El leonesismo ruge de nuevo y enseña colmillo para Madrid
El tirón del partido localista UPL en las recientes elecciones locales y las últimas autonómicas, de 2022, lo animan a aspirar al Congreso
El leonesismo protagoniza las pintadas en el centro de León o en tapias de la provincia. “León solo” o “País llionés” se lee en muros, rótulos o cualquier soporte por una ciudad y territorio con una reivindicación histórica de independencia. Lejos queda aquel reino de León, cuna del parlamentarismo en 1188, parte de la moderna Castilla y León tras la configuración autonómica y el Estatuto de la comunidad en 1983. Cualquier político que se precie debe acentuar el “y” al decir “Castilla y León” o distinguir ambas regiones...
El leonesismo protagoniza las pintadas en el centro de León o en tapias de la provincia. “León solo” o “País llionés” se lee en muros, rótulos o cualquier soporte por una ciudad y territorio con una reivindicación histórica de independencia. Lejos queda aquel reino de León, cuna del parlamentarismo en 1188, parte de la moderna Castilla y León tras la configuración autonómica y el Estatuto de la comunidad en 1983. Cualquier político que se precie debe acentuar el “y” al decir “Castilla y León” o distinguir ambas regiones para no indignar a buena parte del electorado leonés, sea de izquierda o de derecha. La canalización de parte de ese sentir la recoge la Unión del Pueblo Leonés (UPL), partido movido por la independencia leonesa. El éxito en las autonómicas de 2022, refrendado en las recientes municipales, empuja a UPL a soñar con un escaño en el Congreso, inédito en su historia parlamentaria.
El puente de los Leones, por si cupiese duda de dónde se encuentra el visitante, atraviesa el Bernesga rumbo al centro urbano. La imponente catedral gótica se vislumbra al fondo, la Casa Botines de Gaudí queda a la izquierda y al popular barrio Húmedo se llega serpenteando entre callejuelas adornadas por artistas callejeros más o menos ingeniosos, pero con notable apego al terruño. La bandera magenta con el regio felino, una de las heráldicas más antiguas de Europa, corona varios balcones, a veces en solitario, pero otras acompañada de la española. Puede apostar sin miedo una morcilla o botillo de los ofrecidos en un mercadillo de la plaza Mayor a que no encontrará la enseña de Castilla y León en esas ventanas. Consultar por el leonesismo hace levantar la cabeza a Carmen Caballero de los cebollinos que revisa en uno de los puestos: “Yo he votado a UPL. Que suba, que suba, que para algo son de León”. La mujer, de 68 años, ha vuelto a confiar en este partido tras sentirse decepcionada por las formaciones clásicas, causantes del “abandono” de León. “Lo que quiero es que hagan algo”, sentencia, molesta con el devenir de su tierra.
UPL cuenta con tres parlamentarios en las Cortes autonómicas, igualando su máximo en estas décadas de reivindicaciones. En 2022, cosechó el 21,3% de los sufragios provinciales por el 14,2% de mayo, cifra que achacan a la mayor presencia de PP y PSOE en las corporaciones municipales. Luis Mariano Santos, líder en el Parlamento, celebra esos 37.000 votos: “Cada vez es más real la inquietud por tener una comunidad propia para la región leonesa”. Santos recuerda que la demarcación territorial a la que aspiran comprende a León, Zamora y Salamanca, pues en estas dos provincias también hay ayuntamientos de UPL, y achaca este sentir al “fracaso” de las políticas tradicionales: “Cala por los datos económicos, sociales y demográficos. Parte del gran electorado es joven, gente que ha conocido esta comunidad como se ha configurado y ve que para desarrollarse hay que cambiar el marco territorial”. Las elecciones de julio suponen la “gran oportunidad” para tener voz en Madrid, añade, tras concurrir sin rédito en comicios anteriores. En 2019 lograron 9.500 sufragios y Vox sacó escaño con 40.900.
El historiador leonés Alejandro Valderas, ligado a UPL, ciñe la “esperanza” de lograr diputado a la desafección con el PP y el PSOE, pero lamenta que la reducción de población de las últimas décadas repercute también en lo representativo: León solo otorga cuatro plazas al Congreso contra las cinco de otros tiempos. “El porcentaje de voto en las elecciones pasadas significa que hay una buena base electoral. El leonesismo no tiene teles ni millones para hacer campañas”, expone Valderas, satisfecho con el desarrollo de la identidad leonesa, pero molesto con esos “partidos nacionales que se describen como leonesistas aunque se limitan a hacer declaraciones y parecer que se enfrentan con sus jefes de Madrid o Valladolid”. Hasta consistorios del PP o del PSOE, incluido el de León ciudad, aprobaron mociones en 2019 para emanciparse de Castilla, con miles de personas manifestándose. Para él, “hay jóvenes tirando del leonesismo, pero en una carrera feroz por evitar su emigración. O encuentran trabajo o serán leonesistas desde la distancia”.
Ese discurso encaja en Natalia Tejedor, de 28 años: “Me identifico como leonesa, no como castellana”. La joven reniega de la política, pero siempre vota: “Es un derecho que no quiero perder”. Para ella, residente del pequeño Villibañe (98 habitantes), propiciar el retorno a los pueblos puede favorecer esa identidad, que está en riesgo. El catedrático leonés en Historia Francisco Carantoña destaca “el rechazo al centralismo de Valladolid” como eje del leonesismo, provincia en declive que percibe “como un agravio el crecimiento de Valladolid y atribuye a la Junta la crisis que padece la provincia”.
Carantoña atañe el auge de UPL a la atracción de los jóvenes y a “madurar políticamente”, pues “ya no busca el espectáculo y, cuando no tiene mayoría, actúa como un verdadero partido bisagra”. La alianza autonómica PP-Vox los acerca más al PSOE por el tinte antirregionalista de la extrema derecha. El Ayuntamiento de la ciudad de León, dirigido por el socialista José Antonio Diez —a quien fuentes de su partido consideran “el mayor de los leonesistas”— depende de UPL, ya que sus votos marcarán el signo de la nueva legislatura si apoyan al PSOE. Sea cual sea la corporación saliente, difícilmente cambie la costumbre de tachar “Castilla” de los rótulos oficiales de “Castilla y León” repartidos por la ciudad y la provincia.