Feijóo y Abascal se unen en el escepticismo sobre las políticas medioambientales para atraer a los agricultores
Los líderes de PP y Vox utilizan exactamente el mismo término, “dogmatismo ambiental”, contra el Gobierno de Pedro Sánchez, mientras ahondan en su enfrentamiento entre las derechas
No es la primera vez que las melodías de PP y Vox suenan similar, pero en esta ocasión la coincidencia ha llegado también a la letra. Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal utilizaron este miércoles en la sesión de control al Gobierno un concepto idéntico para atacar al Ejecutivo de Pedro Sánchez: su supuesto “dogmatismo ambiental”. En su competición por capitalizar las protestas del campo, el líder del PP y el de...
No es la primera vez que las melodías de PP y Vox suenan similar, pero en esta ocasión la coincidencia ha llegado también a la letra. Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal utilizaron este miércoles en la sesión de control al Gobierno un concepto idéntico para atacar al Ejecutivo de Pedro Sánchez: su supuesto “dogmatismo ambiental”. En su competición por capitalizar las protestas del campo, el líder del PP y el de Vox convergen su discurso atacando las políticas medioambientales del Gobierno de coalición progresista, desdibujando la frontera ideológica entre ambos partidos y recrudeciendo su guerra en la derecha.
Primero percutió Feijóo a Pedro Sánchez con una pregunta que mezcló la amnistía con las protestas de los agricultores y en la que cuestionó las medidas de protección del medio ambiente del Gobierno y calificó a Bruselas como “un problema” para el sector agrario. “Mientras vive obsesionado por las noticias que le llegan de Waterloo”, espetó el líder del PP al presidente, “la España real se siente desatendida”. “Debería escuchar a la agricultura, porque no aguanta el dogmatismo ambiental de su Gobierno. El problema de los agricultores no está solo en Bruselas, está en la bancada de su Gobierno”.
Después del líder del PP, Abascal salió al ataque avisando al presidente socialista de que “la rebelión de los tractores detendrá su traición al campo español”. El líder de Vox repitió el mismo término de “dogmatismo medioambiental” que había usado Feijóo, pero curiosamente trató de incluir al PP en ese mismo saco. “Ya lo ha dicho [el vicesecretario del PP] Esteban González Pons: populares, socialistas y verdes son y serán coalición en Bruselas. Votan en comandita el 89% de las veces en favor del dogmatismo medioambiental. ¿Pacto verde? El de ustedes dos. ¿Transición ecológica? La de ustedes dos. Y la Agenda 2030, la de ustedes dos, es una amenaza de muerte para el campo español”.
La de este miércoles no era la primera vez que Feijóo cuestionaba las normas medioambientales por perjudicar, en su opinión, a los agricultores y ganaderos. En el discurso de su investidura fallida, el pasado septiembre, el líder del PP criticó que “la transición ecológica se haga de espaldas a la sociedad y al tejido productivo” y cargó contra la “dictadura activista”. Fuentes de su equipo recuerdan que el líder del PP, que gestionó durante 13 años la Xunta de Galicia, una comunidad con fuerte peso del mundo rural, ya había advertido muchas veces de los efectos de la transición ecológica en el campo.
Pero desde su llegada a la política nacional, Feijóo no había profundizado mucho más en este discurso, hasta que este miércoles lo recuperó al calor de la rebelión de los agricultores. El contexto ahora es el de esa fuerte movilización del sector agrario, en la que Vox lleva la delantera al PP en estrategias de penetración ―en todos los Gobiernos de coalición con los populares reclamó las consejerías de Agricultura― , a lo que se suma que hay elecciones en Galicia en poco más de 10 días. Los populares tratan de evitar que Vox coja vuelo capitalizando las protestas del campo y se han lanzado a una carrera con la extrema derecha por representar a los agricultores, aunque eso implique cuestionar la normativa de protección del medio ambiente.
En el equipo de Feijóo sostienen que no ha sido el líder del PP quien ha asimilado su discurso al de Vox, sino que ha sucedido al revés, que Abascal ha pretendido “marcarles” y les ha “copiado” el lenguaje, en realidad más moderado de lo que acostumbra a ser el del líder ultra. Los populares creen que la extrema derecha no les ha ganado todavía la batalla por el sector agrario. “El mundo del campo no busca soluciones en las ideas de Jorge Buxadé”, afirman fuentes del gabinete del líder del PP en referencia al vicepresidente de Vox.
El entorno de Feijóo asegura que hay una “gran diferencia” entre los discursos del PP y Vox sobre las políticas medioambientales, a pesar de que sí admiten que comparten con la extrema derecha que es necesario “relajar” la normativa medioambiental en algunas cuestiones para “ser sensible con las necesidades del campo”. Y ponen como ejemplo que hay que suspender el impuesto al plástico, que según ellos perjudica a los productores hortofrutícolas o ganaderos que lo utilizan. Pero, a diferencia de Vox, remarcan en el gabinete del líder popular, el PP no discute el cambio climático: “Nosotros no negamos que los polos se funden. El cambio climático es un asunto a combatir, pero no abandonando a las personas para priorizar a las plantas”.
En el paquete de medidas que PP y Vox han propuesto esta semana para aliviar los problemas de los agricultores hay, sin embargo, iniciativas coincidentes. El partido de Abascal plantea “la modificación del Plan Estratégico de la PAC, atendiendo a los intereses de los agricultores españoles, mediante su flexibilización y eliminación de exigencias medioambientales ideológicas y alejadas del bien común”. El PP apuesta también por “exigir, con carácter inmediato, la flexibilización de la Política Agraria Común, a efectos de consensuar criterios impuestos unilateralmente por el Gobierno de España, con medidas como la reducción de trámites, la revisión de los ecorregímenes —condiciones medioambientales— y el aplazamiento del cuaderno digital hasta el plazo establecido en el resto de países de la UE”, según se lee en el documento de iniciativas. La melodía y la letra de los dos partidos de la derecha se aproximan en su competición para capitalizar el problema del campo.