Las 13 vidas truncadas por el fuego de la Fonda Milagros

Los exámenes de ADN han permitido establecer la identidad de las siete personas que aún figuraban como desaparecidos en el incendio de Murcia

En la fotografía del móvil de un familiar, Marta con sus hijos Sergio y Eric. Los tres murieron en el incendio de la discoteca.Jorge Torres (EFE)

La Policía Nacional concluyó este miércoles la identificación de los 13 fallecidos en las discotecas Teatre y Fonda Milagros incendiadas el domingo en Murcia. Seis de los cadáveres han sido identificados por huellas dactilares, mientras que las otras siete víctimas han tenido que ser sometidas al cotejo con muestras de ADN que han aportado sus familiares. Hasta ahora, estas siete personas figuraban c...

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La Policía Nacional concluyó este miércoles la identificación de los 13 fallecidos en las discotecas Teatre y Fonda Milagros incendiadas el domingo en Murcia. Seis de los cadáveres han sido identificados por huellas dactilares, mientras que las otras siete víctimas han tenido que ser sometidas al cotejo con muestras de ADN que han aportado sus familiares. Hasta ahora, estas siete personas figuraban como desaparecidos ya que, al no estar identificados, no se les podía dar por muertos.

La policía solicitó, desde el mismo domingo y pocas horas después de que se apagara el fuego, que los familiares de las personas que, según todo apuntaba, habían fallecido en el incendio aportaran enseres, objetos personales como cepillos de dientes, de pelo o maquinillas de afeitar con el fin de buscar material genético con el que cotejar las muestras tomadas de los cuerpos. El estado en el que se encontraban siete de los cadáveres impidieron que su identificación se pudiera hacer a través de las huellas dactilares.

Tras el examen en el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Madrid, la policía ha dado por concluida la labor de identificación de las víctimas, de las 13 personas que, en la mañana del domingo, perdieron su vida entre las llamas en la discoteca Fonda Milagros. Estos son los fallecidos:

Rafael Miranda, nació en Ecuador hace 37año , llevaba cerca de 20 en España, y trabajaba en una fábrica de piezas de alcantarillado, según el relato de su hermano, Cristopher. Acudió a la fiesta de cumpleaños de un amigo al que conocía desde hacía tiempo a través de sus respectivas parejas, que eran amigas y también estaban en la celebración. Seiby, la novia de Rafael, sí pudo salir de Fonda Milagros y fue quien dio la voz de alarma al no poder contactar con él tras el incendio.

Yossi Esteban Rivero, tenía 34 años y era de nacionalidad colombiana. Su madre, Dubi Reyes, fue quien acudió a la policía a portar objetos personales de su hijo para que pudieran hacer las pruebas de ADN con las que, finalmente, han identificado sus restos. El chico había ido a La Fonda Milagros esa noche con un primo que decidió abandonar la fiesta horas antes del incendio. El propio Yossi fue quien lo llevó a casa para después volver a la discoteca.

Olga Lucrecia, más conocida como Lula, era otra de las personas que, hasta este miércoles, se daba por desaparecida, ya que no se le pudieron tomar las huellas, tal como confirmó la portavoz del grupo Colombianos Unidos, Paulina Carrillo. Lula, que era camarera de profesión, era muy conocida entre la comunidad colombiana de Murcia porque era la mujer de un popular locutor de radio de la cadena latina SuperMix FM, Ferney Lozano. Era una asidua a Fonda Milagros, donde solía reunirse con sus amigos y compatriotas después de su trabajo en otro local de hostelería, según las palabras de Carrillo.

Marta Alejandra Hernández tenía 62 años de los que ya había pasado 15 en España a donde llegó, procedente de Nicaragua, en busca de prosperidad. Trabajaba como interna con un señor al que cuidaba. El día de la tragedia, Marta celebraba, como otros muchos años habían hecho, el cumpleaños de su hijo Eric. Perdió dos hijos y deja con vida otras dos hijas, Alejandra e Ivania, que viven en Zaragoza y Marsella (Francia) y que han viajado a Murcia para hacerse cargo de los cuerpos de su madre y hermanos.

