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La crónica | Feijóo ya tiene otra bandera: la libertad de prensa

El líder del PP acusa al Gobierno de utilizar Telefónica para “influir” en los medios y convierte las relaciones entre el Ejecutivo y el Grupo Prisa en el eje de su ataque a Sánchez, que opta por no contestar

Feijóo, Gamarra y Tellado, este miércoles en el Congreso.Foto: CLAUDIO ÁLVAREZ

Alberto Núñez Feijóo se presentó este miércoles en el Congreso con un renovado temario de oposición. No es que la actualidad no le ofreciese asuntos de sobra: la nueva masacre en Gaza, las negociaciones sobre la guerra de Ucrania, el gasto militar que ...

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Alberto Núñez Feijóo se presentó este miércoles en el Congreso con un renovado temario de oposición. No es que la actualidad no le ofreciese asuntos de sobra: la nueva masacre en Gaza, las negociaciones sobre la guerra de Ucrania, el gasto militar que divide al Gobierno, los acuerdos con Junts para la acogida de menores inmigrantes, el pacto del PP y Vox en Valencia… Pero el líder de la oposición obvió todo eso. Tampoco se acogió a las ya clásicas proclamas de su partido contra la “corrupción sanchista”, ni a esta última derivada sobre los socialistas y la prostitución, que en la misma sesión de control de este miércoles alcanzó su apoteosis cuando el diputado popular Jaime de los Santos tachó al PSOE de “confederación de puteros”. No, Feijóo no se ocupó de nada de eso. El tema más candente del país, según el líder del PP, eran las relaciones entre el Gobierno y el Grupo Prisa, editor de EL PAÍS. Y a eso se dedicó monográficamente, ante el silencio de Pedro Sánchez.

La pregunta de Feijóo a Sánchez registrada previamente tenía uno de esos enunciados que dan para cualquier cosa: “¿Va a ofrecer la información que le demandan los españoles?”. Hubo que esperar a que el líder de la oposición tomase el micrófono, minutos después de las nueve, para descubrir a qué se refería con la tal información:

—Este fin de semana hemos sido informados, primero por un diario francés, después por la mayoría de diarios españoles, de que su ministro de Transformación Digital y su presidente de Telefónica se reunieron en París con una empresa para influir en su favor en el accionariado de un grupo de comunicación español. En nombre de muchos ciudadanos, la pregunta es muy simple: ¿estaba usted al tanto?

Las palabras de Feijóo resultarían enigmáticas fuera de los cenáculos de la capital y del mundo político-periodístico. Sánchez lo ignoró olímpicamente. Y se dedicó a presumir de que ha sido el presidente que más ha comparecido en el Congreso ―34 veces― y que ha aumentado el presupuesto de defensa en 10.000 millones de euros. En la réplica, Feijóo por fin concretó: estaba hablando de las informaciones sobre una disputa entre el Gobierno y el principal accionista y presidente del grupo editor de este periódico, Joseph Oughourlian.

Según publicaron el semanario francés Le Point y El Confidencial, el ministro de Transformación Digital, Óscar López, y el presidente de Telefónica, Marc Murtra, se entrevistaron días atrás en París con directivos del grupo Vivendi, propietario de un 12% de acciones de Prisa, para pedirles que rompiesen con Oughourlian, dueño de un 30%. Esas informaciones aseguran que López y Murtra presionaron a Vivendi, el conglomerado del magnate francés Vincent Bolloré, con retirarle un contrato de Telefónica de 80 millones de euros con una de sus compañías, Havas, que gestiona la publicidad de la multinacional española. Oughourlian está a punto de cerrar un acuerdo para refinanciar los 750 millones de la deuda de Prisa con la gestora de inversiones Pimco que, según El Confidencial, lo supedita a que el financiero francés siga al frente del grupo.

Tras estas informaciones, la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, anunció el sábado que su grupo pediría la comparecencia parlamentaria de López y acusó al Gobierno de “amenazar” a los accionistas de Prisa para que “se plieguen a los intereses” del Ejecutivo. Y Feijóo convirtió el tema en el asunto central de la sesión de control de esta semana.

