Un “estercolero” para tapar en el Congreso la apología del franquismo

El popular De Olano acusa de “corrupción” a Sánchez y su esposa, llama al PSOE “cobarde” y “sinvergüenza” a Cerdán mientras que el portavoz de Vox responsabiliza a los socialistas de la Guerra Civil

El portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, en el centro, entre sus adjuntos, Macarena Montesinos y Jaime de Olano.Zipi Aragón (EFE)

PP y Vox, aún aturdidos por el error reconocido de sus diputados en la votación a favor sobre la convalidación europea de las penas a distintos presos, también terroristas de ETA, dispensaron en ...

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PP y Vox, aún aturdidos por el error reconocido de sus diputados en la votación a favor sobre la convalidación europea de las penas a distintos presos, también terroristas de ETA, dispensaron en el debate del pleno del Congreso sobre una reforma legal para disolver asociaciones que hagan apología del franquismo una de las sesiones más sucias y ásperas de esta temporada. De Vox se esperaba. Su portavoz, Ignacio Hoces, formuló una revisión histórica en la que equiparó la culpabilidad de las atrocidades a la par para ambos bandos de la Guerra Civil de 1936-1939 y llegó a responsabilizar al PSOE del estallido de aquel conflicto. La escenificación del portavoz del PP, Jaime de Olano, fue aún más destemplada y ajena al asunto en discusión. De Olano intentó disolver el foco que se ha fijado estos días crudamente sobre el pobre nivel político y la ineficacia en su trabajo del grupo popular en la oposición con acusaciones de corrupción hacia el “caso del matrimonio” del presidente Pedro Sánchez y su esposa, Begoña Gómez, pero también hacia las alianzas y pactos en algunas votaciones del PSOE, especialmente con EH Bildu. El diputado del PP tachó a ese actual PSOE de Sánchez de “cobarde” y “estercolero moral” y llamó “sinvergüenza” a su secretario de Organización, Santos Cerdán. Estuvo a punto de ser expulsado. A De Olano, este martes, Vox se le quedó moderado. La toma en consideración de la proposición de Ley impulsada por el Grupo Socialista ha recibido el apoyo de 314 diputados, con los únicos votos en contra de los 33 escaños de Vox, y ninguna abstención.

En una jornada interna complicada por su voto favorable a la reforma legal sobre la homologación europea del cumplimiento de penas, llena de presiones dentro del partido de su sector más duro y de la prensa conservadora, el PP llevó al límite los insultos al PSOE y al “matrimonio de la corrupción de Sánchez y Gómez” en el debate en el Congreso pendiente hace meses para promover la disolución de las asociaciones que hagan apología del franquismo con humillación a sus víctimas. La ley de asociaciones tiene 22 años de antigüedad y la Ley de Memoria Democrática, aprobada hace dos años, ya contemplaba adecuar ese tipo de normativas “para no olvidar sin reparar”, como defendió el diputado portavoz socialista, Raúl Díaz Marín. El portavoz del PSOE, Patxi López, fue más allá y consideró que la votación para iniciar ese trámite parlamentario era una buena oportunidad para que todos los grupos se retratasen de nuevo contra el franquismo. La totalidad de los socios de investidura de Sánchez no tuvieron dudas y respaldaron la reforma legal e incluso subrayaron, desde Sumar, el BNG, Junts, PNV, Podemos, ERC o EH Bildu, que se quedaba algo corta y llegaba un poco tarde.

La discusión, por tanto, se concentró sobre las intervenciones de Vox y PP, que entraron en una competición de improperios indiscriminados contra el PSOE y Sánchez de la que el popular Olano quiso salir algo más que triunfador. De Olano fue llamado al orden varias veces y estuvo a punto de que el presidente en funciones de la Cámara, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, le retirara la palabra. El diputado del PP comenzó por salirse del asunto para afirmar desde la tribuna que “sí hay caso Begoña Gómez, caso de corrupción del matrimonio Sánchez y Gómez en La Moncloa” y ahí interpretó que el reciente auto de la Audiencia Provincial de Madrid no solo ha validado la instrucción del juez Juan Carlos Peinado sobre presunto tráfico de influencias de la esposa del presidente, sino que ha sido “demoledor” porque según su visión había determinado que frente a lo denunciado por numerosos ministros y dirigentes del PSOE “no ha habido persecución contra Gómez, ni lawfare, ni informes de la UCO que no veían indicios delictivos y sí hay una presunta delincuente que vive en La Moncloa”.

El presidente de la Cámara lo llamó al orden para que se atuviese al tema en discusión, pero De Olano continuó relacionando ese asunto con un PSOE que identificó como una asociación “con la corrupción”. El diputado descalificó la proposición del PSOE como un trampantojo “para mantener viva la memoria del dictador” Franco y fue ahí cuando se exaltó más hasta llegar a asegurar que su partido sí ha sido libre de condenar a todo tipo de dictadores frente a un PSOE “cobarde” al que culpó incluso de participar en manifestaciones de exaltación de la organización terrorista Hamás o de permitir homenajes a los que asesinaron a 850 víctimas de ETA, algunas de ellas de su propia formación.

Jaime de Olano se preguntó retóricamente ahí “en qué clase de estercolero moral ha convertido Pedro Sánchez al PSOE” y se dirigió en ese momento hacia la bancada del PSOE para llamar “sinvergüenza” al diputado y secretario de Organización de ese partido, Santos Cerdán, al que atribuyó por sus quejas “falsa dignidad”. Las expresiones que le pudo dirigir Cerdán antes no se escucharon. El presidente en funciones de Congreso le volvió a llamar al orden y le pidió que se “serenase” y De Olano interpretó que le intentaba censurar y le cuestionó por “sanchismo”. La secretaria general del grupo socialista, Montse Mínguez, reclamó que se retiraran los ataques al PSOE y a Cerdán, lo que el presidente concedió, y entonces el portavoz titular del PP, Miguel Tellado, le soltó desde su escaño que era “una mafia”.

El tono desabrido de esa disputa sepultó las críticas al revisionismo histórico y “la exaltación del fascismo y el franquismo” que los portavoces del BNG, Néstor Rego, de Podemos, Martina Velarde, de EH Bildu, Jon Iñarritu, o de ERC, Pilar Vallugera, denunciaron ante el presidente en funciones del Congreso por permitir el discurso del diputado ultra, Ignacio Hoces, que sostuvo que el PSOE perseguía así de manera obsesiva “privilegiar a unas víctimas frente a otras”, en alusión a que no les prestaba la misma atención a las registradas en la II República, más tarde en la guerra civil por grupos anarquistas o incluso en el tardofranquismo a las asesinadas por la banda ETA. Hoces citó a dirigentes históricos del PSOE para relacionarlos con un pasado “aterrador y criminal”, atentados a ex jefes de Gobierno o “con el estallido de la guerra civil” y alertó de que con esa proposición “vergonzosa, deleznable y vomitiva” podría acabar provocando la ilegalización de asociaciones vinculadas a ese partido.


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