La bandera LGTBI enreda de nuevo a PP y Vox

Los populares lanzan un apasionado alegato contra la homofobia mientras algunos de sus alcaldes evitan la bandera arcoíris bajo la presión de Vox

La secretaria de igualdad del PSOE en Castilla y León con una bandera en las Cortes.Emilio Fraile

La todavía incipiente alianza entre PP y Vox se está revelando como una fuente inagotable de enredos, especialmente embarazosos para los populares. Tras las idas y venidas de los últimos días sobre los pactos entre las dos formaciones de la derecha, la celebración este miércoles del Día Internacional del Orgullo LGTBI ha vuelto a evidenciar las contradicciones y los titubeos del PP en su relación...

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La todavía incipiente alianza entre PP y Vox se está revelando como una fuente inagotable de enredos, especialmente embarazosos para los populares. Tras las idas y venidas de los últimos días sobre los pactos entre las dos formaciones de la derecha, la celebración este miércoles del Día Internacional del Orgullo LGTBI ha vuelto a evidenciar las contradicciones y los titubeos del PP en su relación con la extrema derecha. Por un lado, los populares hicieron público un apasionado alegato para expresar su compromiso con las “políticas que hagan frente a la LGTBI-fobia”. Su líder, Alberto Núñez Feijóo, se explayó en Twitter difundiendo mensajes en su misma línea. Y al mismo tiempo, Vox lanzaba una ofensiva contra la exhibición de la bandera arco iris en edificios públicos, secundada por el PP en algunas instituciones donde ambos gobiernan juntos, como el Ayuntamiento de Valladolid.

La posición de la extrema derecha no dejó lugar a dudas en ningún sitio de España. En municipios grandes y pequeños, y en parlamentos donde sus pactos con el PP le han otorgado el mando, Vox decidió retirar las enseñas o exigir a sus socios del PP que lo hiciesen. En las Cortes de Castilla y León, su presidente, el ultra Carlos Pollán, no solo evitó colgar la bandera en la fachada de la sede parlamentaria, sino que amenazó con denunciar al líder regional del PSOE, Luis Tudanca, porque este partido exhibió los símbolos LGTBI en las ventanas de las oficinas de su grupo.

Frente a la avalancha de la extrema derecha, la reacción del PP fue un manojo de contradicciones. Nadie lo ejemplificó mejor que el futuro presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, quien decoró su cuenta de Twitter con una gran bandera LGTBI, mientras en las Cortes regionales, presididas desde el lunes —gracias al apoyo del PP— por una miembro de Vox, la militante ultracatólica Llanos Massó, la enseña arco iris permaneció ausente por primera vez desde 2015.

La dirección nacional de los populares se había sumado de forma entusiasta al Día del Orgullo con un manifiesto repleto de proclamas muy similares a las que repite a menudo el movimiento LGTBI. “Desde el Partido Popular reiteramos nuestro compromiso con todo el colectivo LGTBI, siempre. Y lo hacemos como partido que nunca dejará de defender la libertad y la dignidad del ser humano, el derecho de todos a vivir como deseemos”, reza el documento. El PP presume de que “España es una de las naciones más igualitarias y justas del mundo, la tercera en respeto al colectivo LGTBI”, un logro que atribuye a “hombres y mujeres libres” y a “políticos de todas las ideologías”. El matrimonio entre personas del mismo sexo fue regulado por ley durante el Gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero con la oposición del PP, que llevó su rechazo hasta el Tribunal Constitucional. Con el actual Gobierno de coalición entre PSOE y UP, el Congreso ha aprobado una ley trans, también con el voto en contra de los populares, y otra sobre la igualdad de trato y la no discriminación, ante la que se abstuvo el partido de Feijóo.

El tono tan contundente del manifiesto a favor de las celebraciones del Orgullo LGTBI fue compartido por el líder de la formación en sus mensajes en las redes sociales. “Libertad es poder elegir. Celebramos el reconocimiento a la diversidad y que cada uno decida quien quiere que le acompañe en su vida. Feliz Día del Orgullo”, escribió Feijóo en su cuenta de Twitter, donde propagó otros mensajes de tenor similar divulgados por su partido, alguno de ellos decorado además con la escala de los colores del arco iris.

