La ruptura de la izquierda: más riesgos electorales que de gobierno
Sánchez añade sin dramatismo a Podemos como actor para negociar tras dejar la formación de Ione Belarra el Grupo Parlamentario de Sumar
Después de todos los riesgos asumidos y los que están por llegar, la ruptura de la izquierda de la izquierda no ha sido acogida en el PSOE y en la Presidencia del Gobierno con dramatismo. Sí, un inconveniente más; un trabajo añadido, una página más en la ya abultada agenda de actores con los que hay que negociar para cada paso parlamentario. Aun así, la ruptura de Podemos con Sumar se vive con más preocupación por el terreno electoral próximo que por el día a dí...
Después de todos los riesgos asumidos y los que están por llegar, la ruptura de la izquierda de la izquierda no ha sido acogida en el PSOE y en la Presidencia del Gobierno con dramatismo. Sí, un inconveniente más; un trabajo añadido, una página más en la ya abultada agenda de actores con los que hay que negociar para cada paso parlamentario. Aun así, la ruptura de Podemos con Sumar se vive con más preocupación por el terreno electoral próximo que por el día a día parlamentario. Sumar se siente libre: la ruptura lleva consigo que nada tienen que hablar con sus antiguos compañeros.
“Se acabó”. Es la expresión sencilla y clara que utilizan en Sumar cuando se pregunta por el y ahora qué. Ahora, nada. Los cinco diputados de Podemos, adscritos al Grupo Mixto, tienen como interlocutor a los negociadores socialistas del Gobierno. Sea el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, o cualquier otro ministro sectorial. No entra en los cálculos la posibilidad de que uno de estos interlocutores pertenezca al movimiento Sumar.
Estos últimos no creen que haya necesidad de ese contacto, sino que derivan toda la responsabilidad en las negociaciones a la parte socialista del Gobierno; desde luego Bolaños, con mención al secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas, conocedor máximo de los contenidos legislativos y con capacidad para negociar con todos los grupos.
“El alivio” que expresan Podemos y Sumar por separado al verse libre el uno del otro es una carga para el Gobierno. Las recomendaciones del más alto nivel a la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, para que evitara lo que ha ocurrido, una vez que no incluyó al exministra de Igualdad, Irene Montero, en las listas electorales, cayeron en saco roto. La sima entre el espacio impulsado por Díaz y Podemos era de tal profundidad que el PSOE no tenía la menor probabilidad de que esa izquierda formara un bloque compacto. Eso se rompió casi inmediatamente después de que el exlíder de Podemos Pablo Iglesias saliera del Gobierno.
Durante los dos últimos años, Díaz y su equipo han pasado momentos de máxima tensión por las discrepancias con el de Ione Belarra, secretaria general de Podemos, en torno a leyes económicas y tomas de posición en política exterior. Ahora ha salido a la luz con la guerra en Gaza, pero el tira y afloja ha sido constante. La liberación también la siente Podemos. ¿Cómo iban a quedarse en el grupo de Sumar si su capacidad de iniciativa se reducía a cero al no tener mando ni voz en la dirección del grupo? En ambos lados se reafirman en lo que han hecho.
El problema, pequeño o grande, lo tiene el PSOE, aunque en estos momentos trate de minimizarlo. “Buscaré votos hasta debajo de las piedras para llevar adelante el proyecto de avance para el país”. Esta declaración del mes de septiembre de Pedro Sánchez, antes de que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, se presentara a su investidura pero conocida ya la imposibilidad de que tuviera apoyos para conseguirla, la ponen los interlocutores gubernamentales consultados en este contexto. Esa es la respuesta cuando se les pregunta por el aumento de los grupos a negociar para cada paso que quieran dar. Por supuesto, con Sumar.
A riesgo de que se les atribuya un comportamiento más teatral que real al señalar las discrepancias que hubo para llegar a un acuerdo con la parte socialista para firmar un acuerdo de gobierno, en Sumar se adelantan: “Nosotros no vamos a poner en riesgo la coalición ni la legislatura pero discutiremos sobre lo que discrepemos. Y discrepamos”. El último ejemplo que ponen en Sumar es la pelea con la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, por la reforma del subsidio de desempleo. La discusión ha sido real y seria, pero tanto en la mayoría socialista como en Sumar parten de que son una coalición con voluntad permanente de acuerdo. Las discusiones existirán por lo que el PSOE pueda pactar con Junts per Catalunya, el PNV y, en ocasiones, con Bildu y ERC. Estos dos últimos no apoyaron la reforma laboral.
Los cinco votos de Podemos son tan importantes como todos los demás; todos hacen falta, incluido el del BNG, con el que tanto el PSOE como Sumar se verán las caras en las elecciones autonómicas en Galicia, casi sin duda serán en marzo.
La preocupación del PSOE respecto a la ruptura de Sumar y Podemos se sitúa más en Galicia, después en el País Vasco, y en junio por las elecciones europeas, que en el Congreso. Al menos, inicialmente. ¿Cuántas candidaturas a la izquierda del PSdeG-PSOE se presentarán en Galicia? Tres, después de la ruptura entre Díaz y Belarra; un dibujo perturbador para el candidato socialista José Ramón Gómez Besteiro.
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, sabe de estas dificultades, pero le ven decidido a intentar vencerlas. Este martes arranca en el Congreso la perturbadora para muchos votantes socialistas proposición de ley sobre la amnistía. En pocos días se entrevistará el presidente del Gobierno con el líder del PP.
En ambos lados calibran si puede haber acuerdo alguno. La felicitación del PP a Calviño por su elección como presidenta del Banco Europeo de Inversiones, constatan en el PSOE, indica que todo sigue igual. Todo el contenido de la felicitación, emitida este viernes, es una enmienda a la totalidad de la labor de Calviño.