Sánchez defenderá la amnistía y garantizará la estabilidad política ante la investidura más tensa

El candidato socialista presentará su proyecto y reivindicará la normalidad democrática con el apoyo de 179 diputados frente al ambiente de excepción que plantea la oposición

Pedro Sánchez, este miércoles, a su llegada al Congreso de los Diputados.Foto: Samuel Sánchez

Hace cuatro años, en una investidura también complicada, aunque mucho menos que esta, y con movimientos de jueces decisivos en el último momento (un día antes, un viernes, 3 de enero, en pleno descanso navideño, la Junta Electoral Central se reunió de urgencia para inhabilitar a Quim Torra, entonces president), Pedro Sánchez arrancó de manera muy significativa su discurso: “Señora presidenta, señorías, señoras y señores diputados, buenos dí...

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Hace cuatro años, en una investidura también complicada, aunque mucho menos que esta, y con movimientos de jueces decisivos en el último momento (un día antes, un viernes, 3 de enero, en pleno descanso navideño, la Junta Electoral Central se reunió de urgencia para inhabilitar a Quim Torra, entonces president), Pedro Sánchez arrancó de manera muy significativa su discurso: “Señora presidenta, señorías, señoras y señores diputados, buenos días. No se va a romper España. No se va a romper la Constitución. Aquí lo que se va a romper es el bloqueo al Gobierno progresista democráticamente elegido por los españoles”.

Casi cuatro años después, la oposición a una investidura de Sánchez que llega tras la presentación de la ley de amnistía a más de 300 implicados en el procés se ha recrudecido. El presidente y los diputados llegarán al pleno del Congreso protegidos por 1.600 policías, desplegados para garantizar la seguridad en las calles que rodean el edificio ante la amenaza que suponen los llamamientos ultras a la protesta. El líder de Vox, Santiago Abascal, ha presentado una querella contra Sánchez en el Tribunal Supremo para paralizar la investidura, algo prácticamente imposible. El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, ha tratado de convencer a los corresponsales extranjeros en España de que la amnistía bloqueará las inversiones en el país. Y grupos de jueces han llegado a manifestarse contra la medida de gracia en la puerta de sus juzgados.

Frente a ese ambiente de tensión creciente, al que se suman las protestas diarias ante las sedes del PSOE, Pedro Sánchez, que no ha hablado demasiado en estos meses de negociación, con la excepción de su discurso rotundo de defensa de la amnistía en el comité federal del partido, ha preparado con sus asesores un debate político de fondo con varios ejes, que van desde el desarrollo de las medidas acordadas en la coalición, con una explicación detallada del proyecto económico progresista que se propone desplegar en los próximos cuatro años, hasta un balance del cumplimiento de su programa.

Pero sobre todo, según fuentes del Gobierno, Sánchez está preparando un discurso de respuesta a este ambiente de excepcionalidad que trata de instalar la oposición con dos ideas fuertes: una, la explicación de los pactos y por tanto, la defensa de la amnistía, en la línea ya apuntada en el comité federal. Pero sobre todo, el presidente reivindicará la normalidad democrática que supone la investidura siguiendo estrictamente el artículo 99 de la Constitución, frente a las acusaciones de “dictadura” de algunos sectores del PP, y ofrecerá algo completamente contradictorio con el ambiente que quiere generar la oposición: estabilidad política. Sánchez y su equipo están convencidos de que la legislatura será larga, como lo fue la anterior.

En 2020, nadie hubiera apostado por la resistencia de una inédita coalición y de un presidente que salió elegido por solo dos votos con el diputado de Teruel Existe protegido por la policía para enfrentarse al acoso que sufría por apoyar a Sánchez. Ahora, de nuevo, hay muchas apuestas a la inestabilidad de un Gobierno que necesita cada semana casi todos los votos de los ocho grupos que lo apoyarán: PSOE, Sumar, ERC, Junts, PNV, Bildu, BNG y CC. Pero Sánchez explicará en su discurso que él ha logrado, después de años de inestabilidad, casi terminar su legislatura anterior —adelantó unos meses las elecciones— y logrará hacerlo con esta, porque el acuerdo que se ha fraguado es sólido e implicará la aprobación de Presupuestos en cuanto empiece a rodar el Gobierno. Esa idea, la de la estabilidad política, es precisamente una de las que más se valora de Sánchez en el mundo económico y político internacional, como se puede comprobar fácilmente en sus viajes, especialmente al Foro de Davos (Suiza), el corazón del capitalismo internacional. Y frente a un ambiente de enorme tensión política y social, Sánchez quiere reivindicar esa estabilidad, que cree que se valora poco, y está convencido de que puede estirarla cuatro años más. En La Moncloa reivindican esa estabilidad y la paz social que se ha vivido estos años, frente a las tensiones vividas por ejemplo en Francia con la reforma de las pensiones.

