Del sanchismo al feísmo

Ver a Feijóo al lado del programa electoral de Vox es como si se hiciera una foto con el yeti. Pero hace como que es un koala, que no muerde. Todo lo que dice busca eludir el yeti en la habitación

En el centro, el candidato del PP a la presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo, este viernes en Badajoz.Andrés Rodríguez (Europa Press)

Ver a Feijóo al lado del programa de Vox es como si estuviera haciéndose una foto con el yeti. Pero él hace como que es un koala, que no hace nada, que no muerde. La imagen dominante hasta ahora, el sanchismo, está dejando paso a la que puede salir si gana una alianza del PP y Vox. ¿Cómo la llamaríamos? Si se ha dicho sanchismo, no sanchecismo, entonces lo de Feijóo sería feísmo, no feijooísmo, que suena rarísimo. Feísmo, además, pega. Signifi...

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Ver a Feijóo al lado del programa de Vox es como si estuviera haciéndose una foto con el yeti. Pero él hace como que es un koala, que no hace nada, que no muerde. La imagen dominante hasta ahora, el sanchismo, está dejando paso a la que puede salir si gana una alianza del PP y Vox. ¿Cómo la llamaríamos? Si se ha dicho sanchismo, no sanchecismo, entonces lo de Feijóo sería feísmo, no feijooísmo, que suena rarísimo. Feísmo, además, pega. Significa esto: “Tendencia artística o literaria que concede valor estético a lo feo”. En este caso, valor político. Por eso todo lo que ha dicho Feijóo esta semana busca eludir el yeti en la habitación. En un vídeo camina por el bosque, como Caperucita, para sugerir que es un chaval de aldea, “el primer presidente rural”, pero no cuenta con el lobo. Es más, le gustaría que fuera un cuento donde el lobo no aparece. Es más, que sería él quien se lo comería.

En ese cuento, Feijóo presenta la derrota del PSOE como una especie de vuelta a la normalidad, tras un mal sueño: “Seremos un Gobierno sereno, no revanchista o vengativo”; “Las vendettas y el sectarismo pretendo que se vayan con el actual presidente”. Recuperar la armonía perdida quiere decir que solo dejarán de estar enfadados si ganan. De ahí que, mientras Sánchez habla del “tráiler de esta película tenebrosa de Feijóo y Abascal”, el líder popular ya está, por si acaso, con la promoción de la película Gobierno ilegítimo 2, el retorno (el golpe definitivo). Lo ha dejado caer en todas partes: “El objetivo del PSOE es gobernar perdiendo y yo me comprometo a no gobernar si pierdo”. Le dijo a Piqueras (que está haciendo buenas entrevistas): “Puede pasar, fíjese, que el señor Sánchez quiera presidir el Gobierno de España perdiendo las elecciones, esto comprenderá usted que es inédito”. Y en El Periódico: “Esto va en contra de los principios y de los pactos del Estado (…) Cuando se quiebra este principio, que ha estado vigente en España desde el año 78 con la Constitución, de que gobierne el que gane, es muy peligroso”.

El presidente de Vox, Santiago Abascal, en un mitin en Valladolid este viernes.NACHO GALLEGO (EFE)

Todo esto se lo está inventando sobre la marcha, al ver las encuestas. Aquí tiene un lío con Vox, porque están hablando a la vez de dos cosas: de las elecciones y de las negociaciones que tienen ahora en gobiernos regionales. Hasta Abascal le ha dicho: “Me parece que plantear la lista más votada en un sistema parlamentario como el español no tiene ningún sentido. Eso es una ocurrencia del señor Feijóo contraria al sistema parlamentario” (entrevista al Diario de Burgos). El líder del PP incluso ha aventurado que se pondría a hacer llamadas a gente del PSOE para que convencieran a Sánchez de abstenerse, llegado el caso, como cuando te falta uno para el mus o para una pachanga y llamas a cualquiera desesperado. Ya lanzado, ha hecho una de las promesas más temerarias que se recuerdan en una campaña, casi de fábula infantil: “No mintamos, está prohibido mentir”. Se ha comprometido literalmente “a no mentir”. Claro, eso a veces le aboca a no contestar. Piqueras: ¿Qué va a hacer usted con los impuestos a las eléctricas y a la banca? Respuesta: “Mire usted, Europa está en algunos países casi en pleno empleo…”. No respondió.

