Koldo y Mascarillas, las comisiones bumerán para el PP
Los populares han desaprovechado las comparecencias de los principales convocados en el Congreso y el Senado
Nadie en el PP defiende que la estrategia llevada hasta ahora por ese partido en las comisiones de investigación del caso Koldo o sobre la compra de material sanitario durante la pandemia, en el Senado y el Congreso, le esté saliendo como esperaban. Más bien al contrario. Internamente solo se escuchan críticas y justificaciones, políticas y personales. Y lo más grave es que ...
Nadie en el PP defiende que la estrategia llevada hasta ahora por ese partido en las comisiones de investigación del caso Koldo o sobre la compra de material sanitario durante la pandemia, en el Senado y el Congreso, le esté saliendo como esperaban. Más bien al contrario. Internamente solo se escuchan críticas y justificaciones, políticas y personales. Y lo más grave es que por las comisiones han comparecido ya las principales figuras del Gobierno y del PSOE a las que se pretendía acorralar: Koldo García, José Luis Ábalos, Santos Cerdán, Salvador Illa y Francina Armengol. Los populares se guardan aparentemente la amenaza de citar en el Senado a la esposa del presidente, Begoña Gómez, como su última baza de calado, porque de sus interrogatorios no han extraído ninguna prueba concluyente de que el caso Koldo tenga ramificación alguna para el Gobierno o el PSOE más allá de las relaciones de ese exasesor con los cabecillas empresariales de la trama. Los socialistas estudian ahora pasar al contraataque.
El 6 de mayo, cuando el PP convocó a José Luis Ábalos en la comisión del caso Koldo en el Senado, antes de entrar a la sala, el exministro socialista se cruzó en un pasillo con el ahora vicepresidente de la Cámara alta, el popular Javier Maroto, y departieron un rato amigablemente. Después de tres horas de interrogatorio en la sesión, donde Ábalos se fue sintiendo cada vez más cómodo hasta el punto de alargar los brazos para repostarlos en las sillas adyacentes, el exsecretario de Organización del PSOE se despidió agradeciendo a sus señorías el trato recibido. Se temía algo que no sucedió. Y no fue el único.
Los senadores, de distintas formaciones pero también los del PP, le dispensaron unos modales como a uno de los suyos caído en desgracia. Ya de partida, en las puertas del recinto, Ábalos hasta se detuvo a saludar al senador del PP, Luis Santamaría, que había ejercido minutos antes la función de portavoz y que tras su ametrallado cuestionario apenas le arrancó novedad alguna.
Lo sucedido con Ábalos no fue muy diferente a lo que ocurrió en la cita con Santos Cerdán, su sucesor al frente de Organización en el PSOE y la persona que importó a Koldo García desde Navarra para funciones logísticas en el partido, que está imputado por el cobro de unas supuestas mordidas millonarias. Fue similar a lo que pasó cuando compareció el exministro de Sanidad, Salvador Illa, o este lunes pasado con Francina Armengol, presidenta de las Cortes, para dar cuenta de un contrato firmado por el servicio de salud de Baleares en la etapa en que ella presidía esa comunidad. La única sesión realmente tensa fue la que protagonizó el propio Koldo García en el Senado, pero más por sus modos y su actitud desafiante que por la dificultad de las preguntas del PP.
Los senadores afectados lo reconocen en privado: no están nada satisfechos. Y lo aseguran dirigentes relevantes del PP: “Las comisiones no nos están saliendo bien”. Ha habido reuniones de coordinación para intentar mejorar la situación pero, por ahora, no se han visto esos resultados. Fuentes del PP en las Cortes ratifican: “Falta un enfoque conjunto y falta de información sobre las designaciones de nuestros portavoces”. En un chat interno de parlamentarios populares se reenvió este mensaje: “Alguien debería dimitir o ser destituido por el desastre de Alfonso Serrano en la comisión de investigación. Debería ser apartado él y que cese quien le eligió para ese papel”.