Eric Torres Hernández sopló las velas de su 30º cumpleaños la misma noche del domingo, cuando se produjo el incendio en la Fonda Milagros. Lo celebraba con una veintena de personas entre las que se encontraban su pareja, familiares y amigos. Llegó a España, procedente de Chinandega (Nicaragua) siguiendo la senda de su madre y varios tíos y trabajaba como repartidor de refrescos.

Orfilia Blandón, de 27 años, era la pareja de Eric y, como el resto de sus compatriotas, llegó a Murcia para encontrar un trabajo y algo de prosperidad desde la nicaragüense localidad de Santa Rosa del Peñón. Vivía con Eric y la madre de este en el barrio de El Progreso.

Sergio Silva Hernández tenía 39 años. Era hermano de Eric por parte de madre, Marta. Como ellos, participaba en la fiesta de cumpleaños cuando le atrapó el fuego. Vivía con su tía, Miriam Montealegre en el centro de la capital murciana. Trabajaba de camarero.

Inés, tía de Eric, el cumpleañero que celebró los 30 en la discoteca incendiada.EVA MANEZ (REUTERS)

Leidy Correa era colombiana, tenía 28 años y suyo es el mensaje más desgarrador de la tragedia. “Mami, la amo. Vamos a morir. Mami la amo”, le dijo en un audio a su madre a las 6.06 de la mañana del domingo a modo de despedida. Es una de las cuatro víctimas del incendio que no residía en Murcia capital. Era la segunda vez que acudía fonda Milagros, según contó su padre.

Kevin Alejandro era pareja de Leidy Correa. Viajó con ella desde Caravaca de la Cruz, a unos 60 kilómetros de la capital murciana para pasar una noche de rumba. Este colombiano no era un asiduo de la Fonda Milagros pero la noche de la tragedia se encontraba en la discoteca.

Jorge Batioja tenía 38 años y era de Ecuador. Pese a la diferencia de edad con Leidy Correa y Kevin Alejandro, acudieron juntos a la discoteca, todos en el mismo coche, desde Caravaca. Su hermana Jessica fue una de las personas atendidas el mismo domingo en el Palacio de los deportes. El coche de Jorge, tractorista de profesión, estaba en la puerta del establecimiento pero él no aparecía. Cuando recibió la comunicación de la policía ya le pidieron que cogiera su cepillo de dientes. No solía desplazarse a la capital murciana pero ese día consiguió organizar a sus tres hijos, de 16, 9 y 4 años y acudió a la Fonda Milagros. “Sé que estaban en la parte de arriba porque me mandaron un vídeo”, se lamentaba su hermana aún sin saber que era una de las 13 víctimas.

Rosa María Rosero, también ecuatoriana y de 32 años, era la esposa de Jorge y amiga de Leidy y Kevin. Es, junto a su esposo y amigos, una de las pocas víctimas que no se encontraba en la celebración del cumpleaños de Eric. Actualmente hacía un curso de empleo de limpieza y mantenimiento de jardines en el Ayuntamiento de Caravaca donde se quedaron sus tres hijos.

En la foto, Eric y su novia Orfilia.Jorge Torres (EFE)

Tania Salazar era de Chinandega (Nicaragua) tenía 49 años y el suyo fue uno de los nombre más repetidos durante la jornada del domingo, horas después del incendio, en el Palacio de los deportes de Murcia donde se concentraron amigos y familiares de las víctimas. Su popularidad da cuenta también del cariño que le tenían a esta mujer, que llevaba 17 años viviendo en España. Era trabajadora doméstica y amiga de Eric, por lo que acudió a celebrar su cumpleaños.

John (no ha trascendido el apellido), nació en Ecuador. Su carácter amable y afable le granjeó decenas de amigos que preguntaban por él en la mañana del domingo a pocos metros de la discoteca incendiada a la que acudió con su pareja Tania a celebrar el cumpleaños de Eric, al que le unía, además, una marcada afición por el fútbol.

Mientras, el Gobierno de Murcia gestiona la llegada España desde Marsella (Francia), Ecuador y Nicaragua de cinco familiares de las víctimas del incendio. El Ejecutivo de Fernando López Miras asumirá el coste de los gastos relacionados con la reagrupación, además de coordinar las necesidades asistenciales que surjan en todos los casos, en coordinación con los ayuntamientos de la ciudad de Murcia y de Caravaca de la Cruz.

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