Sánchez prepara un plan de regeneración democrática para enfrentarse a la “máquina del fango”
El presidente admite que su mujer le pidió que no dimitiera y apunta a reformas legales para desbloquear el CGPJ
El grito de alivio que se escuchó de una trabajadora de La Moncloa mientras Pedro Sánchez anunciaba que se quedaba simboliza tal vez mejor que nada la angustia que vivió todo su entorno durante cinco días en los que buena parte de sus colaboradores, sus ministros, los dirigentes del PSOE, la militancia y la ciudadanía progresista en general pensaron que iba a dimitir este lunes. Pero después de la noticia que esperaban...
El grito de alivio que se escuchó de una trabajadora de La Moncloa mientras Pedro Sánchez anunciaba que se quedaba simboliza tal vez mejor que nada la angustia que vivió todo su entorno durante cinco días en los que buena parte de sus colaboradores, sus ministros, los dirigentes del PSOE, la militancia y la ciudadanía progresista en general pensaron que iba a dimitir este lunes. Pero después de la noticia que esperaban todos a su alrededor, llega la pregunta clave: ¿y ahora qué? Después de cinco dramáticos días de silencio, que pusieron al PSOE y el Gobierno al borde del abismo, Sánchez simplemente anunció que se queda por el apoyo recibido, sin muchas explicaciones ni justificaciones de la angustia a la que había sometido a su entorno, y prometió trabajar “por la regeneración pendiente de nuestra democracia y por el avance y la consolidación de derechos y de libertades”.
¿Pero cómo lo va a hacer? Según fuentes del Gobierno, una vez superado el shock en el que se instaló todo su equipo al temer la dimisión, en La Moncloa se han puesto a trabajar con calma para darle forma a un completo plan de regeneración democrática para el que difícilmente tendrá el apoyo de la oposición, que salió en tromba a criticar a Sánchez, pero sí el de sus socios de la mayoría, que anunciaron que están dispuestos a cambios profundos para luchar contra lo que el presidente, utilizando un término del italiano Umberto Eco, llama “la máquina del fango”. Lo que no tienen claro aún es hasta dónde llegarán las medidas, pero sí el objetivo: que la democracia española sea menos permeable a los bulos y el juego sucio. En una entrevista en TVE, Sánchez admitió en la noche del lunes que aún no tiene un plan —”si lo hubiera presentado hoy todo el mundo pensaría que esto era una maniobra, y no lo era”, dijo—, pero invitó a todos, incluidos los medios de comunicación, a reflexionar sobre posibles medidas.
Los socios, con Sumar al frente, reclaman por ejemplo cambiar la ley para renovar el Poder Judicial, bloqueado desde hace cinco años, por mayoría absoluta (ahora es preciso una mayoría de tres quintos), algo que es polémico en Europa. Es posible que ahora Sánchez pueda abrirse a esa posibilidad, aunque no está decidido. “Mi responsabilidad es si ese bloqueo continúa, tratar de buscar una solución en el Parlamento. Exploremos soluciones”, señaló en TVE abriéndose también a la solución que ha planteado el presidente del CGPJ, Vicente Guilarte.
También hay otras fórmulas jurídicas para luchar contra denuncias falsas, contra acusaciones populares usadas de forma espuria, contra los bulos y la desinformación, pero todo habrá que estudiarlo con calma. Nadie parece tener prisa en La Moncloa para sacar esto adelante ahora, porque además será delicado y contará sin duda con el rechazo frontal de la oposición. En cualquier caso, insisten en La Moncloa, el respeto a la independencia judicial o a la libertad de información, valores sagrados en la Constitución, está fuera de toda duda, insisten en el Ejecutivo. Pero hay otras muchas soluciones jurídicas para atacar las malas praxis y reducir la toxicidad de la política española, señalan. De momento, el Consejo de Ministros de este martes será normal, casi de trámite, sin grandes sorpresas. Al menos es lo previsto.
