Un exrapero acusado de yihadismo se defiende: “Respecto al ISIS o Al Qaeda, mi sentimiento es de odio”
La Audiencia Nacional comienza a juzgar al británico Abdel-Majed Abdel Bary, que se convirtió en uno de los presuntos terroristas más buscados de Europa y que fue capturado en Almería en 2020 tras llegar en patera
Abdel-Majed Abdel Bary cambió totalmente de vida en 2013. Este antiguo rapero británico de 33 años, que firmaba canciones con el alias de L Jinny, dejó atrás Reino Unido para emprender un largo viaje que le llevaría hasta Siria. Los servicios de inteligencia y la policía aseguran que sus intenciones no eran nada inocentes: que quería, según apunta también la Fiscalía, integrarse en el autodenominado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) como foreign fighter (combatiente extranjero). Sin embargo, ...
Abdel-Majed Abdel Bary cambió totalmente de vida en 2013. Este antiguo rapero británico de 33 años, que firmaba canciones con el alias de L Jinny, dejó atrás Reino Unido para emprender un largo viaje que le llevaría hasta Siria. Los servicios de inteligencia y la policía aseguran que sus intenciones no eran nada inocentes: que quería, según apunta también la Fiscalía, integrarse en el autodenominado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) como foreign fighter (combatiente extranjero). Sin embargo, sentado este miércoles ante el tribunal de la Audiencia Nacional que ha comenzado a juzgarlo por delitos de terrorismo, Abdel Bary ha negado todas las acusaciones: “No es cierto lo que se dice. Yo no viajé a Siria para proteger el islam, ni para combatir. Viajé por razones humanitarias”, se ha defendido.
“Mi familia y yo mismo hemos vivido en Reino Unido por más de 30 años. He adoptado por completo el estilo de vida occidental”, ha insistido Abdel Bary a los magistrados. “Creo en la libertad de credo. Y respecto al ISIS o Al Qaeda, mi sentimiento es de odio. No estoy de acuerdo con su ideología ni con sus acciones”, ha apostillado el sospechoso, al que se acusa de permanecer cerca de dos años luchando en las filas del ISIS, hasta que salió de Siria en 2015. Un lustro después, en abril de 2020, la Policía lo detuvo en Almería junto a los argelinos Abderrezak Siddiki y Kossaila Cholluah, de 31 y 27 años respectivamente. Según los agentes, los tres habían formado una célula yihadista que pretendía “cometer cualquier tipo de acción relacionada con su militancia terrorista o, cuando menos, recabar apoyo local para viajar” por Europa.
Nacido en Egipto, aunque criado en Reino Unido, Abdel Bary permaneció años bajo el radar de las fuerzas de seguridad. Llegó a convertirse en uno de los presuntos yihadistas más buscados de Europa. Es hijo de Adel Abdelmajed Abdelbary, un histórico terrorista de Al Qaeda extraditado a EE UU por participar en los atentados perpetrados contra las embajadas estadounidenses de Kenia y Tanzania en 1998. Y los investigadores lo consideran un “violento” extremista. “En agosto de 2014, realiza la publicación [en sus redes sociales] de una fotografía de él mismo sosteniendo la cabeza de una persona en una plaza de Raqqa (Siria)”, aseveró la jueza María Tardón en un escrito. Los agentes también lo identifican en varias imágenes subidas a internet donde “porta fusiles de asalto tipo Kaláshnikov o ametralladoras”. La Fiscalía ha pedido nueve años de cárcel para él.
Pero Abdel Bary lo ha negado todo este miércoles: “Yo nunca he estado en Raqqa [...] Yo no soy el de esas imágenes”, ha subrayado, antes de remarcar que, en esas instantáneas, no se ve la cara de las personas que aparecen: “Yo no sé quién es. Ni sé si las armas son reales o no. No entiendo cómo pueden asumir que sean reales”. Además, según el acusado, él solo permaneció “siete u ocho meses” en Siria, donde desarrolló labores “humanitarias”, ayudó a la población afectada por la guerra y montó una cafetería en Atma, una población cercana a la frontera con Turquía y donde se levantó un campo de refugiados.
—¿Usted promulga las ideas de su padre? —le ha preguntado a Abdel Bary su abogado, Álvaro Durán.
—No. Yo no tengo relación con mi padre. He tenido problemas con mi padre.
—Su padre fue condenado, ¿qué opina de sus acciones?
—Estoy en contra al 100% de sus acciones.
—¿Por qué abandonó Atma?
—Porque los musulmanes empezaron a pelearse entre ellos y me di cuenta de que muchos grupos no estaban luchando por la democracia. Eran solo ladrones que ponían controles donde querían, y que empezaron a secuestrar a extranjeros para beneficio económico.
Viaje a España
La Policía no comparte esa teoría y asegura que Abdel Bary permaneció en Siria hasta 2015, cuando su amigo Hussein murió en un ataque con dron de EE UU. La instrucción apunta que entonces decide abandonar el país y, tras pasar primero por Turquía y después por Argelia, llega a Europa en 2020.
Como desveló EL PAÍS, la Policía capturó a Abdel Bary y a los otros dos acusados en Almería el 20 de abril de 2020, tras seguir el rastro que habían dejado en aplicaciones móviles para pedir comida a domicilio. Los servicios de inteligencia habían comunicado sus sospechas de que el grupo intentaría acceder a la Península y que, con el país confinado por la pandemia de coronavirus, podría utilizar las vías de entrada de inmigrantes. Los tres han asegurado este miércoles al tribunal que llegaron en “patera” a la costa andaluza —desembarcaron cerca de la localidad de San José, ha dicho Siddiki— tras salir desde Argelia.
Los tres acusados han manifestado que no comparten el ideario extremista. “Hay muchas cosas en mi religión que están prohibidas, pero no significa que yo las siga. Yo fumo marihuana, consumo alcohol, tomo pastillas, drogas...”, ha dicho Abdel Bary. ¿Qué opina de los grupos yihadistas? “Son como los etarras aquí en España. No creo en ellos”, ha remachado Kossaila Cholluah.