Sánchez ya no espera a Podemos

El presidente pisa el acelerador con becas, SMI o pensiones e ignora el “ruido” de los de Belarra

Sánchez, en un mitin en Zaragoza este sábado con el presidente de Aragón, Javier Lambán, y la candidata del PSOE a la alcaldía de esta ciudad, Lola Ranera.Foto: FABIAN SIMON (EUROPA PRESS) | Vídeo: efe
Madrid -

Nada indica que la coalición se vaya a romper, pero sí que ha entrado en otra fase. La decisión de aumentar la tensión dialéctica con el PSOE que ha tomado Podemos, y solo Podemos —el resto del grupo, desde Yolanda Díaz a los comunes de Ada Colau, la IU de Alberto Garzón o el PCE de Enrique Santiago no avalan esa estrategia—, ha provocado una reacción muy clara de Pedro Sánchez, que se pudo ver esta semana en la primera de las cinco minigiras europeas pensadas para...

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Nada indica que la coalición se vaya a romper, pero sí que ha entrado en otra fase. La decisión de aumentar la tensión dialéctica con el PSOE que ha tomado Podemos, y solo Podemos —el resto del grupo, desde Yolanda Díaz a los comunes de Ada Colau, la IU de Alberto Garzón o el PCE de Enrique Santiago no avalan esa estrategia—, ha provocado una reacción muy clara de Pedro Sánchez, que se pudo ver esta semana en la primera de las cinco minigiras europeas pensadas para preparar la presidencia española de la UE, que llegará en julio: el presidente ya trabaja prácticamente como si Podemos no fuera un factor relevante del Ejecutivo.

Sánchez evita entrar al choque con ellos, obvia sus ataques —el último el sábado, de nuevo de Ione Belarra, por la posibilidad de que el PSOE saque la reforma de la ley del solo sí es sí con el PP y por el envío de armas a Ucrania— y sigue adelante con una agenda completamente diferente a la batalla interna permanente que plantean en Podemos, que él define con distancia como “ruido”.

El líder del PSOE acelera con anuncios económicos: el martes se aprueban 2.500 millones de euros para becas, récord histórico; la semana pasada, los 1.080 euros de salario mínimo; antes llegó el aumento del 8,5% de las pensiones; el viernes se cerró la nueva entrega de 6.000 millones de los fondos europeos, y habrá más hitos en las próximas semanas. Su estrategia pasa por dejar a Podemos solo en su batalla. En el asunto más delicado, el del solo sí es sí, Sánchez ha dejado muy claro esta semana que va a sacar la reforma con o sin Podemos. Y en La Moncloa creen que esta cuestión desgasta mucho más a los de Belarra que al PSOE porque los socialistas, explican, tienen una propuesta para resolverlo y están dispuestos a sacarla adelante, incluso aunque solo tengan los votos del PP y los de algunos socios, como el PNV o el PdeCAT.

La caída de Unidas Podemos en el último barómetro del CIS, frente a la resistencia del PSOE, es vista en La Moncloa como un aviso para sus socios.

La cúpula del PSOE cree que la agresividad de las últimas semanas de Podemos obedece a que están buscando su espacio en un momento preelectoral, en el que el grupo de Pablo Iglesias se juega buena parte de su futuro como partido.

La dirección socialista está convencida de que todos los últimos movimientos de Podemos, incluida la gran tensión interna con la reforma del solo sí es sí, obedecen a una batalla más de fondo. En su opinión, la pugna tiene que ver con las elecciones autonómicas y municipales, ante las que Podemos parte en desventaja por su debilidad en varios territorios. A ello se une la reconfiguración del espacio a la izquierda del PSOE y su pulso con Yolanda Díaz para ver qué papel tiene el grupo de Belarra e Irene Montero en el proyecto de Sumar y en especial en las listas electorales de las generales.

