Un 20% de las 44.463 personas atendidas por los servicios sociales de Barcelona no los habían necesitado antes del covid
El reparto de comidas ha crecido un 88% desde el inicio de la pandemia
Un 20% de las 44.000 personas que han acudido a los servicios sociales del Ayuntamiento de Barcelona por la crisis del covid-19 desde el pasado mes de marzo no lo habían hecho antes o no habían vuelto a ellos durante el último año. Se trata de uno de los datos que evidencia la factura social y económica que está dejando la pandemia en la capital catalana. Unas carencias que tienen el rostro de mujer mayoritariamente, ya que representan el 70% de las personas atendidas y de mediana edad: entre los 31 y los 50 años. ...
Un 20% de las 44.000 personas que han acudido a los servicios sociales del Ayuntamiento de Barcelona por la crisis del covid-19 desde el pasado mes de marzo no lo habían hecho antes o no habían vuelto a ellos durante el último año. Se trata de uno de los datos que evidencia la factura social y económica que está dejando la pandemia en la capital catalana. Unas carencias que tienen el rostro de mujer mayoritariamente, ya que representan el 70% de las personas atendidas y de mediana edad: entre los 31 y los 50 años. Las principales demandas de las ayudas han sido de alimentación, hacer frente al pago de alquileres y los servicios esenciales, según el Ayuntamiento de Barcelona.
De acuerdo con esa radiografía municipal, cada una de las personas atendidas ha recibido 2,3 atenciones sociales. En total, los servicios municipales han realizado 104.000 actos, entre las atenciones presenciales, las valoraciones telefónicas y las visitas a domicilio. “Se han dimensionado los servicios sociales y se ha conseguido que el tiempo de espera de la primera atención social en el mes de julio sea de seis días frente a los 18 en el mismo período del año pasado”, ha explicado la teniente de alcalde de Derechos Sociales, Laura Pérez.
Sin embargo, algunas entidades sociales y vecinales criticaron en la época más dura del confinamiento- los meses de marzo y abril- al dispositivo municipal porque entendían que habían desaparecido del territorio con el cierre de parte de las oficinas de atención en los distritos: “Se hicieron planes de contingencia desde el primer momento con equipos que trabajaban de manera alterna, algunos en centros abiertos y otros telefónicamente. Otra cosa que pudo pasar es con la llegada por primera vez de las personas al sistema. Pero se han atendido a todas”, ha asegurado Sonia Fuertes, comisionada de Acción Social del consistorio.
La presión de las ayudas de emergencia alimentaria han disminuido y el consistorio ha pasado de repartir 11.000 comidas diarias - incluidas los repartos de bolsas en los momentos más duros- a 7.000, niveles similares antes de la pandemia, probablemente por la vuelta al trabajo de la economía informal de los que llegaron a requerir de esa ayuda básica en los meses del confinamiento total. “Se trata de economías muy débiles y frágiles a las crisis por lo que no se puede dar por cerrado, ni mucho menos, los efectos de la pandemia. Hará falta ver qué pasa con la destrucción de empleo en los próximos meses especialmente en el sector turístico y servicios al que está asociada gran parte de la economía informal”, ha comentado la teniente de alcalde.
En cualquier caso, el servicio de ayuda de alimentos ha crecido un 88% respecto a los niveles anteriores a la crisis sanitaria. El consistorio colaborará con 57 entidades y asociaciones que han mantenido dispositivos extraordinarios de alimentación, muchas de ellas a pie de calle, y en setiembre recibirán ayudas por un total de 600.000 euro , distribuidos en cantidades que oscilarán entre los 2.000 y los 15.000.
Entre marzo y junio, se ha otorgado 18.760 ayudas de emergencia por valor de 8 millones de euros, valores muy superiores a los del mismo periodo del año pasado que fueron de 7.558 ayudas por valor de 3.9 millones de euros.