Hace ahora justo un año, el líder del PP no esbozó ni un amago de crítica cuando Miguel Ángel Rodríguez, el todopoderoso jefe de gabinete de su compañera de partido Isabel Díaz Ayuso, lanzó bulos y divulgó datos personales de redactores de EL PAÍS, al tiempo que amenazaba con “triturar” a elDiario.es hasta provocar su cierre por publicar informaciones sobre el fraude fiscal del novio de la presidenta madrileña. Este miércoles, el líder del PP emergió en el Congreso como el gran defensor de la libertad de prensa frente a un Gobierno que “quiere controlar la información pública”.

En una tribuna publicada el lunes en EL PAÍS, Oughourlian, tras aludir a la conmemoración de los 50 años de la muerte de Franco, advertía contra la “tentación de tratar de adueñarse de un medio de comunicación independiente desde el poder, bien directamente, bien utilizando alguna empresa estatal como instrumento”. “Hoy es más necesario que nunca”, escribió el presidente de Prisa, “que mantengamos firmes nuestros valores y nuestra cerrada defensa del periodismo de calidad, pese a las presiones de todo tipo que contaminan el ejercicio de una labor honesta y profesional, basada en la libertad editorial y en la independencia”.

Feijóo atacó por ahí a Sánchez: “El presidente de EL PAÍS tuvo que recordarle que usted no puede comportarse como un dictador”. “Y no se puede decir que el periódico no le conozca bien”, agregó con un deje de ironía quien lleva más de dos años sin conceder entrevistas a este diario ni permitírselo a sus colaboradores. Tras dejar de lado cualquier otro asunto, Feijóo aún recriminó a Sánchez que “dedique más tiempo a la guerra de Prisa que a la guerra de Ucrania”. El presidente siguió sin responder.

Consumido el turno del líder de la oposición, la sesión retornó a temas más habituales. Un Santiago Abascal crecido por las cesiones a Vox del president valenciano, Carlos Mazón, desarrolló ante el presidente lo más granado de su discurso contra la inmigración. A propósito del acuerdo sobre la acogida de menores inmigrantes, el líder ultra auguró con su habitual fanfarria apocalíptica: “Son 4.400, pero pronto serán 400.000″. Sánchez le replicó que la “verdadera amenaza” no es la inmigración, sino “la internacional ultraderechista que trabaja para socavar Europa desde dentro”.

El pacto valenciano estuvo muy presente en los discursos de varios ministros para retrucar a las acometidas opositoras. El de la Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, echó mano del lenguaje financiero y lo interpretó como “una fusión por absorción” de Vox sobre el PP. Tras una larga temporada fuera de su diana, los populares han encontrado un estilete contra la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, en la fogosa y desenvuelta Ester Muñoz. Como hace una semana, el enfrentamiento entre ambas acabó en alboroto. Los populares suelen sembrar los debates de las acusaciones más gruesas. Además de la ya mentada “confederación de puteros”, este miércoles pudo escucharse a Cayetana Álvarez de Toledo atribuir a Bolaños un “modo aprendido de los delincuentes” o a la propia Muñoz llamar “cobarde” a Díaz. Pero en cuanto esta última mentó los ancianos fallecidos durante la pandemia en las residencias madrileñas, la bancada del PP se soliviantó, estalló en protestas y provocó una interrupción. La vicepresidenta acabó hablando también de Valencia y arrojando una premonición a Feijóo: “O deja caer a Mazón o el que va a caer va a ser usted”.

Fuera del gran duelo entre las derechas y el Gobierno, la sesión deparó un momento estelar a propósito de otro combate con menos foco: el que enfrenta a los independentistas catalanes. El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, preguntaba a Sánchez por el rosario de incidentes que afligen a diario a los usuarios de Rodalies en Cataluña, cuando dirigió la diana contra Junts. Señalando con la mano extendida a la portavoz de este grupo, Míriam Nogueras, le espetó: “Imaginen la impunidad mediática y digital que tiene esta gente para machacarnos a nosotros por el traspaso de Rodalies mientras colocan a sus amigos en el consejo de administración de Renfe”. Como remate, Rufián se burló del chusco episodio protagonizado la víspera por Nogueras, quien llevó a los periodistas de peregrinaje por varias salas del Congreso durante casi media hora en busca de un sitio donde pudiese hablar sin una bandera de España delante.

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