El PSOE andaluz se resetea
El partido ve en el resultado del 23-J un punto de inflexión para recuperar la Junta que pasa por ahondar en el desgaste de Moreno, consolidar a su líder y contraponer los modelos de gobierno progresista de sus Diputaciones
“Voy a estar mucho en Andalucía en los próximos meses, querido Juan”. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se dirigía así al líder de los socialistas andaluces, Juan Espadas, en el acto de arranque del curso político en Málaga el sábado pasado. Desde 2012, ese territorio, que siempre había sido el caladero de votos de la formación, el PSOE no había dejado de perder apoyo electoral, hasta el punto de que,...
“Voy a estar mucho en Andalucía en los próximos meses, querido Juan”. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se dirigía así al líder de los socialistas andaluces, Juan Espadas, en el acto de arranque del curso político en Málaga el sábado pasado. Desde 2012, ese territorio, que siempre había sido el caladero de votos de la formación, el PSOE no había dejado de perder apoyo electoral, hasta el punto de que, tras la mayoría absoluta de Juan Manuel Moreno en las autonómicas de 2019 se había empezado a hablar de un cambio sociológico en Andalucía hacia la derecha. En las generales, sin embargo, y aunque el PP volvió a ganar en la región por tercera vez consecutiva , el PSOE pudo hacer de dique de contención y, pese a que perdió dos diputados respecto de 2010, pudo limar unos escaños, que en Génova daban por seguros, impidiendo a Alberto Núñez Feijóo garantizarse la investidura. Engrosar ese músculo, que muchos creían desinflado, forma parte de la futura estrategia socialista, siempre que primero, eso sí, se solvente la incertidumbre de la investidura.
“No es casual lo de Pedro, no es casual que diga que quiere venir más por Andalucía. Es una plaza que el PSOE quiere recuperar, igual que ha pasado con Cataluña y el PSC”, señala un alto dirigente de la formación en Andalucía que estuvo presente en el mitin de Málaga. Los socialistas andaluces interpretan los resultados de las generales —en los que quedaron a 100.000 votos del PP― como el punto de inflexión, el suelo a partir del que seguir creciendo hasta recuperar la Junta de Andalucía. En ese camino los socialistas fían buena parte de sus posibilidades al desgaste del distintivo de moderación del presidente andaluz, a la consolidación de la figura de su propio líder, tanto en lo personal como a nivel orgánico y parlamentario, y en hacer bandera de las políticas progresistas que puedan ejercer desde las dos principales instituciones en las que gobierna en PSOE —las Diputaciones de Sevilla y Jaén― frente a las que desarrollen la Junta y los ayuntamientos de las ocho capitales de provincia, en manos del PP.
Las pasadas elecciones generales rompieron con la querencia de ausencia de movilización de las bases socialistas y la provincia de Sevilla recuperó el emblema de bastión del PSOE, convirtiéndose en la única en la que el partido ganó el 23-J, después de haberse tambaleado en las autonómicas, donde el PP de Moreno arrasó en el territorio, que por primera vez votó mayoritariamente a la derecha. “El corazón de Andalucía no se mueve si el PSOE de Sevilla no late”. Esta es una afirmación que lleva a gala el secretario general de los socialistas en esa provincia, Javier Fernández, alcalde de La Rinconada ―uno de los más votados en el 28-M― y que desde principios de julio también es presidente de esa Diputación.
Fernández reconoce que los pactos entre el PP y Vox fueron determinantes en esa reactivación del electorado socialista, pero insiste en que, en el caso de Sevilla, es “cuando el simpatizante empieza a creerse que puede ganar”, cuando los votantes se movilizan. Esa situación de euforia se extiende al resto de los socialistas andaluces. “Veníamos de palos muy dolorosos, pero hemos demostrado la capacidad de resiliencia del PSOE en Andalucía”, señala el alto cargo consultado. “El 23-J ha sido un punto de inflexión, pero para devolver la ilusión y volver a intentar ganar en Andalucía necesitamos más cosas”, advierte el presidente de la Diputación sevillana. “Necesitamos más proyección del mensaje, construir un proyecto nítidamente de alternativa en Andalucía y consolidar la figura de Juan Espadas”, defiende otro miembro de la cúpula del partido.
