El fiscal del caso Manuela Chavero: “Era una mujer normal que tuvo la mala suerte de cruzarse con un depravado sexual”

La supuesta agresión sexual a la vecina de Monesterio centra las conclusiones del juicio por su muerte y las acusaciones recuerdan que en el caso de Diana Quer hubo condena sin restos biológicos

Amigos de Manuela Chavero ante la Audiencia de Badajoz el primer día del juicio.José Luis Real (EFE)

El misterio de la desaparición de Manuela Chavero comenzó en la madrugada del 4 de julio de 2016 y acabó con el hallazgo de su cadáver en septiembre de 2020, cuando su vecino Eugenio D. confesó que la había enterrado en su finca. Lo que se pregunta a nueve hombres y mujeres de Extremadura esta semana es qué sucedió esa noche dentro de la casa del acusado y, sobre todo, por qué. La versión de la familia y la fis...

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El misterio de la desaparición de Manuela Chavero comenzó en la madrugada del 4 de julio de 2016 y acabó con el hallazgo de su cadáver en septiembre de 2020, cuando su vecino Eugenio D. confesó que la había enterrado en su finca. Lo que se pregunta a nueve hombres y mujeres de Extremadura esta semana es qué sucedió esa noche dentro de la casa del acusado y, sobre todo, por qué. La versión de la familia y la fiscalía es que al acusado la violó mientras la asfixiaba hasta la muerte. Él sostiene que la víctima se dio un golpe en la cabeza al intentar mover una cuna en su vivienda, a cien metros de la de Manuela en el pueblo de Monesterio (4.000 habitantes). Los cuatro años que la mujer pasó bajo tierra en la propiedad de Eugenio redujeron su cadáver a huesos y borraron todo rastro biológico. Pero la familia Chavero Valiente se aferra al perfil psicológico del acusado para justificar el móvil sexual como el único posible y recuerdan que hay otro caso en el que se condenó por violación sin rastros de semen: el de Diana Quer.

Los hermanos y la madre de Manuela han estado presentes en todas las sesiones del juicio que comenzó el lunes y que esperan que acabe con una condena de prisión permanente revisable. Emilia, la mayor, contaba a la salida de la Audiencia Provincial de Badajoz en los primeros días que en los momentos más delicados miraba al suelo para no tener que ver imágenes tan duras. “No he podido leer todo el sumario”, comentaba. La decisión que tomen los miembros del jurado popular pondrá fin, de un modo u otro, a un caso que comenzó hace ocho años cuando la mujer, de 42 años, desapareció en plena madrugada cuando ya estaba en su casa, con todo preparado para irse a dormir y dejó la tele puesta y el móvil en casa.

Eugenio asegura que, sobre las dos de la mañana, llamó a su puerta para decirle si quería llevarse la cuna que le había prestado tiempo atrás para que la usaran unos amigos suyos, que ambos entraron en su casa, y que allí ella cayó y murió. Sus explicaciones sobre cómo se produjo el supuesto accidente siempre han sido imprecisas y la Guardia Civil nunca les dio credibilidad. “El acusado describe una pirueta circense, es una explicación inaudita”, ha señalado la Fiscalía.

Las acusaciones dibujan a Eugenio, que ahora tiene 31 años, como un ser prácticamente asocial y primitivo que ve a las mujeres como seres inferiores a las que dominar y que eso es lo que llevó a cabo esa noche: un acto de sumisión. “No cabe el móvil económico ni nada sentimental ni el de una posible venganza. Manuela era una mujer normal, como cualquiera de nosotros, que tuvo la mala suerte de cruzarse con un depravado sexual”, ha sostenido el fiscal. “La mató por ser mujer y porque tiene distorsionado el concepto de libertadsexual de las mujeres, me da igual si por cómo fue criado o por qué motivo. Y además es muy probable que disfrutara”, ha completado la abogada de los Chavero, Verónica Guerrero, en sus conclusiones finales. La letrada ha acabado su intervención llorando y pidiendo disculpas.

