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La creciente red de grupos derechistas que ya junta a PP y Vox mientras sus líderes se pelean

Miembros y figuras vinculadas a los dos partidos cooperan en organizaciones como Atenea, NEOS, Pie en Pared o Familia y Dignidad Humana

A Vox “se le está yendo la pinza”, afirmó este lunes Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, después de haber equiparado al partido de Santiago Abascal con EH Bildu por no acudir a los actos del 12 de octubre. “Fue el PP el que votó en contra de ilegalizar a los herederos del terrorismo”, respondió el líder de Vox. Los observadores coinciden: las dos principales fuerzas derechistas recrudecen su disputa. Y es cierto. Las espadas parecen más en alto que nunca, hay choques a diario, sea por la inmigración, el aborto, el 12 de octubre, ETA o lo que toque. Pero el enfrentamiento es solo una parte...

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A Vox “se le está yendo la pinza”, afirmó este lunes Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, después de haber equiparado al partido de Santiago Abascal con EH Bildu por no acudir a los actos del 12 de octubre. “Fue el PP el que votó en contra de ilegalizar a los herederos del terrorismo”, respondió el líder de Vox. Los observadores coinciden: las dos principales fuerzas derechistas recrudecen su disputa. Y es cierto. Las espadas parecen más en alto que nunca, hay choques a diario, sea por la inmigración, el aborto, el 12 de octubre, ETA o lo que toque. Pero el enfrentamiento es solo una parte de su relación. En contraste con la pelea entre direcciones, constante desde hace más de un año, hay un ramillete de organizaciones, en el friso entre el PP y Vox, en las que colaboran miembros y figuras vinculadas a uno y otro partido.

¿Nombres? Atenea —la última en nacer—, NEOS, España Constitucional o Pie en Pared, entre otras. “Que surjan tantas plataformas demuestra que hay una necesidad” de “unidad” en la “defensa” de valores como “el orden constitucional”, “la propiedad” o “la civilización occidental y cristiana”, explica por escrito Javier Puente, militante del PP, alto cargo del Gobierno de Cantabria y presidente de Familia y Dignidad Humana, una organización antiabortista en la que también hay miembros vinculados a Vox, como su exlíder en Madrid Rocío Monasterio o la número dos de su lista en las municipales en Palma, en Mallorca, Gari Durán.

Las cúpulas de los partidos recelan de estas iniciativas. Quienes más se implican suelen ser figuras secundarias, versos sueltos, veteranos o exdirigentes ahora distanciados de los líderes, como Iván Espinosa de los Monteros, presidente de Atenea. Eso no resta “importancia política” a estos grupos, según Felipe González Santos, investigador especializado en extrema derecha en la Universidad de Londres y en la de Babeș-Bolyai, en Rumania, que las ve como expresiones de una “sintonía ideológica de fondo” que “pone en evidencia la teatralización de la disputa” entre los dirigentes.

“Aunque hoy no parezcan alineados con las estrategias de los dirigentes, estos grupos van generando un estado de opinión que puede ser determinante en el futuro”, señala González Santos, que ha estudiado cómo en Hungría las iniciativas de la sociedad civil han sido “decisivas para marcar el rumbo de la derecha”. Y se apoya en su conocimiento del caso magiar para apuntar a otra cualidad de estos grupos: “Cuando la derecha llega al poder, sus integrantes han alcanzado una notoriedad y tejido unos contactos que los hacen válidos para ocupar cargos, sobre todo si hay necesidad de entendimiento entre partidos”.

Veteranos de Vox, afines a Ayuso

La presentación en septiembre de Atenea, el laboratorio de ideas del exportavoz de Vox en el Congreso, Espinosa de los Monteros, fue en parte una excepción al desdén con el que las direcciones de los partidos reciben estos movimientos. Sobre todo por el PP, representado por su vicesecretario económico, Juan Bravo, y su portavoz adjunta en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo. El perfil de Vox fue más bajo. El único dirigente fue Javier Ortega Smith, distanciado de Abascal. A él se sumaron Rocío Monasterio —esposa de Espinosa de los Monteros— y exdiputados como Víctor Sánchez del Real y Rubén Manso.

