PSOE y Junts se reúnen en Suiza justo antes de la votación de la iniciativa sobre la confianza

Cerdán y Zapatero intentan cerrar con Puigdemont la transferencia de inmigración para la Generalitat

El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero participa en la presentación de su libro "Discursos Parlamentarios de José Luis Rodríguez Zapatero. Presidente del Gobierno 2004-2011", el pasado lunes en el Congreso.J.P.Gandul (EFE)

El PSOE y Junts se han citado este viernes en Suiza para su habitual reunión mensual pero en un contexto especial, unos días antes de que se vote, el próximo miércoles, la proposición no de ley de los independentistas para sugerir a Pedro Sánchez que plantee una cuestión de confianza. En la reunión, adelantada por ...

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El PSOE y Junts se han citado este viernes en Suiza para su habitual reunión mensual pero en un contexto especial, unos días antes de que se vote, el próximo miércoles, la proposición no de ley de los independentistas para sugerir a Pedro Sánchez que plantee una cuestión de confianza. En la reunión, adelantada por El Español, los principales representantes del PSOE, el secretario de organización, Santos Cerdán, y el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, querían intentar cerrar el acuerdo con Junts, representado por su líder, Carles Puigdemont, para la transferencia a la Generalitat de la competencia de inmigración.

Los dos grupos llevan más de un año negociando este extremo, que se pactó en enero de 2024, y que es fundamental para desbloquear la relación y sobre todo para pensar en la posibilidad de empezar a hablar de una negociación de Presupuestos, algo que cada vez se ve más difícil aunque el Gobierno no lo ve del todo imposible. En La Moncloa y en Junts señalan que las negociaciones sobre la transferencia de inmigración están muy avanzadas, pero falta el remate final, el más complicado, porque se trata de pactar qué participación tienen los Mossos d’Esquadra en el control de fronteras o en el proceso de expulsión de inmigrantes, asuntos muy delicados y que tienen límites constitucionales claros.

El lunes se reactivará precisamente la comisión bilateral Estado-Generalitat, interrumpida desde 2022, pero este asunto no está en la agenda aunque sí se tratará de cuestiones de seguridad, justicia y vivienda o las inversiones en Cataluña. Una de las complejidades políticas de esta negociación con Junts es precisamente que ellos no están en la Generalitat, y será el PSC, que controla el Ejecutivo con su líder, Salvador Illa, como president, quien tendrá que llevar a cabo este acuerdo de trasferencia pactado con los independentistas, de la misma manera que es Illa quien tiene que completar el pacto de transferencias de las cercanías (rodalíes) que se pactó con ERC.

El PSOE insiste en que está abierto a la negociación para cerrar todas las carpetas abiertas con Junts, pero tampoco va a ceder al límite para intentar que Puigdemont retire en el último momento la proposición no de ley sobre la cuestión de confianza porque la redacción que se pactó finalmente entre los dos grupos para desbloquear el último decreto ómnibus es suficientemente ambigua como para que no comprometa en nada al Gobierno, y, por tanto, podría incluso aprobarse —no está claro, porque no saldría si Vox no la vota— y no tener ninguna consecuencia práctica. “El Congreso de los Diputados insta al presidente del Gobierno a considerar la oportunidad de plantear una cuestión de confianza, conforme a la prerrogativa que le confiere la Constitución, atendiendo al carácter político, sin vinculación jurídica, de la presente iniciativa”, señala el texto.

La negociación sigue, pues, abierta hasta el último momento, pero con menos urgencias que otras veces, porque el Gobierno tiene asumido que si se vota la iniciativa no es dramático y si finalmente no hay Presupuestos, aunque obviamente tiene un coste político importante, tampoco es ingestionable. En cualquier caso, el Gobierno prefiere cerrar un acuerdo de fondo con Junts y consolidar la legislatura, aunque después tendría que negociar con los demás socios, y se plantearía un nuevo problema, por ejemplo con Podemos. La sensación que se respira en el Gobierno es, por tanto, que hay que intentarlo, pero no con las angustias de las últimas votaciones que eran a todo o nada. Políticamente es muy relevante tener Presupuestos, y el Ejecutivo está trabajando para intentarlo, pero cada vez más miembros del Gobierno señalan en privado que la dificultad para poner de acuerdo a tantos grupos es muy grande y por eso está empezando a asumirse la realidad de que será muy difícil sacarlos, aunque la instrucción de Sánchez es intentarlo hasta el final.

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