Sin debate en torno al líder
Dos años después de que ganara las primarias a Susana Díaz, la percepción generalizada es que Espadas no estaba asentado como líder en el seno de su propio partido. Sin embargo, el espaldarazo de Sánchez el pasado sábado y las palabras de la secretaria de Organización y cabeza de lista del PSOE por Sevilla, la ministra en funciones María Jesús Montero, arropando al dirigente andaluz —”vamos a trabajar sin descanso para que seas el próximo presidente de Andalucía”, dijo— se consideran en la cúpula de la formación regional como “un reconocimiento de los resultados en Andalucía y a su secretario general”. Fuentes del PSOE andaluz reconocen que en este tiempo el antiguo alcalde de Sevilla no se ha rodeado de un equipo compacto y sólido —”tiene que pasar de tener 10 grupos, uno para cada cosa a tener uno único y fuerte que pueda transmitir las ideas fuerza con solvencia y agilidad”, sostienen— y que aún le falta incrementar su grado de conocimiento entre los votantes. “La gente esperaba un poquito más de Juan, pero es que él es como los coches de gasoil, que tiene más aguante y capacidad, nunca ha brillado en las primeras batallas, pero tiene que ser más incisivo”, señala un veterano dirigente del PSOE sevillano. “Cuando se asiente el Gobierno en Madrid, hay que ver cómo se hace notar más con los compañeros de partido y en el Parlamento. Los andaluces tienen que verlo como un referente”, añade otro alto cargo del partido. Todos coinciden, no obstante, en la necesidad de mantener la figura de Espadas al frente de la formación. “Ahora mismo no tiene sentido abrir ese debate, cuando el PSOE está recuperando el apoyo de los ciudadanos y recortando las diferencias con el PP”, dice una de las fuentes consultadas. “Hay proyecto de futuro con Juan, meternos en otro lío sucesorio ahora sería contraproducente”, sostiene otro interlocutor.
Al PSOE-A le quedan tres años para afianzarse como alternativa. Sus dirigentes creen que los tiempos —que pasan indefectiblemente por que Pedro Sánchez se mantenga en La Moncloa― y el tablero político ahora mismo acompañan la estrategia de recuperación del PSOE andaluz. Una senda que pasa por ahondar el desgaste del presidente de la Junta. “Estamos empezando a visualizar que se está desinflando el efecto Moreno Bonilla. A la gente hay que ilusionarla permanentemente y la confrontación constante con el Gobierno de España, la situación de la atención primaria, que es un desastre absoluto, y sobre todo el ridículo manifiesto que ha hecho con Doñana, empiezan a pasarle factura”, enumera Fernández. “Los ciudadanos suelen ser muy generosos con los líderes en las primeras elecciones, pero luego empiezan a exigirles y a rendirles cuentas y Andalucía ha entrado en estancamiento”, sostiene el veterano dirigente consultado.
“Moreno tiene varios frentes abiertos que no le horadan lo suficiente, pero es verdad que no está en la misma situación que hace tres años y que nosotros como adversarios estamos mucho más animados”, sostiene el alto cargo del PSOE-A consultado que reconoce que queda trabajo por hacer desde el punto de vista parlamentario. Pero también en la nueva coyuntura tras el 23-J ven ventajas. “Si Feijóo no consigue la investidura, tendrá problemas y el papel de Moreno será complicado si se abre una guerra interna”, añade este interlocutor.
Además de la batalla en el Parlamento, el PSOE andaluz quiere oponer sus políticas progresistas con las del PP y para ello va a valerse de las dos únicas Diputaciones que gobierna y desde la que puede proyectar sus iniciativas. “Se va a ver el contraste, que son formas distintas de gobernar”, indica el veterano dirigente. “Queremos que se vea que el modelo sevillano es perfectamente exportable, que la gente vea que hay otra forma de gestión que se va a diferenciar, porque nosotros somos de izquierdas y planteamos políticas progresistas. Lo que va a salir de la Diputación va a tener gran diferencia con lo que se ha proyectado hasta ahora en la Junta”, señala Fernández.
Como presidente de la Diputación, ya ha empezado a marcar el paso. Su gestión pasa por ocupar los espacios a los que no lleguen los Ayuntamientos en materia de igualdad, juventud, vivienda, despoblación, sequía, transporte o cambio climático y conseguir limar las desigualdades entre los municipios de ese territorio
Rescatar el voto del centro y afianzar el Sumar andaluz
En el PSOE de Andalucía se considera que buena parte del voto de simpatizantes socialistas que en las anteriores citas electorales se decantó por el líder del PP, Juan Manuel Moreno, empezó a regresar en las generales a la formación y creen que el desgaste del presidente de la Junta puede ahondar en esa tendencia. Varios de los dirigentes consultados consideran que “después de haberse escorado a la izquierda para evitar el sorpasso de Podemos, para aspirar a la mayoría toca trabajar el centro, un voto que ha estado absorbido por Ciudadanos y que ahora se lo ha llevado el PP”. Sin embargo, otros piensan que en un tiempo en el que las mayorías absolutas son excepcionales, la alternativa pasa por reforzar la izquierda del PSOE. “Pactar con ellos es la única manera de poder volver a gobernar la Junta”, sostienen. Un ejemplo evidente y que aún escuece es la alcaldía de Sevilla que se perdió porque las izquierdas concurrieron por separado. La suma de sus votos hubiera otorgado al candidato socialista la opción de gobernar. Algún dirigente aboga por ceder a las formaciones de la confluencia el protagonismo de banderas netamente socialistas como la memoria democrática o materias de igualdad.