El derribo ilegal de una casa solariega del XIX salpica al PNV en Getxo
Dos concejales de la formación nacionalista son socios de la promotora que construye 12 pisos de lujo en la parcela de un edificio que ha demolido contraviniendo la licencia municipal
El Ayuntamiento de Getxo (78.276 habitantes, Bizkaia) ha llamado a capítulo a una constructora por el derribo de una casa solariega del siglo XIX “contraviniendo la licencia de obras”. Ordena la “paralización inmediata de los trabajos” y abre un expediente a la promotora inmobiliaria que conlleva “el restablecimiento de la legalidad urbanística”. En Getxo ya no existe la finca Irurak-Bat, una edificación típica algorteña, reformada en 1933 y de estilo racionalista. Era un inmueble protegido y señalado como de ...
El Ayuntamiento de Getxo (78.276 habitantes, Bizkaia) ha llamado a capítulo a una constructora por el derribo de una casa solariega del siglo XIX “contraviniendo la licencia de obras”. Ordena la “paralización inmediata de los trabajos” y abre un expediente a la promotora inmobiliaria que conlleva “el restablecimiento de la legalidad urbanística”. En Getxo ya no existe la finca Irurak-Bat, una edificación típica algorteña, reformada en 1933 y de estilo racionalista. Era un inmueble protegido y señalado como de “custodia municipal” en el vigente planeamiento urbanístico. La cooperativa Ereaga Atalaya, que recibió en 2022 el visto bueno municipal para construir dos bloques de viviendas en el solar, la ha echado abajo incumpliendo la obligación de “respetar las fachadas originales”. La polémica en el municipio se ha agravado al confirmarse que dos concejales, ambos del PNV, forman parte de la cooperativa que tenía el permiso para construir las 12 nuevas viviendas de lujo.
Irurak-Bat se iba a transformar en “12 exclusivas viviendas con vistas al Abra, amplias terrazas o jardín, garajes y trastero”, según figura en la promoción desarrollada por Ereaga Atalaya. En la parcela ubicada en el número 11 de la calle San Nicolás, la cooperativa había proyectado dos edificios anejos de seis pisos cada uno. La licencia establecía que uno de los bloques iba a ser de nueva construcción; el otro requería la “rehabilitación” de la casa existente. Sin previo aviso, la empresa constructora decidió derribar la casa solariega por motivos de “seguridad”. Así figura en el “informe sobre derribo de urgencia” que presentó en agosto al Ayuntamiento. La policía local inspeccionó el terreno el pasado 2 de agosto y levantó acta de la desaparición del edificio histórico. Donde hace unos meses se encontraba la residencia Irurak-Bat, ahora se observa un terreno con taludes y dos grandes pozos con agua; ni rastro de la antigua morada racionalista de Getxo.
El Departamento municipal de Urbanismo envió el pasado 9 de agosto una notificación a la cooperativa Ereaga Atalaya en la que le exige “el restablecimiento de la legalidad urbanística” por incumplir las condiciones fijadas en la licencia. Ordena a sus responsables que paralicen de forma “inmediata” las obras y les da un mes de plazo para que se “proceda a regularizar las obras”. El Ayuntamiento considera que se ha producido un “derribo no autorizado de la vivienda existente a rehabilitar”. La empresa promotora guarda silencio ante las preguntas de este diario.
El “derribo de urgencia” de la casa solariega se produjo, según explica el equipo de arquitectos contratado por Ereaga Atalaya, tras una fuga de agua producida en mayo de este año que comprometía la estabilidad del edificio y “su avanzado deterioro”. Era “patente”, prosiguen los técnicos en su informe, “la situación de riesgo que se estaba produciendo derivada de la inestabilidad de las fachadas existentes”. “No es posible el mantenimiento de las fachadas al existir riesgo inminente de desplome. Es por ello que ha tenido que procederse con carácter de urgencia al desmontaje de las fachadas como única vía para garantizar la seguridad de los inquilinos del inmueble contiguo, los viandantes y los trabajadores”. “Se trata de una solución que responde únicamente a criterios de seguridad”, concluye el citado informe.
La constructora comunicó al consistorio que los muros de Irurak_bat se encontraban en “estado ruinoso” y, una vez consumado el derribo, adquiría por escrito el compromiso de “reconstruir las fachadas manteniendo la estética, composiciones, volumetría y materiales” de la edificación primitiva. Este asunto será tratado en una comisión informativa convocada para el día 19 de septiembre y que será abierta al público.
Fuentes municipales se limitan a asegurar que se ha requerido a los promotores de las obras a que presenten la documentación necesaria para “regularizar la situación”. También confirman que los ediles del PNV Irantzu Uriarte Gómez, titular del Área de Gobierno Abierto y Modernización y del Servicio de Contratación, e Inaxio Uriarte Gorostiaga, tercer vicealcalde y responsable de Intervención General, de Tesorería y del área de Personal y Organización, son socios de la cooperativa Ereaga Atalaya. Este último es el portavoz del PNV en la junta local. “Los dos concejales no pueden manifestarse y su deber es el de abstenerse en todo en momento”, aseguran fuentes municipales. La alcaldesa de Getxo, Amaia Agirre (nieta del primer lehendakari, José Antonio Aguirre), dirige un equipo de gobierno formado por el PNV y el PSE-EE.
El derribo de Irurak-Bat ha causado “mucha preocupación” en las filas de EH Bildu, que ha registrado una pregunta para que los responsables de Urbanismo ofrezcan explicaciones públicas sobre lo sucedido. “Irurak-Bat era un edificio protegido. Es un ejemplo más de la pérdida de historia y patrimonio histórico de Getxo”, afirman desde la formación soberanista. Este partido colocó un cartel en el lugar en el que se leía: “Aquí había una construcción histórica”, y acusa al Ayuntamiento de dar orden de retirarlo.
El consultor de Naciones Unidas y Cátedra Unesco Gonzalo Arroita considera, en declaraciones en varios medios, que “el constructor dijo que se había caído. Pero realmente resulta una pérdida irremplazable porque es un ataque contra el patrimonio”. “Si se pudiese restaurar sería una cosa totalmente distinta”, agrega.
Los vecinos no han iniciado movilizaciones, como sucedió el año pasado con el derribo de otro edificio histórico ubicado en el barrio de Romo. Algunos lugareños han aprovechado los grupos de WhatsApp donde suelen compartir asuntos domésticos de la comunidad para protestar por la pérdida del edificio histórico. Hay quienes lo califican como “un atropello”, como José Manuel; otros opinan, en cambio, que “el tema se ha inflado de forma artificial”, sostiene Mikel, residente en la zona desde hace 40 años. “Es una hipérbole considerar esa casa como un palacete, como se ha dicho. Yo creo que es posible y se puede construir una réplica [del original] con técnicas y materiales del siglo XXI”, añade.