En Podemos rechazan esta interpretación e insisten en que el problema no es estratégico, sino de contenido; esto es, sobre todo por la posición del PSOE en la reforma de la ley del solo sí es sí. Lo acusan de “querer volver al Código Penal de la Manada”. Frente a Irene Montero, que pide cada día reiniciar la negociación, los socialistas lo descartan mientras ella siga enviando propuestas prácticamente idénticas a las que ya rechazaron cuando la negociación se hacía de forma discreta, en diciembre y enero.

Fecha clave: el 7 de marzo

El PSOE ha optado por aparcar el asunto y tratar de cambiar la agenda política, pero todo se volverá a calentar cuando se acerque la fecha clave: el 7 de marzo. Entonces, se votará la admisión a trámite y la tensión interna en Unidas Podemos será muy fuerte, porque hay muchos sectores que presionan para buscar un acuerdo con el PSOE. Irene Montero insiste en que ella también quiere ese acuerdo, pero rechaza de plano la idea de los socialistas de vincular las penas más altas a la existencia de violencia o intimidación.

Fuentes de Unidas Podemos descartan que el grupo parlamentario se vaya a romper en esa votación. Pero si no hay acuerdo con el PSOE y este empieza a parecer muy difícil, ese día marcará un momento muy delicado dentro de Unidas Podemos y en la coalición, donde, aun así, nadie ve cerca de la ruptura. Tanto los socialistas como sus socios dan por hecho que la cercanía de la campaña complicará la relación, sin embargo, a pesar de la tensión en público, hay decenas de decisiones cada semana que se tienen que consensuar. Hay un Gobierno que funciona cada día con negociaciones en decenas de asuntos, y aún hay varias leyes en el Congreso pendientes de aprobar. Algunas son la de vivienda, la modificación de la ley mordaza o la reforma de las pensiones comprometida con Bruselas para resolver el próximo pago de los fondos europeos, y que lleva semanas de intensa negociación dentro de la coalición.

Esta semana, en su encuentro con los periodistas que lo acompañaban a la gira europea por Austria, Croacia y Eslovenia, Sánchez se mostró muy convencido de que el asunto del solo sí es sí, que ha desgastado mucho al Gobierno y que es la mejor munición para la oposición en este momento, ya está agotando su recorrido político.

El martes, el presidente tiene un nuevo cruce en el Senado con el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. Y fuentes de La Moncloa asumen que el presidente del PP volverá a la carga con el solo sí es sí y la tensión interna en el Gobierno. Pero Sánchez está tratando de cambiar la agenda política hacia la economía: las becas, el salario mínimo, las pensiones y los fondos europeos.

El presidente está intentando jugar fuerte la baza europea. En los viajes, Sánchez se encuentra un ambiente completamente diferente al que tiene en su propio Gobierno. El viernes, el primer ministro de Eslovenia, Robert Golob, se sorprendía de las preguntas de la prensa española sobre la división del feminismo en España con la reforma de la ley del solo sí es sí. “La política española en el ámbito de los derechos de las mujeres y comunidad LGTB es un ejemplo a nivel europeo, tal vez no sean suficientemente conscientes en España. Estaría muy complacido si en Eslovenia llegáramos a este nivel de derechos que tienen en España. Felicitaciones por la actitud valiente”, dijo Golob, mientras Sánchez sonreía, satisfecho.

El presidente español lleva ya cinco años trabajando en su imagen internacional y sus contactos y está convencido de que ese perfil “presidencial” tendrá fuerza también en las elecciones, que llegarán en plena presidencia española de la UE, con mucho foco en la agenda internacional. En el PP, por el contrario, están convencidos de que ese perfil político internacional de Sánchez, que nadie discute, no le da ni un solo voto más en España. Sea como sea, Sánchez está volcado en la agenda económica e internacional y mira cada vez más la batalla interna que le plantea Podemos como algo pequeño, ajeno a las grandes líneas por las que se moverán las próximas campañas electorales. La Moncloa intentará centrar estas últimas en los debates sobre la sanidad, la educación, el gasto público y la protección de los ciudadanos por parte del Estado frente a las crisis.

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