El representante del ministerio público ha añadido a su petición de condena la agravante de género al considerar que el crimen se produjo “en un contexto de dominación machista”. “Era vecina, la conocía de toda la vida, la codiciaba y aprovechó el momento”, ha indicado el abogado de los hijos de Manuea, que tenían 6 y 14 años en el momento de los hechos.

En la sala se ha hablado de otra mujer: Diana Quer. La joven fue violada y asesinada apenas un mes y medio después de la desaparición de Manuela Chavero. Su cuerpo permaneció sumergido en una nave industrial durante un año y medio, hasta que la Guardia Civil detuvo al culpable y halló el cadáver. Al igual que en el caso de Manuela, el tiempo transcurrido y las condiciones ambientales dificultaron la reconstrucción de los últimos minutos con vida de la víctima, pero eso no fue impedimento para que se considerara a El Chicle culpable de agresión sexual y, por tanto, condenado a prisión permanente revisable, la pena que solicitan para Eugenio D. Su abogado ha señalado que no es posible comparar ambos casos porque El Chicle contaba con varios procesos judiciales abiertos por agresión sexual que indicaban un patrón claro.

Un momento de la reconstrucción de la muerte y enterramiento de Manuela Chavero en la que participó el acusado, Eugenio D.

Las acusaciones y el ministerio público piden al jurado que se fije en varias pruebas para considerar que el acusado violó a la mujer. En primer lugar, el perfil psicológico elaborado por la sección de análisis del comportamiento delicitivo de la Guardia Civil, que determinó que era un sádico con ideas machistas, poca tolerancia al rechazo femenino e inmadurez emocional. También les recuerda que el cadáver estaba desnudo, pero envuelto en una sábana propiedad del acusado. “Su explicación de que le quitó la ropa para evitar que las alimañanas tiraran de ella no cuadra con que luego lo envolviera, especialmente porque le quitó hasta la ropa interior”, ha señalado el fiscal. Los letrados también han hecho hincapié en los mensajes de desprecio que envió a varias prostitutas y en un encuentro sexual con una chica a la que tiró del pelo al no tener una erección.

Hay una frase que supuestamente pronunció el acusado en la reconstrucción de los hechos, en 2020, que ha estado muy presente en todas las sesiones. Los investigadores de la Guardia Civil aseguran que cuando los perros detectaron restos biológicos en una zona de la caseta de la finca, el acusado se asustó y les dijo en voz baja que si había semen en el cuerpo, era suyo porque habían mantenido relaciones consentidas. Al comprobar que el cadáver no presentaba ningún resto, se desdijo de esta afirmación. “No entro a valorar si es cierto o no lo que dicen a los agentes, pero es que no es una prueba válida porque tendría que haber sido confirmada ante el juez”, ha aseverado el letrado que defiende a Eugenio D.

En las dos últimas sesiones intervinieron cuatro equipos distintos de forenses para valorar cómo pudo morir Manuela. Todos están de acuerdo en que las lesiones que presentaba el cuerpo son incompatibles con la versión que da el acusado del incidente, pero ninguno se aventura a describir cómo se produjo exactamente su muerte. El más contundente fue el reputado antropólogo Miguel Botella, quien asegura que el cráneo de la víctima tenía las cuencas de los ojos hundidas y que las lesiones en las costillas pudieron provocar la asfixia. Los expertos que citó la defensa sostuvieron que algunas de las heridas pudieron ser provocadas por los golpes en el traslado del cuerpo. “Los huesos de Manuela hablaron y nos contaron que había sufrido una descomunal paliza”, ha sostenido el fiscal.

Eugenio D. no ha querido hablar en esta última sesión, a pesar de que la ley le da derecho a una última palabra. El jurado recibirá entre hoy y mañana el cuestionario al que tiene que responder para dictaminar qué sucedió en casa del acusado aquella madrugada de julio de 2016.

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