La obligación de tener que elegir

‘Somnàmbuls’, una divertida e inteligente crítica a la institución de la pareja, abre la temporada del Escenari Brossa

Los tres protagonistas se lo pasan en grande actuando.Escenari Brossa

Un texto intensísimo, milimetrado, de aquellos que, en un tercer acto sorprendente, va atando cabos hasta dejar armada una crítica divertida, cercana y feroz de la institución de la pareja a través la puesta en duda uno de los tópicos sociales acerca de la vida sentimental: “tres son multitud”. En Somnàmbuls (hasta el 4 de octubre), Llàtzer Garcia ha hacho la dramaturgia a partir de la obra Design for living, de Noël Coward, a quien califica hijo natural de Oscar Wilde: un autor irónico, duro, divertido, muy vivo y plagado de sentencias críticas (“Pienso demasiado en mí misma a t...

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Un texto intensísimo, milimetrado, de aquellos que, en un tercer acto sorprendente, va atando cabos hasta dejar armada una crítica divertida, cercana y feroz de la institución de la pareja a través la puesta en duda uno de los tópicos sociales acerca de la vida sentimental: “tres son multitud”. En Somnàmbuls (hasta el 4 de octubre), Llàtzer Garcia ha hacho la dramaturgia a partir de la obra Design for living, de Noël Coward, a quien califica hijo natural de Oscar Wilde: un autor irónico, duro, divertido, muy vivo y plagado de sentencias críticas (“Pienso demasiado en mí misma a través de los demás”; “focalizar quiere decir renunciar”; “le habían enseñado que en esta vida hay que escoger”…).

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Laura, Genís y David se conocieron una nochevieja. Las convenciones sociales convirtieron a los dos primeros en pareja (dejando colgada a una de las tres patas de aquella amistad) en una relación que esas mismas convenciones desgastaron. E irrumpió David en la cama de Laura… Seguir estirando del hilo ya sería hacer spoiler. Los tres actores, Laura Pujolàs, Genís Casals y David Marcé, con la complicidad del técnico e, incluso, del público, hacen suyo el escenario y la entera sala con interpretaciones creïbles y reconocibles en todo momento, canciones, divertidas coreografías, atrevidos cambios de vestuario, muchos silencios perturbadores y alguna cogorza (“ratafía es una palabra bien extraña, cuando la miras de cerca”, dice en un momento David, recordando a Sergi Pons Codina y su novela Dies de ratafia).

El desarrollo de la obra es un ejercicio dramatúrgico delicado en sus tres actos, porque cualquier cambio en uno de ellos, como la mariposa que vuela en tu jardín y genera un huracán en Japón, puede deshilachar la trama, que encaja a la perfección. Los flashbacks ayudan a comprender a la perfección a cada uno de los personajes con los que, de una manera u otra, se llega a empatizar. Quedan en el aire todas las preguntas con respuestas incómodas que nos gustaría aceptar y asumir. Pero eso es una cuestión social y, a la vez, de cada cual. La mayoría de la gente, como suele pasar, al salir del teatro se olvida de ciertos planteamientos y, con una sonrisa en la cara (eso sí), se aleja de las tablas y de las preguntas que le han hecho disfrutar durante una hora y media que ha pasado volando.

El Brossa contra los fascismos

Somnàmbuls es una de las piezas que se cancelaron a causa de la pandemia y que Escenari Brossa, de luto por el fallecimiento de su cofundador Hermann Bonnín el día 25, recupera esta temporada, de la que ya ha presentado la programación de otoño. También recuperará en este periodo Correpondència, de Jordi Casado, que ganó la beca Carme Montoriol. Bajo el lema #ContraElsFeixismes se engloban El metge de Lampedusa, con Xicu Masó, una coproducción del Teatre Lliure sobre el drama de los refugiados que llegan a aquella isla italiana; Equus, de Peter Schaffer, una adaptación de la compañía Cop de Teatre; Mort a les cunetes, de David Pintó, una compilación de vivencias de víctimas del franquismo; Sobre la tirania, que adapta el libro On Tyranny sobre las lecciones de la Holocaust aplicadas a la democracia del siglo XXI; Carrer de Txernòbil, que explica las vivencias de la mujer de un bombero muerto al accidente nuclear, y la desgarradora Infanticida, que pudimos ver en enero en la sala Atrium, una dramaturgia de Marc Rosich con música de Clara Peya sobre la obra de Víctor Català y que forma parte del festival de teatro RBLS.

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También podremos ver -con la etiqueta #Segell, que distingue a compañías que ya han pasado otras veces per el teatro del Born, como Dei Furbi, que recupera Oklahoma- una interpretación libre de la obra de Kafka El desaparecido y que fue estrenada en el Grec. Bajo la inspiración de Brossa, veremos Poder voler sortir, un relato escrito por Albert Mestres durante el confinamiento; el osado y divertidísimo burlesque Laberint Striptease, que Roberto G. Alonso ha estado representando, casi clandestinamente en su estudio durante tres temporadas, y Brossa és Brossa, una pieza de la compañía Pinya Bausch que se creó para interpretar vía Zoom y que ahora da el salto al escenario físico.

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