Desde el punto de vista democrático, frente a las críticas de “fraude electoral” del PP o “Gobierno ilegítimo” de Vox, Sánchez reivindicará el respaldo a su investidura de 12,6 millones de votantes pertenecientes a ocho partidos. Será la investidura con mayor número de votos en las urnas desde la de José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 (13,5 millones). El grupo que apoya a Sánchez tiene 1,3 millones de votos más que el bloque del PP, Vox y UPN, mientras Coalición Canaria, que apoyó a Feijóo, ahora respaldará al líder socialista. Sánchez cuidará a sus socios y, a diferencia del presidente del PP, que en su intento frustrado a la jefatura del Gobierno llegó a replicar en un mismo turno, sin hacer distinciones, al PNV y EH Bildu, y lo mismo hizo con ERC y Junts, el candidato socialista dará un trato individualizado a cada grupo parlamentario como muestra de reconocimiento, según fuentes del Ejecutivo. Y explicará además con detalle los pactos alcanzados con cada uno de ellos como modo de comprometerse y de buscar su voto.

Pero el momento más delicado llegará al hablar de amnistía. Lo hará en el primer discurso, el que se usa en un debate así para explicar el proyecto político, pero sobre todo tendrá que hacerlo por la tarde, cuando la oposición se lance en tromba contra él por este asunto. Sánchez tiene preparado un discurso para tratar de convencer a millones de ciudadanos que tienen muchas dudas con la medida de gracia. Será muy difícil que lo logre en sectores conservadores que se han opuesto siempre incluso sin ver la ley, pero en La Moncloa confían en que algunos sectores templados y progresistas que rechazan la idea puedan escuchar del presidente una explicación de la utilidad política de una medida así para reconstruir la convivencia en Cataluña y cerrar la herida del procés. Ahora, con la ley encima de la mesa, este discurso será más claro. Sin embargo, Sánchez no negará que ha dado este paso para tener un Gobierno, como admitió en el comité federal, con la idea de “hacer de la necesidad virtud”. El líder socialista sigue pendiente de los votos de sus aliados independentistas, por lo que tendrá que hacer equilibrios a la hora de explicar los acuerdos con ellos y la propia amnistía.

Pero Sánchez no quiere que la medida de gracia monopolice el debate, que es lo que intentará la oposición. Por eso, desgranará lo que tendrá a cambio, cuatro años de un Gobierno progresista con la intención de consolidar la transformación económica y social iniciada en la anterior legislatura. Los elementos centrales están en el acuerdo de gobierno con Sumar, pero el candidato desarrollará otros, aunque no están previstos grandes anuncios. Sánchez quiere un discurso completamente diferente al de Feijóo en su investidura fallida de septiembre, donde se dedicó mucho más a atacar al presidente en funciones que a plantear sus propuestas. Habrá reproches al PP, y sobre todo intentará colocarlo aislado con Vox, mucho más en las réplicas, pero la idea inicial es ofrecer un proyecto político completo con un papel capital para la economía.

Apuesta económica

España sigue siendo uno de los países de la UE que más crecen y tienen la inflación más baja, y bate récords de ocupación (más de 21 millones de trabajadores) pese a la desaceleración global. Sánchez sigue convencido de que puede ser la legislatura del “pleno empleo” que para él supondría rebajar las cifras de paro al 8% (ahora es inferior al 12%). Todo ello manteniendo compromisos como la revalorización de las pensiones conforme al IPC o el aumento del salario mínimo hasta situarlo en el 60% del salario medio. La transformación industrial y la apuesta decidida en energías renovables impulsada por la adaptación al cambio climático será otro de los ejes del discurso de Sánchez, que con su ideario ecologista ha convertido al PSOE en una excepción dentro de la familia socialdemócrata, al no tener la competencia de un partido verde a costa de sus electores.

La ministra portavoz en funciones, Isabel Rodríguez, resaltó el martes que la hoja de ruta para los próximos cuatro años “está ya respaldada por los cinco años [de Sánchez] al frente del Gobierno de España”. La portavoz dio pistas de por dónde irá la intervención del líder socialista: “Si uno relee el discurso de investidura de hace cuatro años del presidente del Gobierno, lo que puede encontrar en él es que lo que entonces dijo, sin saber que se encontraría con una crisis como consecuencia de una pandemia o una guerra en Europa que han influido en nuestra economía, se ha cumplido. La dirección y el rumbo que entonces marcó el presidente del Gobierno era la transformación de una España hacia un modelo más sostenible desde el punto de vista energético, una transformación digital, una mejora de los derechos laborales, de los derechos sociales, la recuperación de los recortes, y todo eso se ha visto cumplido”.

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