El mensaje central de Espinosa de los Monteros es que el PP y Vox deben abrirse a la cooperación a escala nacional. Él predica con el ejemplo. Además de una nutrida representación de antiguos miembros de Ciudadanos, su equipo integra a la vicealcaldesa de Toledo por Vox, Inés Cañizares, y a figuras con trayectoria en el partido como Francisco Contreras, exdiputado, y Ricardo Garrudo, que ha sido líder de la formación en Cantabria y presidente de Denaes, una fundación de prestigio en las filas de la ultraderecha. A ellos se suma Manuel Llamas, exviceconsejero de Economía de Isabel Díaz Ayuso (PP) y director del Instituto Juan de Mariana, de corte ultraliberal. También forma parte de la dirección de Atenea Guadalupe Sánchez, una abogada que ha participado en la defensa legal del novio de Ayuso. Colaboradora de la Cope, participa en un podcast junto a Esperanza Aguirre en el que ha mostrado su inclinación política: “El futuro del centroderecha pasa por una mujer, Isabel Díaz Ayuso”.

De partido en partido

NEOS, fundación presidida por el exministro del PP Jaime Mayor Oreja, comparte objetivo con Atenea: que Feijóo y Abascal “dejen diferencias” a un lado. Es un discurso recurrente de Mayor Oreja, que mantiene una prominente posición en el campo conservador. Admirado por Abascal, forma parte del patronato de FAES, la fundación de José María Aznar. También está en FAES otra dirigente de NEOS, María San Gil, expresidenta del PP vasco. Otros nombres vinculados al PP en NEOS son el ya citado Javier Puente y el exsenador Luis Peral.

Junto a ellos, está en la fundación de Mayor Oreja el exdiputado de Vox Francisco Contreras, a su vez en Atenea. No es raro que dos organizaciones de este avispero compartan miembros. Tampoco que recluten a políticos con currículos que abarcan a distintos partidos. Como José Ramón Bauzá, que fue presidente balear con el PP y europarlamentario con CS y ahora es dirigente de Atenea, el think tank del exportavoz de Vox. O Ignacio Camuñas, integrante de NEOS, que fue ministro con UCD, participó en la fundación de Vox y compartió acto público con Pablo Casado cuando este presidía el PP.

NEOS convierte algunos de sus actos en puntos de encuentro entre el PP —o Nuevas Generaciones— y Vox. Dos ejemplos. El año pasado, reunió en un foro a los líderes de ambos partidos en Cataluña, Alejandro Fernández e Ignacio Garriga, respectivamente. “Muchos nos sentimos felices cuando coincidís”, les dijo desde el atril Mayor Oreja. Este verano, NEOS juntó a Álvarez de Toledo, del PP, con el europarlamentario de Vox Juan Carlos Girauta. Mayor Oreja les recordó que están “obligados a un gran acuerdo en los principios básicos”. Luego expresó su alegría por una reunión celebrada días antes en el Congreso entre Feijóo y Abascal. La concurrencia aplaudió.

NEOS ejemplifica las dos funciones que el politólogo Jaime Bordel, investigador en la Universidad Autónoma de Barcelona, asigna a estas organizaciones: “Crear opinión pública y mejorar las relaciones entre las élites de los partidos”. “Si se da el caso de que PP y Vox sumen mayoría absoluta, pueden tener mucha fuerza a la hora de lanzar a la sociedad el mensaje de que deben gobernar juntos”, señala el coautor del ensayo Salvini & Meloni (Apostroph, 2022). No obstante, añade: “Tampoco sobreestimaría su importancia. Los que deciden son los líderes”.

