Alumnos ante los exámenes y sin refugio de estudio
Los jóvenes preparan el fin de curso con bibliotecas cerradas, habitaciones sin escritorio o compañeros de piso ruidosos
Ana Barrio se tuvo que montar un estudio alternativo en un cuarto donde tenía un gimnasio que no utiliza. La joven, de 24 años, cursa Medicina en la Universidad de Barcelona (UB) y normalmente repasa en la biblioteca de su facultad. Ahora, a causa de la emergencia sanitaria, se prepara para los exámenes finales en su hogar, donde vive con sus padres y le cuesta “mucho más concentrarse”. “Hacen menos ruido y ta...
Ana Barrio se tuvo que montar un estudio alternativo en un cuarto donde tenía un gimnasio que no utiliza. La joven, de 24 años, cursa Medicina en la Universidad de Barcelona (UB) y normalmente repasa en la biblioteca de su facultad. Ahora, a causa de la emergencia sanitaria, se prepara para los exámenes finales en su hogar, donde vive con sus padres y le cuesta “mucho más concentrarse”. “Hacen menos ruido y tal pero es imposible, tampoco van a estar sin hacer nada”, comenta.
La situación de Barrio se repite, muchos alumnos que normalmente suelen estudiar fuera de casa han tenido que modificar sus rutinas. Algunos ni siquiera tienen un escritorio en sus habitaciones, otros comparten espacios comunes con compañeros de piso que teletrabajan con videollamadas. Se han quedado sin su refugio de tranquilidad.
La italiana Laura Adami, de 24 años, estudia un máster en Ciudadanía y Derechos Humanos en la UB. La etapa final de su programa se avecina y con ello la entrega de ensayos y de su tesis. Su cuarto es muy pequeño y no tiene mesa. “Muchas veces, cuando tomaba clases o tengo que concentrarme más, voy a la habitación de mi compañero de piso que me la deja cuando quiera”, señala. Cristina Díaz, de 26 años, ha tenido que adaptarse por su parte para el proyecto final de su máster en Arquitectura, que cursa en la Universidad Politécnica de Barcelona. En lugar de una presentación física lo explicará virtualmente con una amiga, algo que no han hecho durante todo el curso: “Voy alternando dependiendo de lo que necesite. A veces, como mis compañeras de piso trabajan desde casa, comparto el salón”, describe.
Si las salas de estudio de las bibliotecas municipales retomasen sus actividades, algunos contemplarían acudir a estos lugares. Otros no, porque dicen que ya han cogido una rutina y piensan que sería difícil encontrar espacios disponibles. Muchos, además, terminarán sus pruebas en los próximos días y consideran que ya no tiene sentido. “Yo no movería mi dinámica hasta después de verano. Por el tema del ajetreo de sacar cita previa y todo, es muy complicado. Llegaría a un punto hasta de ser estresante”, menciona Paul Silva, alumno del máster en Project Management de la EAE Business School. Fuentes del Ayuntamiento de la capital catalana informan de que aún no tienen una fecha prevista para la reapertura de estas instalaciones en la ciudad, aunque detallan que “se está trabajando para hacerlo lo antes posible”.
Preparar oposiciones
La situación también afecta a los que ya no asisten a las instituciones académicas. A Sergio Fernández le resulta “frustrante no poder concentrarse en casa”. Se prepara para una oposición para trabajar en Hacienda; su examen era en marzo pero se lo aplazaron a septiembre. “Hay que repasar más que cuando estaba en mi grado”, apunta Fernández, de 26 años. Destaca que revisa todos los días cuándo abrirán las salas de estudio de las bibliotecas porque asevera que la pandemia ha sido un “problema muy grande” para personas en su situación. En cuanto reanuden sus servicios habituales, será seguro uno de los primeros en utilizarlas. “No puedo organizarme, no estoy cumpliendo ninguno de los objetivos que tenía”, lamenta.
“Las escuelas no habrían sido lo primero en cerrar”
La consejera de Salud de la Generalitat, Alba Vergés, afirmó este sábado que si hay un rebrote de casos de coronavirus cerrar las escuelas no va a ser una de las primeras decisiones a tomar, y añadió: “Sabiendo lo que sabemos ahora, cerrar las escuelas no habría sido lo primero”. En Cataluña los colegios se cerraron el viernes 13 de marzo, antes de decretarse el estado de alarma.
“En esos momentos los expertos consideraron que era una medida lógica”, declaró Vergés en Rac1, donde afirmó que los niños y niñas no son vulnerables al virus, que la escuela es un espacio muy seguro y que los profesores sí deben tomar medidas.
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