Alfonso Serrano, mano derecha en el PP de Madrid de Isabel Díaz Ayuso, es junto a Luis Santamaría uno de los senadores a los que el PP encomendó la tarea de dirigir los interrogatorios en la comisión Koldo que se montó en esa Cámara con el objetivo de demostrar que el caso de ese asesor era en realidad sobre el PSOE, el Gobierno y Pedro Sánchez. Nada de eso ha quedado evidenciado hasta ahora. Lo que casi todo el mundo ha observado, también dentro del PP, es que los portavoces populares llevaban sus exposiciones escritas y preparadas, con cadenas de preguntas sin fin, para las que no esperaban respuestas ni aportaciones que les permitieran ahondar en algún ángulo oscuro del compareciente.
Los parlamentarios que se saben señalados se defienden: “No es fácil este tipo de interrogatorios, por muchas razones. Porque si te has trabajado y estudiado el sumario dispones de mucha información y de un tiempo acotado para formular las preguntas frente a un compareciente que se puede extender y divagar por dónde quiera, porque sabes que no te va a contestar lo que quieres saber y lo que persigues es dejar constancia de que tocas y preguntas todo para que en el partido no te reprochen nada, porque algunos son cargos que llevan años en política, están muy baqueteados y saben manejarse bien en estas situaciones. Y porque aún falta mucha información por conocerse de los aparatos requisados”. Otros admiten, además, que a algunos de los comparecientes los conocen tanto, de amistosas charlas privadas en las Cortes, en los platós y de funciones orgánicas similares, que les cuesta ponerles contra las cuerdas.
Luis Santamaría, en cualquier caso, se confiesa “más que razonablemente satisfecho” de su trabajo porque entiende que ha servido, por ahora, para mostrar “que lo que Salvador Illa llamó incidentes en la contratación fueron errores fruto de la negligencia y que esa negligencia se tradujo en recursos públicos que fueron a parar a los bolsillos de una trama corrupta y no a comprar material sanitario”. Y defiende que los interrogatorios han servido para que algunos de esos cargos hayan reconocido “que recibían a Koldo, porque sabían que hablaba en nombre de Ábalos”, para “tener la certeza de que una persona que se califica a sí mismo como solo capaz de seguir a pies juntillas las órdenes de sus superiores no pudo ser la cabeza de esa trama” y para corroborar que “Cerdán y el PSOE le ofrecieron un pacto de salida profesional y personal” al exministro.
El PSOE cree que el “globo” se “está pinchando”
“La desesperación y la impotencia es absoluta y evidente en las caras de los portavoces del PP, son como los jugadores noqueados, que intentan marcar gol y no pueden pero no se dan cuenta de que están jugando con el balón equivocado. Se conforman con que el balón tenga al menos un bote o rebote, que es sacar que determinados comparecientes conocían o habían hablado alguna vez con Koldo, aunque no fuera de mascarillas, pero cuando se apagan los micros ellos mismos saben que no hay nada que rascar y como los malos perdedores atacan las reglas, la forma de trabajo de la comisión, o al árbitro, que es el presidente y su regulación de los tiempos”, interpreta la diputada socialista Mercedes González.
“El PP intentó construir un globo y se le está pinchando”, abunda el portavoz del PSOE en las sesiones del Congreso, Juan Antonio González, que avisa de sus próximos pasos: “Se les va a hacer muy largo y como vimos el lunes tras la exposición de Armengol, ahora nosotros queremos saber por qué la nueva presidenta de Baleares, Marga Prohens, dejó pasar el tiempo para reclamar allí la partida cuestionada en el contrato de las mascarillas”.
El PSOE está programando ya para finales de mayo citar en el Congreso a Prohens y otros cargos del ejecutivo balear actual del PP. Los populares aún no tienen claro por dónde quieren ir en su comisión del Senado, aunque siguen dejando en el aire la opción de llamar en su momento, cuando les interese, a Begoña Gómez, la esposa de Pedro Sánchez. En el PSOE apuntan a que algún alto responsable del PP les ha sondeado para ver cómo cerrar ambas comisiones sin hacerse daño. EL PAÍS ha intentado sin éxito recabar la opinión del portavoz del PP en la comisión del Congreso, Elías Bendodo.