Juntos a la calle

Girauta, exdiputado de Ciudadanos ahora en Vox, preside Pie en Pared, un grupo dedicado a la “batalla cultural”. Uno de sus puntales es el exdiputado de CS Marcos de Quinto. A él se suman en la dirección, entre otros, Alejo Vidal-Quadras, histórico del PP y figura implicada en el nacimiento de Vox, que la semana pasada se reunió con Feijóo; Miguel Ángel Quintana Paz, director del ISSEP, un centro de difusión de ideas vinculado a hombres clave en Vox como Kiko Méndez-Monasterio; Esperanza Aguirre, expresidenta de la Comunidad de Madrid (PP); Alfredo Timermans, con asiento en FAES; Daniel Lacalle, economista que fue asesor de Pablo Casado; Cristina Casabón, columnista y asesora en la Consejería de Presidencia del Gobierno de Ayuso; o Fran Hervías, también miembro de Atenea, que fue diputado de CS, después fichó por el PP de Casado y hoy es defensor de una alianza PP-Vox.

Tanto NEOS como Pie en Pared forman parte de la Plataforma por la España Constitucional, que reúne a decenas de organizaciones y que en junio trató de buscar el acuerdo entre el PP y Vox para que facilitaran una moción de censura contra Sánchez encabezada por un “jurista retirado”, iniciativa en la que tuvo voz destacada Marcos de Quinto. Otra vez aparece un rasgo típico de estos grupos: el intento de coordinar al PP y Vox. Esa vez no lo lograron. Un mes antes, la plataforma sí consiguió que asistieran dirigentes de alto nivel de ambos partidos —Miguel Tellado, del PP; José Antonio Fúster, de Vox— a una manifestación contra Sánchez en Madrid.

Desde la llamada “foto de Colón” que reunió en 2019 a Casado, Abascal y Albert Rivera, el PP extrema las cautelas en su relación gráfica con Vox. No ha vuelto a haber foto durante una protesta de Abascal con un líder del PP. Eso sí, las organizaciones derechistas han probado su capacidad para convocar manifestaciones a las que acuden dirigentes de ambos partidos. Unión 78, fundada por la expresidenta de UPyD Rosa Díez, convocó una en Madrid contra los indultos en 2021 a la que asistieron Casado y Abascal. Sociedad Civil Catalana, más transversal que el resto de las citadas, hizo lo propio en Barcelona en 2023 con una protesta contra la amnistía del procés en la que participaron Feijóo y Abascal. En ambos casos, sin foto conjunta. Libertad & Alternativa, presidida por Vidal-Quadras, impulsó en 2024 otra manifestación en la capital de España para exigir la dimisión de Sánchez a la que acudieron dirigentes del PP y Vox.

Además del rechazo a Sánchez, otra causa capaz de poner a colaborar a miembros del PP y Vox es el rechazo al aborto. Lo demuestra Familia y Dignidad Humana, grupo que fue presidido primero por la diputada de Vox Lourdes Méndez Monasterio y ahora lo es por Javier Puente, del PP, y en cuya dirección conviven Alejandro Fernández, líder popular en Cataluña, con la ultraderechista Rocío Monasterio.

Aunque la asociación defiende posiciones sobre el aborto mucho más duras que las del PP, Puente no ve conflicto con su partido, puesto que “la defensa de la vida” está en el “ideario” de los populares. En cuanto a trabajar con miembros de Vox, lo considera “una señal de madurez política”. Puente es además miembro de Red Política de Valores, una organización antiabortista internacional que celebró el año pasado una cumbre en el Senado en la que participó él mismo, del PP, junto a representantes de Vox como Ignacio Garriga.

Un anhelo conservador

Juan Francisco Albert, director del centro de estudios sobre radicalismo derechista Al Descubierto, ve en este empeño asociativo la respuesta a una demanda de la base conservadora, donde la mayoría de votantes declaran como fórmula de gobierno preferida una coalición entre ambos partidos, según una encuesta de septiembre de 40dB.

Frente a unas “cúpulas” enfrentadas, hay “segundos espadas” de los partidos que cooperan —expone Albert— porque han interiorizado tanto este extendido anhelo de unidad como la idea de que no está en juego “solo una pugna por el poder”, sino también “por la hegemonía de las ideas”. Pese al alto perfil del PP en la presentación de Atenea, Albert ve este tipo de espacios “radicalizados” más propicios para Vox que para los populares, cuya participación —observa— suele restringirse a perfiles duros de la línea aznarista o ayusista.

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