El Ejército del Aire enviará dos cazas a Polonia para hacer frente a las incursiones de drones rusos
La contribución española a la operación aliada Eastern Sentry incluye otros tres aviones desplegados en Lituania
El Ejército del Aire y del Espacio desplegará dos aviones de combate en Polonia el próximo mes de noviembre para hacer frente a la amenaza que representan las cada vez más frecuentes incursiones de drones rusos en el espacio aéreo de la OTAN, según fuentes militares. Esta será la contribución más visible de España a la Operación Eastern Sentry (“Centinela Oriental”), que la Alianza Atlántica lanzó el pasado 12 de septiembre, después de que casi una veintena de drones rusos irrumpiesen inopinadamente en Polonia, pero no la única. Dos de los ocho ...
El Ejército del Aire y del Espacio desplegará dos aviones de combate en Polonia el próximo mes de noviembre para hacer frente a la amenaza que representan las cada vez más frecuentes cazas Eurofighter españoles desplegados en la base aérea de Šiauliai (Lituania), en misión de policía aérea, han sido ya asignados a la nueva operación de la Alianza Atlántica, junto con un avión de reabastecimiento en vuelo A400M, también destacado en dicha república báltica. La contribución española sumará en conjunto cuatro aviones de combate y un avión cisterna y operará desde dos países de la OTAN. El envío de los dos cazas a Polonia coincidirá con el relevo del destacamento de Lituania, que sustituirá los actuales Eurofighter por cazas F-18.
España se convertirá así en uno de los principales contribuyentes a la Eastern Sentry, que no solo se limitará a la vigilancia aérea, sino que tendrá carácter defensivo. Con este fin, Francia ha desplegado tres cazas Rafale en la base aérea de Malbork (Polonia), mientras que Dinamarca ha puesto en alerta cazas F-35 en su propio territorio —igual que el Reino Unido— y ha enviado una fragata a patrullar por el Báltico. Alemania y Suecia han anunciado que participarán también, mientras que Italia habría dado marcha atrás, según algunas fuentes, ante la oposición de la Lega de Matteo Salvini, el más prorruso de los socios de gobierno de Giorgia Meloni.
Aunque el lanzamiento de la Operación Eastern Sentry se anunció con gran rapidez, su puesta en marcha ha sido mucho más laboriosa. Las operaciones de defensa aérea requieren una reacción inmediata ante una amenaza inminente, para lo que es imprescindible contar con una cadena de mando única. Sin embargo, el escenario al que se enfrentarán los aviones de combate que operen en el Este de Europa es el de un espacio aéreo fragmentado, en el que los países se muestran muy celosos de ceder su soberanía.
Habitualmente, explican fuentes miliares, los gobiernos se reservan la última palabra a la hora de autorizar el derribo de un dron sobre su territorio, por temor a que la caída de los restos pudiera provocar daños personales o materiales y dar lugar a reclamaciones judiciales o administrativas. A ello se suman las caveats (salvedades o limitaciones de uso) que imponen los países que aportan los aviones, por temor a verse envueltos en un conflicto como consecuencia de una situación que no controlan. Además, hay que encajar las distintas operaciones que la propia OTAN ha ido poniendo en marcha en su Flanco Este, cada una con sus propias reglas. El resultado es un complejo rompecabezas.
La OTAN aún no ha aclarado si la entrada masiva de drones rusos en Polonia fue accidental o intencionada, pero los incidentes que se produjeron en los días posteriores evidencian que no se trató de un hecho aislado, sino que formaba parte de una estrategia de Moscú para poner a prueba la capacidad de reacción y la solidaridad entre los aliados. El 13 de septiembre, las autoridades rumanas denunciaron que drones rusos habían entrado en su territorio, mientras que a finales de mes tres cazas rusos Mig-31 violaron durante 12 minutos el espacio aéreo de Estonia. La OTAN no llegó a activar el artículo 5 del Tratado de Washington, el que prevé la defensa mutua, pero sí el 4, que contempla la celebración de consultas.
La UE ha puesto en marcha un ambicioso programa para proteger su flanco este con un futuro ‘muro antidrones’, pero fuentes militares advierten de que, más allá de desplegar una red de radares que refuercen la vigilancia, es imposible impermeabilizar miles de kilómetros de frontera y evitar la entrada de pequeñas aeronaves que pueden volar a muy baja cota. Los actuales sistemas antidrones están diseñados para proteger centros estratégicos (bases militares, aeropuertos o centrales nucleares), no grandes extensiones de terreno.
El panorama se ha complicado aun más con las incursiones de drones que se produjeron a finales de septiembre en Dinamarca, que obligaron a cerrar sus principales aeropuertos y bases militares. En este caso, las aeronaves no habían cruzado la frontera oriental de la UE, sino que habían sido lanzadas desde buques de la llamada flota fantasma rusa o incluso por infiltrados en el país que ostenta la presidencia semestral de la UE.
Ante la magnitud del desafío, la Operación Eastern Sentry simboliza, según las fuentes consultadas, la voluntad de los aliados de hacer frente de manera conjunta a la amenaza rusa. Además de con el destacamento aéreo desplegado en Lituania y próximamente en Polonia, España contribuye a la defensa del flanco este de la OTAN con los más de 800 militares y tres helicópteros de la brigada multinacional que encabeza en Eslovaquia; otros 600 militares con carros de combate de la brigada dirigida por Canadá en Letonia; y 450 infantes de Marina bajo mando francés en Rumania, además de radares y baterías antiaéreas.