El Senado, refugio de los caídos del PSOE

La expresidenta Concha Andreu no se presentará a la reelección como secretaria general en La Rioja pero seguirá en la Cámara Alta, abrigo de otros damnificados del 28-M como Guillermo Fernández Vara, que deja el acta de diputado de la Asamblea de Extremadura

Sánchez y los barones del PSOE en el Consejo Político Federal de 2022 en Zaragoza.JAVIER BELVER (EFE)

El mismo Senado que parecía que iba a convertirse en un contrapeso a Pedro Sánchez tras el descalabro del 28-M, ha terminado transformado en un refugio de los caídos del PSOE, sobre todo, tras las dimisión esta semana de Concha Andreu como secretaria general de La Rioja y la renuncia de Guillermo Fernández Vara al acta de diputado en la Asamblea de Extremadura. Ambos continuarán en la Cámara Alta en esta nueva etapa.

El desembarco de cuatro de los presidentes autonómicos del PSOE a los que el tsunami de la política nacional se llevó por delante en las últimas elecciones regionales y municipales —solo resistieron tres de nueve: Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), Adrián Barbón (Asturias) y María Chivite (Navarra)― hizo que durante unos meses el Senado fuera el espacio con más peso orgánico del socialismo español tras el comité federal, la principal ágora de decisión del PSOE y del Consejo de Política Federal, teórico lugar de encuentro de los secretarios generales de todas las federaciones que se celebró por última vez en septiembre de 2022. Todo ese poder ya no existe o está de retirada. Los únicos expresidentes golpeados por el 23-J con galones son la balear Francina Armengol, presidenta del Congreso de los Diputados, y el canario Ángel Víctor Torres, ministro de Política Territorial y Memoria Democrática.

El resultado de las elecciones generales del 23-J evitó un cambio de Gobierno que casi todo el mundo daba por hecho y que fue uno de los factores clave que llevó a varios pesos pesados del PSOE a que tomaran posiciones en el Senado, en el corazón político de Madrid, ante una crisis interna que habría supuesto la sucesión de Sánchez. Hasta seis secretarios generales de algunas de las federaciones más potentes han cohabitado en el Palacio de la Plaza de la Marina Española el último año, mientras en la mayoría de casos su poder se mitigaba. Andreu es la única que fue en las listas del 23-J, el resto optó por la fórmula de ser senadores por designación autonómica. Algunos controlaron su sucesión e incluso ya no son senadores, como Ximo Puig: el expresidente de la Comunidad Valenciana entre 2015 y 2023, que renunció en febrero a su acta como senador por designación autonómica antes de partir a París como embajador de España ante la OCDE. El barón socialista estuvo encima del proceso de su relevo, que se resolvió sin primarias y aupó en marzo a la secretaría general del PSPV a Diana Morant, ministra de Ciencia.

El expresidente de la Junta de Extremadura Guillermo Fernández Vara (d), el secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (c), y el presidente de la Diputación de Badajoz, Miguel Angel Gallardo, en el congreso extremeño de marzo. Jero Morales (EFE)

Fernández Vara, al frente de los socialistas extremeños desde 2008, era el más longevo de todos los dirigentes territoriales, pero en marzo también cerró su salida ordenada en una de las comunidades más vinculadas al PSOE. Su sustituto, por primarias, es Miguel Ángel Gallardo, presidente de la Diputación de Badajoz. El expresidente registró el miércoles su renuncia al acta de diputado en la Asamblea de Extremadura, baja que se hizo efectiva tras la sesión plenaria de este jueves. Fernández Vara no ha desatendido sus responsabilidades en el Senado, donde es vicepresidente segundo y forma parte de la Mesa. La lucha que mantiene contra el cáncer no ha impedido que siga asistiendo a las reuniones del órgano de los martes.

Javier Lambán, que también lidia con la enfermedad, ha dejado claro que no optará a la reelección como secretario general en Aragón, justo lo que la riojana Andreu anunció el lunes. A diferencia de Puig y Fernández, ninguno de los dos ha resuelto el cambio de liderazgo en sus federaciones ni ha puesto fecha para la celebración de un congreso que abra una nueva etapa. La intención del presidente maño las dos legislaturas pasadas y uno de los grandes críticos de Sánchez —con permiso de García-Page— es que sea después del 41º Congreso Federal del PSOE, que a más tardar debería producirse en octubre de 2025. Hasta que no se celebre las federaciones no están obligadas a acometer sus congresillos. Andreu tampoco parece interesada en adelantar su adiós orgánico.

El Senado también cuenta con la presencia de Juan Espadas, secretario general del PSOE andaluz, la federación más populosa, y del madrileño Juan Lobato. Sánchez reconoció su preocupación por el resultado de las europeas en ambas comunidades en la ejecutiva del PSOE posterior al 9-J. Espadas es senador desde 2022 y desde finales del año pasado compagina la función de portavoz en la cámara con la de responsable de la principal federación socialista. Una labor que le obliga a multiplicarse y que cargos del PSOE andaluz y del Senado creen muy difícil de sobrellevar por la misma distancia física entre Andalucía y Madrid. Espadas reiteró la semana pasada su deseo de ser candidato a la Junta de Andalucía ante los secretarios provinciales.

Espadas también fue alcalde de Sevilla y la Cámara Alta ha dado abrigo a su delfín, Antonio Muñoz, a quien le otorgó el bastón de mando a principios de 2022. Solo por un año y medio. La suma del PP con Vox arrebató al PSOE la capital andaluza y Muñoz fue rescatado como tres en la lista al Senado por su circunscripción. No fue el único caso: María Amparo Marco, regidora de Castellón desde 2015, también fue incluida en las listas del 23-J. José Francisco Hila, alcalde de Palma hasta el año pasado, entró por designación del Parlamento balear, como Pilar Zamora, exalcaldesa de Ciudad Real designada por las Cortes de Castilla-La Mancha.

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