Sánchez mantuvo en secreto su decisión hasta el último momento. Prácticamente solo habló durante cinco días con su familia. En TVE ha revelado además que escribió la carta del pasado miércoles solo, y que cuando se la dio a leer a su esposa, ella “fue la primera” que le dijo que no dimitiera. Y admitió que el momento crítico, en el que decidió seguir, fue el sábado por la noche, después de las movilizaciones en la calle Ferraz. Sánchez ha admitido con mucha claridad qué ha pasado realmente en estos cinco días: que el presidente buscó un refrendo popular para seguir adelante. “Indirectamente estaba buscando la respuesta de la ciudadanía, quería ver si compartían conmigo la necesidad de poner fin a esta deriva del debate público. Creo que las movilizaciones han servido para abrir un debate necesario. Qué hacer ante la mentira, la crispación. Es un debate necesario. Estos cinco días no solo los necesitaba yo, los necesitaba la ciudadanía, debemos decidir si este es el país que queremos, cómo podemos fortalecer la democracia antes estos pseudomedios, estos grupos que denuncian, estos partidos que forman parte de la maquinaria del fango”, ha asegurado.
Después, el domingo, preparó el discurso de este lunes en soledad. Solo unas horas antes de que hablara, personas de su máxima confianza creían que se iba. Cuando se supo que había ido a ver al Rey, dieron por hecho que era para anunciarle la dimisión. El líder, el domingo por la noche, había avisado a cuatro personas para citarlas en La Moncloa a comunicarles su decisión, aunque no les dio ni una pista: María Jesús Montero, Félix Bolaños, Santos Cerdán y Óscar López. Les citó una hora antes de su declaración, a las 10.00. Ni siquiera sabían quién estaría allí. Y nada más empezar les dijo, para gran alivio de todos, “he decidido seguir”. A partir de ahí todos estuvieron comentando la necesidad de buscar soluciones para luchar contra esa máquina del fango que Sánchez insiste en que no actúa solo en España, sino en todo el planeta.
Después de la intervención, Sánchez recibió a Yolanda Díaz en La Moncloa. La vicepresidenta quiere revitalizar la coalición, retomar la iniciativa, y lleva semanas exigiendo en público al PSOE más valentía, más actividad, más apuesta por medidas que cambien la vida de los ciudadanos, como en la anterior legislatura. El presidente parece ahora también dispuesto a recuperar la iniciativa, a volver con más fuerza. Aunque ahora todo está pendiente de las elecciones catalanas, en plena campaña, y de su resultado dependen muchas cosas en el camino del Gobierno.
Sánchez se ha mostrado en TVE muy molesto con Feijóo, convencido de que será muy difícil contar con él para un cambio de la dinámica política. Pero ha asegurado que llamará al líder de la oposición para iniciar este proceso y ha garantizado que por parte del PSOE se anulará por completo el insulto como forma de hacer política. “Por supuesto que voy a hablar con el líder de la posición. Sé por dónde va a ir, sé que este acoso se va a redoblar, pero creo que es relevante que la ciudadanía sea consciente de que hay una forma de hacer política que lo que está haciendo es destruir”, ha asegurado en la entrevista. “Esta máquina del fango implica situar al presidente como el enemigo público número uno de la democracia”, ha insistido.
El presidente dejó muy claro ya desde la intervención de la mañana que ha decidido hacer frente a algo que ve como uno de los graves problemas de la política en todo el mundo. “Los males que nos aquejan no son ni mucho menos exclusivos de España. Forman parte de un movimiento reaccionario mundial que aspira a imponer su agenda regresiva mediante la difamación y la falsedad, el odio y la apelación a miedos y amenazas que no se corresponden ni con la ciencia ni con la racionalidad. Mostremos al mundo cómo se defiende a la democracia. Pongamos fin a este fango de la única manera posible: mediante el rechazo colectivo, sereno, democrático, más allá de las siglas y de las ideologías, que yo me comprometo a liderar con firmeza como presidente del Gobierno de España”, terminó Sánchez su declaración en La Moncloa, con un claro aviso de lo que viene ahora.
“Llevamos demasiado tiempo dejando que el fango colonice impunemente la vida política, la vida pública, contaminados de prácticas tóxicas inimaginables hace apenas unos años. O decimos basta o esta degradación de la vida pública determinará nuestro futuro condenándonos como país”, llegó a decir Sánchez. Ahora, después del golpe, La Moncloa trata de recuperarse y retomar la iniciativa, que de momento pasa por enviar a Sánchez a varios medios de comunicación, este lunes en TVE y este martes en la SER. El presidente ha evitado cualquier autocrítica por el proceso de estos días, pero sí ha admitido que ha tardado demasiado tiempo en poner el foco en este asunto. Ahora será una prioridad absoluta de La Moncloa. Pero habrá que ver qué iniciativas legales llegan finalmente al Congreso.