Barcelona estrena la fase 0 intermedia con una apertura desigual del comercio
Un 80% de las tiendas de los ejes comerciales abren frente a un centro con persianas bajadas
Barcelona ha reabierto los comercios, tras más de dos meses de cierre por la declaración del estado de alarma, a dos velocidades. Las tiendas de menos de 400 metros o las de más superficie que podían delimitar esa extensión como tope podían abrir este lunes, sin necesidad de cita previa, ...
Barcelona ha reabierto los comercios, tras más de dos meses de cierre por la declaración del estado de alarma, a dos velocidades. Las tiendas de menos de 400 metros o las de más superficie que podían delimitar esa extensión como tope podían abrir este lunes, sin necesidad de cita previa, al pasar Barcelona a la fase cero intermedia del plan de desescalada. El resultado ha sido que los ejes comerciales de los distintos barrios han abierto al 80% frente a un panorama generalizado de persianas bajadas en la zona centro de la capital. El pulso se está recuperando más en las calles de los barrios frente a una zona central que acusa la inexistencia del turismo, ese que forzó el éxodo de los residentes.
En el paseo de Gràcia y la Rambla de Catalunya la apertura comercial ha sido desigual. Mientras que las firmas de lujo, en general, estaban cerradas, empresas como Mango, Oysho o Uterqüe han decidido abrir. En todas ellas se ha repetido casi la misma escena: una empleada saluda a la entrada, donde se han colocado dispensadores de soluciones hidroalcohólicas y guantes. La gente –la mayoría mujeres de mediana edad– entra con cierta cautela. Todas con mascarilla. Las hay que dicen que no se prueban nada. “Eso ya lo haremos más adelante. Si me gusta algo lo cojo y ya está”, dice una clienta. “Se puede tocar?”, pregunta otra. En otra tienda cercana, una empleada toma la temperatura a todo el que entra.
“Antes de abrir hemos desinfectado todo y todas las prendas han sido planchadas una a una con las vaporetas”, explica una trabajadora del Mango de Paseo de Gràcia. Sin duda, la vaporeta se va a convertir en un objeto habitual, como los letreros de la obligatoriedad de mantener una distancia de dos metros. “Si se prueban algo y no lo compran les pasamos la vaporeta", apunta una de las seis trabajadoras que se han reincorporado de una plantilla de 20.
No hay aglomeraciones de clientes en ninguna tienda. La variedad habitual de idiomas en los comercios del centro de Barcelona ha desaparecido frente al catalán y el castellano: “Eso sí que es todo un cambio”, comenta una dependienta de System Action en Portal del Àngel, casi la única abierta en ese eje. Las grandes tiendas del sello de Amancio Ortega no han abierto y lo mismo han decidido otras de las grandes, como H&M o Uniqlo, con lo que la esquina de Paseo de Gràcia y Gran Via es la de cierre total.
Frente al panorama generalizado de persianas bajadas en Portal del Àngel, Porta Ferrisa y la parte inferior de Rambla de Catalunya y La Rambla, la actividad comercial ha recuperado el pulso en los ejes comerciales. Según la Fundación Barcelona Comerç, que agrupa a 5.000 comercios en 23 ejes de la ciudad, el 80% han abierto, aunque en algunos barrios se ha llegado al 90%, lo más populares: Poble Nou, Poble Sec, Cor d’Horta y Nou Barris.
Comertia, que agrupa 66 cadenas de retail de empresas catalanas, también apunta un buen día de inicio. “Tenemos buenas sensaciones porque prácticamente ha abierto el 90%. Se respira ganas de intentar volver a la normalidad. La gente tiene ganas de socializar y el comercio de proximidad ejerce, también, esa función”, explica David Sánchez, presidente de Comertia. Muchas de las firmas de retail y otras de comercio de proximidad de moda de los barrios ya llevaban una semana de venta con cita previa, por lo que, de alguna manera, ya se habían preparado.
Sin descuentos
La animación se nota en unas calles con más personas paseando, mirando escaparates y entrando a curiosear o a comprar. “Esto ya es otra cosa, hay más vida. A ver si nos vamos animando poco a poco”, comentaban dos amigas mirando tiendas en el eje de Gran de Gràcia. La mayoría de los comercios de esa zona que han abierto lo han hecho sin descuentos especiales, con la ropa de primavera y un avance de la de verano. “Hemos retirado todo lo que teníamos de rebajas de invierno que es como cerramos en marzo. No creo que hagamos descuentos inmediatamente”, explicaban en una zapatería de esa calle en la que además de los guantes, a todo el que se prueba un zapato tiene que utilizar un calcetín de plástico que luego se tira. No hay rebajas como tal en los ejes de Barcelona Comerç pero sí hay comercios que ofrecen promociones especiales.
Los establecimientos de más de 400 metros que han abierto delimitando ese máximo han sido una minoría. Uno de ellos, por ejemplo, es el Decathlon de Gran de Gràcia donde hay una parte de la tienda que está cerrada y la atención de los empleados es casi individualizada por cliente que entra porque no se deja tocar el género y tampoco se permite probar la ropa. También han modificado un poco la distribución de espacios para garantizar más distancia entre clientes.
El comercio aguardaba como agua de mayo poder reabrir porque dos meses de cierre les ha abocado a situaciones muy complejas, tal como llevaban insistiendo en las últimas semanas ante la Generalitat. Con algunas zonas de negocio especialmente perjudicadas por la caída del turismo, que puede abocar al cierre en un 35% de las tiendas, según una encuesta de Barcelona Oberta.
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