Lona en apoyo del colectivo LGTBIQ+ en la fachada del Parlamento de Navarra. PABLO LASAOSA

Esta era el mensaje que emanaba desde el número 13 de la calle Génova de Madrid, sede nacional del PP. Pero a lo largo del territorio, en decenas de instituciones donde los populares comparten gobierno con Vox, la posición ya no resultó tan inequívoca. En la misma comunidad madrileña, la enseña desapareció de los balcones de las casas consistoriales de Alcalá de Henares, Algete y Boadilla del Monte, que estrenan ejecutivos de coalición entre los dos partidos de la derecha. El Gobierno regional, que preside Isabel Díaz Ayuso, evitó cualquier mensaje referente a la celebración, mientras el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, ha prescindido desde hace tiempo de la bandera, pero sí iluminó el edificio municipal, en la plaza de Cibeles, con los colores de la lucha LGTBI.

El nuevo alcalde de Valladolid, el popular Jesús Julio Carnero, era hasta hace poco presidente de esa Diputación Provincial, en cuya sede sí solía colocar la bandera arcoíris para conmemorar el Día del Orgullo. Ahora Carnero debe su cargo a Vox y eludió hacer lo mismo en la casa consistorial vallisoletana. En Elche también gobiernan juntos los dos partidos de la derecha y allí sí se izó la bandera, aunque solo en un balcón lateral y sin la presencia del alcalde, el popular Pablo Ruz. En otras ciudades donde el PP gobierna en solitario, como Zaragoza, Málaga, Logroño o Castellón, la enseña flameó como de costumbre.

En Valladolid se vivió además uno de los intentos más recalcitrantes, a cargo de un militante de la extrema derecha, de borrar cualquier símbolo LGTBI de las instituciones. El presidente del Parlamento de la comunidad autónoma —donde gobiernan PP y Vox— amenazó con enviar a los servicios de seguridad a la oficina del PSOE para retirar las enseñas que este partido había colocado en sus ventanas. Finalmente, Pollán anunció que denunciará a los socialistas por sospechar que la exhibición de esos símbolos sea un “hecho constitutivo de delito” a la luz de una sentencia del Tribunal Supremo que rechaza las presencia de banderas no oficiales en las sedes de las instituciones. Pollán acabó también con la costumbre de iluminar la fachada del edificio de las Cortes con los colores arcoíris, lo que, en cambio, sí permitió su compañera y nueva presidenta del Parlamento aragonés, Marta Fernández. En Baleares, la sede parlamentaria, ahora bajo la presidencia del ultra Gabriel La Senne, con un extenso currículo de pronunciamientos xenófobos y contra el colectivo LGTBI, desterró cualquier alusión a las conmemoraciones del día.

La cruzada de los ultras deparó otro insólito episodio en Valdemorillo, un municipio madrileño de 15.000 habitantes donde gobiernan junto al PP. Los populares cedieron a Vox la concejalía de Cultura y esta no ha tardado en cancelar una representación teatral basada en Orlando, obra de una de las grandes escritoras del siglo XX, Virginia Woolf, publicada hace casi un siglo y en la que se abordan las relaciones homosexuales.

En los lugares donde está en la oposición, la extrema derecha se empleó a fondo para denunciar las muestras de apoyo al Día del Orgullo. En Navarra, su portavoz, Maite Nosti, consideró que la colocación de la bandera en el Parlamento foral supone un “uso partidista” de la Cámara “al servicio del lobby LGTBI”, que, según ella, “intenta hacer creer que en España los homosexuales viven peor que en Arabia Saudí, Irán o Yemen”.

Al líder de Vox, Santiago Abascal, le habían preguntado a primera hora de la mañana en La Hora de La 1 si iba a celebrar el Día del Orgullo. Y Abascal se apresuró a disipar cualquier posible equívoco: “No, no lo tenía previsto, entre otras cosas supongo que porque soy heterosexual”.

Con información de Juan Navarro y Rafa Burgos

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