Pablo Ibar: “Estoy destrozado. Todavía tengo una sentencia de muerte”
El ciudadano hispano-estadounidense condenado a muerte envía una carta manuscrita en la que muestra su desolación por los reveses judiciales recibidos. “Es una falta de justicia”, dice
“Estoy destrozado. Ya no sé qué más puedo hacer para demostrar mi inocencia”. Pablo Ibar, ciudadano hispano-estadounidense de origen vasco, declarado culpable en 2000 y condenado a muerte por un triple asesinato ocurrido en 1994, asegura sentirse abatido y muy triste tras la decisión de un tribunal de Florida, que recientemente ha denegado la revocación de la condena de cadena perpetua y la celebración de un nuevo juicio. En una nota escr...
“Estoy destrozado. Ya no sé qué más puedo hacer para demostrar mi inocencia”. Pablo Ibar, ciudadano hispano-estadounidense de origen vasco, declarado culpable en 2000 y condenado a muerte por un triple asesinato ocurrido en 1994, asegura sentirse abatido y muy triste tras la decisión de un tribunal de Florida, que recientemente ha denegado la revocación de la condena de cadena perpetua y la celebración de un nuevo juicio. En una nota escrita de su puño y letra, remitida a la Asociación Pablo Ibar-Juicio Justo, el penado muestra su desolación por el fallo del tribunal que ratifica la sentencia que actualmente cumple, una decisión que califica de “falta de justicia”.
Pablo Ibar, de 50 años, casado y padre de dos hijos, lleva casi 29 años preso por un triple crimen desde que precisamente hoy se cumplen 29 años y cuya autoría siempre ha negado. El Tribunal de Apelaciones del 4º Distrito de Florida, con sede en West Palm Beach, rechazó en abril pasado los argumentos de su abogado, Joe Nascimento, quien había pedido la revocación de la cadena perpetua y la celebración de un nuevo juicio, esta vez “con todas las garantías”, informa la citada asociación.
Ibar ha enviado dos cuartillas de cuaderno manuscritas en las que reconoce su frustración por las últimas resoluciones judiciales en su contra. “Ya no sé qué más puedo hacer para demostrar mi inocencia y tener un juicio justo”, escribe. Dice, además, que la negativa de la Corte de apelación a estimar el recurso y, por otro, que lo haya hecho sin fundamentar siquiera los motivos de su decisión vienen a suponer una nueva sentencia de muerte: “No estoy en el corredor de la muerte, pero todavía tengo una sentencia de muerte”. También aprovecha la breve misiva, redactada con un bolígrafo, para agradecer las innumerables muestras de apoyo que viene recibiendo de diferentes lugares del mundo: “A todos los que me han apoyado, los quiero con todo mi corazón y alma”. Y se despide con un “gracias por eso”.
Ibar, sobrino del boxeador José Manuel Ibar, Urtain, sigue recibiendo el apoyo de su familia, asegura la asociación que desde hace décadas trabaja en dar visibilidad a este caso y, además, trata de reunir fondos suficientes para hacer frente al costoso proceso judicial. Su esposa Tanya, que le visita asiduamente, señala en un vídeo grabado a la salida de la cárcel que ambos están viviendo una “situación difícil”. “Nos sentimos muy perdidos y, aunque no perdamos la esperanza, os pedimos que no olvidéis a mi marido”, dice su mujer tras mantener un encuentro con su marido en la prisión. Y añade que siguen “luchando por traerlo de vuelta a casa y liberarlo de este lugar. No se merece estar ahí”.
Las esperanzas que Ibar mantenía en el recurso que en el mes de febrero defendió su abogado en el Tribunal de Apelaciones del 4º Distrito Judicial de Florida se fueron al traste al conocerse la resolución dos meses después. Fue un varapalo la decisión adoptada por los tres magistrados que conformaban la sala, quienes rechazaron 11 de los 12 motivos esgrimidos por el abogado “sin argumentar siquiera las razones”, asegura la asociación en una nota informativa.
La defensa tiene previsto interponer ahora un nuevo recurso, esta vez ante el Tribunal Supremo de Florida, el mismo estamento que en 2016 anuló la condena a pena de muerte que entonces recaía sobre Ibar y que ordenó repetir el juicio. Entonces, el alto tribunal estadounidense estimó que las pruebas que existían contra Pablo Ibar eran “escasas” y “débiles”.
Ibar ya ha cumplido 29 años de prisión tras su detención en junio de 1994 bajo la acusación de haber asesinado a Casimir Sucharsky, dueño de un club nocturno, y a las modelos Sharon Anderson y Marie Rogers, un triple crimen en el que Ibar siempre negó haber participado. La secuencia de los hechos fue grabada por una cámara de vídeo situada en el salón de la casa, que, en un momento determinado, captó el rostro de un joven con rasgos latinos que la Policía identificó con Pablo. Tras 16 años en el corredor de la muerte, en 2016 un tribunal de apelación anuló esa sentencia al considerar las pruebas “demasiado endebles” y ordenó un nuevo juicio. En 2019, ese nuevo proceso condenó al hispano-estadounidense de origen vasco a cadena perpetua.
A la espera de lo que pueda deparar la nueva fase judicial que arrancará con la interposición del recurso ante el Tribunal Supremo de Florida, la Asociación Pablo Ibar-Juicio Justo sigue trabajando en nuevas iniciativas que le permitan lograr apoyos y recursos económicos. La asociación acaba de crear una línea de Bizum con el fin de facilitar y agilizar las donaciones que ayuden a costear el proceso judicial.