Una derivada de este planteamiento es que desde luego sería mejor no necesitar a Vox y esa es la paradoja del PP: también necesita azuzar el miedo a Vox, pero lo hace raro. Es decir, no como los demás, diciendo que son unos energúmenos, es que luego a lo mejor tiene que gobernar con ellos (y ya lo hacen en tres comunidades). El PP pide una mayoría absoluta como en Madrid o Andalucía, pero no les pone a parir, espera que el votante se dé cuenta solo de su calaña. En ese sentido, Vox les ha hecho un favor con su delirante programa. Pero Feijóo no marca ni una línea roja. No hay dilema ético, es una cuestión práctica, matemáticas de Estado. De hecho, le preguntan si podría dormir con ellos en el Gobierno y se ríe. Los de Vox son los chavalotes que exageran, no hay que hacerles demasiado caso. Los trata con aire de superioridad, cree que los tiene controlados. Ya. En realidad, como pasaba con Podemos y el PSOE, el enemigo íntimo de Vox es el PP, no Sánchez: quieren su puesto.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en la presentación del programa electoral del PSOE para las elecciones generales, en Madrid, este viernes.ÓSCAR CORRAL

Sánchez, mientras, triunfa en su Kamikaze Tour por medios hostiles (los fans del gore seguimos soñando que vaya donde Federico). De hecho, fue muy hábil sacándole él los titulares a Ana Rosa, para que lo blanqueara ante los suyos. Esto dijo ella: “La gente educada no estamos de acuerdo con los insultos”. “Que los de Vox hablen de violencia intrafamiliar es un absurdo, es jugar a esto... francamente mal”. “Usted va a necesitar el apoyo de los independentistas y Bildu, es lo que tenemos: ultraderecha y ultraizquierda”. Parecía una votante socialista dolida, deseosa de volver a creer. “Estoy aquí muy a gusto”, concluyó Sánchez. Es su frase de la semana, porque era impensable no solo la semana antes, sino todos los años antes.

Yolanda Díaz parte en desventaja, además de que las puñaladas amigas, de Podemos a Rufián, deben de ser fatales para la espalda, porque sus entrevistas tienen menos morbo que las de los otros tres candidatos, e intenta arreglarlo anunciando más prodigios que Willy Wonka en la fábrica de chocolate: de 20.000 euros al cumplir 18 años al dentista y el oculista en lo público. Tiene el problema de explicarlo bien y que suene posible. Al contrario del feísmo de Vox, parece demasiado bonito para ser cierto. Y se ve que su némesis no es tanto la derecha, sino “la señora Calviño”, así la llama, ninguna familiaridad. En realidad, Díaz es la única que está hablando a los jóvenes y además luego saca su cara más pragmática: “Prefiero alcanzar un acuerdo que sirva para una década que una victoria que dure 10 minutos”. Quiere subrayar que no va a lo loco, no es una pirada de Podemos. Es decir, lo que está prometiendo no es literal, sino que estirará un posible Gobierno hacia la izquierda y que disparando cien ideas, al menos luego sacará cinco.

La candidata de Sumar a la presidencia del Gobierno, Yolanda Díaz, y el líder de Más País, Íñigo Errejón, en un acto en Valencia, este sábado.Eduardo Manzana (Europa Press)

Vox, por su parte, ha vuelto a dar prueba de su talento para añadir nuevos matices al concepto de ruindad. La frase de la semana de Abascal es una trola deleznable, el tuit que escribió tras el asesinato de una mujer en una tienda del centro de Madrid, dando por buena una noticia falsa que lo atribuía a inmigrantes magrebíes: “Ni Sánchez ni su vicepresidenta se acordarán de esta mujer. No habrá minutos de silencio, ni portadas, ni programas especiales… Solo Vox se acuerda de que hay españoles que están sufriendo el disparate migratorio avalado por todos los partidos”, tuiteó. Luego resultó que los atracadores eran españoles. Piqueras se lo hizo notar y Abascal reculó: “Bueno, pues la verdad es que parece una equivocación haciéndose eco de una noticia que tiene un error”.

Además de no borrar su tuit, lo que no dijo es que la noticia la dio La Gaceta de la Iberosfera, un medio digital de la fundación Disenso… que es de Vox. De hecho, la creó “para aportar ideas al partido”. Y bulos, por lo que se ve. Es el círculo de basura perfecto: ellos mismos se inventan una noticia falsa con la que pueden soltar brutalidades, y luego pueden decir que fue culpa del medio, que se equivocó. Abascal también repite mucho una idea que no se está resaltando, ideal para crear un caos tipo Brexit: un festival de referendos. Ha dicho: “Queremos preguntar a los españoles, ya que la soberanía está en el centro de la actividad política española, y nunca hemos preguntado sobre inmigración, defensa y soberanía nacional o política energética”. Todo precioso. Bienvenidos al loco mundo de la Iberosfera.

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