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La crónica | Feijóo endurece su discurso contra Netanyahu sin atreverse aún con el genocidio en Gaza

El presidente presume de estabilidad al compararse con otros líderes europeos y los cambios de líder en la cúpula del PP

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante la sesión de control celebrada este miércoles en el Congreso de los Diputados.Foto: J. J. Guillén (EFE) | Vídeo: EPV

“Genocidio”. El presidente Pedro Sánchez tardó menos de un minuto de la sesión de control al Gobierno en el Congreso en retar de nuevo al líder de la oposición a que definiese como la ONU y la mayoría de la comunidad internacional ...

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“Genocidio”. El presidente Pedro Sánchez tardó menos de un minuto de la sesión de control al Gobierno en el Congreso en retar de nuevo al líder de la oposición a que definiese como la ONU y la mayoría de la comunidad internacional lo que padece Gaza. Luego remataron la misma estrategia prácticamente todos los demás ministros del gabinete interpelados por el PP. No sucedió. Alberto Núñez Feijóo sabía cuál iba a ser el guion y preparó una intervención dura contra el Gobierno y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, pero rehuyó la palabra genocidio porque la considera una trampa. Cree que Sánchez usa ese drama humanitario, esas “muertes” y esos “bombardeos del Gobierno de Israel” como “una cortina de humo” para tapar su corrupción y la de su entorno. Sánchez replicó que se siente como uno de los presidentes más estables del escenario europeo.

El PP se sabe y reconoce atrapado ante el genocidio en Gaza en un escenario odioso, porque constata que el Gobierno le ha ganado de calle la batalla de ese relato y ha desviado la atención social y mediática de sus problemas judiciales. Y no se atisba una salida a ese callejón. Los portavoces de la dirección popular se muestran hasta molestos cuando comprueban en sus comparecencias ante la prensa o en los debates en el Congreso que los periodistas apenas les preguntan nada más que sobre Gaza, esas matanzas y lo difícil que está siendo entender qué le ocurre ahí al PP. Con ese panorama, complejo, se presentó Feijóo ante la segunda sesión de control al Gobierno de la temporada y volvió a tentar el imposible de girar esa agenda y redirigirla de nuevo hacia la corrupción, “las vergüenzas y los juegos de trileros” del presidente, y otros problemas, para culparle de que los españoles vivan “en una inestabilidad populista”.

Sánchez le pidió en vano a Feijóo que escuche al grupo de trabajo de la ONU que acaba de ratificar que en Gaza se sufre un genocidio y que entienda, como el 82% de los encuestados por el Real Instituto Elcano, que lo que Israel persigue lograr en Gaza es un genocidio. Cómo Feijóo en teoría se había interesado en su pregunta formal por la vulnerable estabilidad del Gobierno, el presidente no desperdició el momento para reseñar que pese a la evidencia de que en sus siete años en La Moncloa jamás ha disfrutado de mayoría absoluta sigue en el poder mientras en Francia ha habido siete primeros ministros, seis en Austria, cinco en el Reino Unido e, incluso, tres mandatarios al frente de la presidencia del PP.

El tema ni era ni se pretendía que fuera la precaria estabilidad parlamentaria del Gobierno en muchas votaciones, pero el presidente sí recordó que han sacado adelante en esas circunstancias 43 iniciativas en el Congreso, más que muchos Parlamentos autonómicos en los que el PP goza de mayoría absoluta, y acaban de revisar al alza hasta el 2,7% las perspectivas de crecimiento del país para el año que viene. Feijóo no cejó y le acusó de presidir el Gobierno más inestable de toda esta etapa democrática y endureció sus mensajes hacia Netanyahu al señalarle como el responsable de “la masacre de civiles en Gaza”, al reconocer que “los civiles palestinos” asesinados en Gaza “no son terroristas” y a evidenciar que la autoridad que bombardea Gaza es “el Gobierno de Israel”.

Pero Feijóo no llegó a mentar el concepto de genocidio ni ninguno de sus sinónimos. Optó por reprocharle a Sánchez que la “organización terrorista de Hamas” le haya felicitado dos veces por su posición de dureza contra el Ejecutivo de Netanyahu y le espetó que utilice el drama de los gazatíes como una mera táctica. El líder popular auguró así que Sánchez les dejará tirados como hizo con los saharauis “al cambiar de opinión en una tarde” sobre las reclamaciones del Sáhara: “Ya le conocemos demasiado, por seguir en el poder usted pactaría hasta con Netanyahu”.

El resto del debate transcurrió sobre lo previsto, con diputados del PP refrescando todos los pormenores de los escándalos judiciales y mediáticos que acechan al PSOE y el Gobierno, con poca esperanza de captar la atención perdida, pero también con otro aviso, el enésimo de Junts al voluble presente y futuro del Gabinete de coalición, al que provoca sudores, nervios e incertidumbre en la mayoría de las votaciones. La portavoz de Carles Puigdemont en el Congreso, Míriam Nogueras, le interrogó al presidente por su opinión sobre la situación política, que es la genérica fórmula elegida por cualquier diputado para introducir el asunto que más le plazca.

Míriam Nogueras no se mueve un milímetro de la advertencia que le planteó hace casi dos años al presidente cuando le permitió continuar en el poder: Junts no está en ningún bloque de investidura y se moverá solo por los intereses de Cataluña y “carpeta a carpeta”. Y fue así cómo en este caso le recriminó a Sánchez que pese a sus buenos augurios sobre el crecimiento y estado de la economía nacional en Cataluña, sin embargo, los autónomos “no llegan al mínimo”. La representante de Junts dejó para el final su pregunta más inquietante: “¿Podrá seguir gobernando?”.

Intervención de la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, durante una sesión de controlFoto: Europa Press | Vídeo: EPV

El jefe del Ejecutivo amagó con desviar la atención al comentarle a Nogueras que en su realidad comparten inquietudes como el problema de la escasez de viviendas. Sánchez era consciente de que el interés de Junts iba por otro lado y terminó asegurando que cumplirá “los acuerdos de Bruselas”, en referencia a los pactos suscritos al inicio de esta legislatura en la capital europea con el fugado Puigdemont. Y por si quedaba alguna duda acabó: “Digo que sí a seguir gobernando”.

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