Pedro Sánchez intentará avanzar en impuestos mínimos a las grandes empresas e inmigración en la presidencia española
El presidente obvia en La Moncloa el acuerdo PP-Vox para evitar un reproche de la Junta Electoral Central
Hay un elefante enorme en la habitación, las elecciones del 23 de julio, que pueden trastocar todos los planes si hay un cambio de Gobierno, pero el equipo que lleva meses preparando la presidencia española del Consejo Europeo, que empieza el 1 de julio, intenta trabajar como si no existiera. Y Pedro S...
Hay un elefante enorme en la habitación, las elecciones del 23 de julio, que pueden trastocar todos los planes si hay un cambio de Gobierno, pero el equipo que lleva meses preparando la presidencia española del Consejo Europeo, que empieza el 1 de julio, intenta trabajar como si no existiera. Y Pedro Sánchez, el presidente, que tenía muchas esperanzas políticas puestas en esta presidencia antes de que el mal resultado de las municipales le forzara a adelantar las generales, también ha intentado apartar ese elefante durante la presentación del logo y las líneas maestras de la presidencia este jueves en La Moncloa, con buena parte de su Gobierno en primera fila ―incluida la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz― y varios embajadores europeos. Sánchez asegura que la UE está acostumbrada a que haya elecciones durante las presidencias, que ya pasó en Francia, y no la alteró, y también en Suecia, donde cambió el Gobierno justo antes de que empezara. Sin embargo, las líneas maestras de los objetivos de esta presidencia, según explicó Sánchez, contienen algunos elementos que difícilmente serían prioritarios con un Ejecutivo del PP y Vox en La Moncloa.
Sánchez citó entre sus ambiciones avanzar en un pacto fiscal para fijar un mínimo de tributación para las grandes multinacionales en todos los países de la UE, algo que no va en la línea de lo que plantean PP y Vox, por ejemplo. “¿Cómo podemos pedir a los ciudadanos que paguen impuestos si las grandes corporaciones no lo hacen?”, se preguntó. También buscará avanzar en el pacto migratorio, algo en sí difícil por las reticencias de muchos países europeos con gobiernos conservadores, pero también complicado de acordar en España con las posiciones que mantiene Vox. “La democracia nunca ha sido un problema. No es la primera vez que hay elecciones en un país de la UE que ostenta la presidencia”, ha asegurado Sánchez.
El presidente no explicó qué pasaría si hubiera cambio de Gobierno o si piensa llamar a Alberto Núñez Feijóo para consensuar estas líneas estratégicas del semestre español, pero dio por hecho que son todo cuestiones que se han debatido en el Congreso, que vienen fijadas por la propia UE y sobre las que hay consenso. “Lo importante es subrayar que este [el de la presidencia española] es un trabajo que hemos venido desarrollando hace mucho tiempo. La comisión mixta Congreso-Senado de la UE ha elaborado una ponencia. La interlocución [con los demás grupos] está garantizada”.
El presidente, en la presentación de su plan, no quiso decir ni una palabra sobre el acuerdo PP-Vox en la Comunidad Valenciana, para evitar el reproche de la Junta Electoral Central, que está atendiendo sistemáticamente a las reclamaciones del PP sobre las palabras que se pronuncian en un marco institucional como el de La Moncloa ―el presidente dejará este asunto para los mítines o las entrevistas― pero sí apuntó indirectamente al riesgo de que “fuerzas antieuropeístas” ganen presencia en la UE y también en España, aunque no citó expresamente a Vox. “Es una mala noticia que haya mayor representación de fuerzas antieuropeístas. Tenemos que estar mucho más unidos el conjunto de estados miembros. Tenemos movimientos políticos que niegan el cambio climático o ponen en cuestión la eliminación de las fronteras dentro de la UE”, explicó Sánchez.
El presidente explicó que la UE está en un momento decisivo en el que si se toman las decisiones adecuadas, puede reindustrializarse y convertirse en un polo de innovación y de creación de talento y proyectos sostenibles con energía renovables. Pero uno de los asuntos que más dividen es el de la inmigración. Sánchez habló de la “terrible tragedia en Creta, en el Mar Egeo”, con al menos 79 muertos. “Es un dramático suceso que vuelve a interpelar a Europa. La UE no puede dividirse entre los países de primera entrada y los que no lo son. Creemos que la mejor manera de combatir las mafias es reforzar la colaboración con países de origen y de tránsito”. Sánchez intentará avanzar en esta presidencia, pero parece muy difícil por las discrepancias que hay en la UE y las elecciones complican aún más la posibilidad de que sea un semestre decisivo.
El presidente insistió en cualquier caso que España intentará aprovechar los seis meses para reivindicar su europeísmo ―es uno de los países donde más apoyo tiene la UE entre los ciudadanos― y tratar de avanzar en todos los expedientes que llegan abiertos. “Somos lo que somos en buena medida gracias a Europa”, llegó a decir. El elefante sigue ahí, y todo puede cambiar políticamente a partir del 23 de julio, pero la administración seguirá, como pasó en Francia o en las etapas en las que España ha estado durante meses con un Gobierno en funciones ―Mariano Rajoy estuvo casi un año― y serán los altos funcionarios, que no cambian con el paso de los Ejecutivos, los que seguirán adelante con la maquinaria de la presidencia.