el aforo en los comercios y suspender competiciones no profesionales.

“No podemos contestar ahora si vamos a mantenerlos cerrados”, ha dicho la consejera sobre los bares, y luego ha añadido: “Vienen semanas muy duras, y es muy importante que llevemos la delantera, no que vayamos reaccionando en función de cómo avanza la pandemia”. En este sentido, tampoco ha descartado aplicar un toque de queda de 22h a 6h: “Si llegamos a un punto en que es necesario, lo haremos”, ha dicho, aunque ha matizado que se trata de “una medida más” que evitaría encuentros sociales nocturnos, pero que se tiene que sumar a otras medidas que controlen los contagios durante el día. Vergés también ha instado a las empresas a liderar la realización del teletrabajo siempre que sea posible, aunque no ha aclarado si el Govern podría obligar a ello.

Todas estas medidas, ha explicado la consejera, son diques de contención para no volver a una situación en la que la única solución sería un estado de alarma y un confinamiento total. “Desearía tanto no tener que llegar al punto de un nuevo confinamiento, y que como sociedad no llegáramos. Pero si tenemos que hacerlo se hará, y la mejor manera de evitarlo es que el virus se transmita menos", ha insistido.

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