El PP se planteó retirar su recurso ante el Constitucional contra la ley del aborto
El partido intuía que el alto tribunal avalaría la norma, como ya había hecho con el matrimonio gay, al que también se opusieron, pero vio imposible recabar el apoyo de los firmantes del recurso
El PP consideró retirar el recurso contra la ley del aborto que presentó en junio de 2010 y que acaba de perder en el Tribunal Constitucional. Casi 13 años después, no se reconoce en él. Lo presentó el entonces coordinador de Justicia y Libertades Públicas del partido, Federico Trillo, con otras 69 firmas de diputados entre los...
El PP consideró retirar el recurso contra la ley del aborto que presentó en junio de 2010 y que acaba de perder en el Tribunal Constitucional. Casi 13 años después, no se reconoce en él. Lo presentó el entonces coordinador de Justicia y Libertades Públicas del partido, Federico Trillo, con otras 69 firmas de diputados entre los que se encontraban Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, Jorge Fernández Díaz, Ignacio Cosidó o Ignacio Gil Lázaro. Ni la sociedad ni el PP son ya los mismos. Buena parte de los firmantes de aquel recurso están hoy fuera de la política activa y en el caso de Gil Lázaro ni siquiera forma parte ya del partido: en 2018 dijo no sentirse “identificado” con el PP y se pasó a Vox, formación con la que los populares tratan ahora de marcar distancias.
Dirigentes del PP aseguran a EL PAÍS que estudiaron la opción de retirar el recurso de inconstitucionalidad interpuesto hace casi 13 años por representantes de las mismas siglas sabiendo que tenían más probabilidades de perder que de ganar, como efectivamente ha ocurrido, al avalar el Constitucional la ley del aborto aprobada durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. La norma concibe la interrupción voluntaria del embarazo como un derecho de las mujeres dentro de un plazo (14 semanas), en contra del sistema de supuestos, que lo autoriza solo en algunos casos. Pero los populares comprobaron que no era formalmente sencillo retirar su recurso porque necesitarían el visto bueno de los firmantes, algunos de los cuales, especialmente Trillo, siguen defendiendo de forma beligerante su postura. El texto que el PP presentó ante el alto tribunal en 2010 se oponía a ocho artículos y una disposición final de la ley que, según el exministro de Defensa, pretendía que el aborto, “lejos de ser una excepción y una práctica mala para la mujer y para la criatura, se convierta en un derecho indiscriminado”.
Fuentes de distintos equipos de dirección del PP admiten que es un asunto que siempre ha resultado “incómodo” en sus filas y que esa ala más conservadora de la formación a la que había que contentar hace 13 años, muchos de cuyos miembros eran próximos al Opus Dei, ya no tiene el mismo poder de presión o influencia interna. Cuando el PP llegó a La Moncloa, a finales de 2011, Mariano Rajoy se comprometió a derogar la ley aprobada durante el Gobierno de Zapatero y que habían recurrido al Constitucional, y encargó al ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, un proyecto alternativo, basado en los supuestos y no en los plazos. Pero finalmente no se atrevió a implantarla, retiró el proyecto y Gallardón, entonces uno de los dirigentes con mayor proyección en el partido, anunció su dimisión en 2014 y se retiró de la política.
A partir de ese momento y hasta hoy, los populares no se oponen al sistema de plazos y su única pega a la ley del aborto es la ausencia de consentimiento paterno para que las menores puedan abortar. “Nosotros”, ha declarado el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, esta semana, “tenemos una discrepancia sustancial en cuanto a la ley del aborto socialista en tanto en que pensamos que las menores de edad, que no pueden conducir, no deben tener esa capacidad de decidir interrumpir el embarazo sin el conocimiento de sus padres”.
No es la primera vez que la realidad, el tiempo o los avances sociales adelantan al PP. En 1981, con la marca Alianza Popular, se opusieron a la ley del divorcio. Decía entonces Manuel Fraga, fundador del partido: “Vamos a defender el matrimonio religioso de cualquier ataque. Seguiremos la actitud de la Iglesia, custodia de la moral cristiana”. Y en 2005, a la ley que permitía el matrimonio entre personas del mismo sexo. A Ana Botella, que fue alcaldesa de Madrid entre 2011 y 2015, se la conoce fundamentalmente por dos frases: la del“relaxing cup de café con leche en la plaza Mayor” con la que promocionó, sin éxito, la candidatura de Madrid a los juegos olímpicos; y su argumentación contra los matrimonios gais: “Si se suman una manzana y una pera nunca pueden dar dos manzanas porque son componentes distintos”. Pero una vez en La Moncloa, con el BOE en la mano, el PP no derogó ninguna de las dos leyes. En ambos casos, esperó a que el Constitucional derribara sus recursos.
“En la España actual y en la Unión Europea”, ha declarado ahora Feijóo, “mi opinión personal es que una ley de plazos bien construida es una ley correcta en términos generales, constitucional y, por tanto, un planteamiento que merece mi respeto”. Sin embargo, el propio líder del PP, cuando era presidente de la Xunta de Galicia, apostaba por volver a la ley de 1985, de supuestos.
Las idas y venidas de los populares respecto al aborto han sido constantes. Pablo Casado también apostó en su campaña de primarias, cuando competía contra Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal por el liderazgo del partido, por regresar a la ley de supuestos, que entonces suponía volver 33 años atrás. Una vez elegido, tras imponerse a la exvicepresidenta del Gobierno en el congreso de 2018, aseguró que derogaría la ley vigente —pese a que su predecesor no lo había hecho—, pero no incluyó esa propuesta en su programa electoral. Su posición y declaraciones iniciales —“creo, desde mi experiencia personal, como padre de un cincomesino, que es bueno que las mujeres que se vean en una incertidumbre sepan lo que llevan dentro”— provocaron la indignación de veteranas del partido como Celia Villalobos, que abandonó la política poco después: “Las mujeres sabemos lo que significa tener que abortar. No necesitamos que un hombre nos lo explique”. Durante la etapa de Casado como presidente del PP, sin embargo, la dirección del partido obligó a Adolfo Suárez Illana, apuesta personal del líder, a matizar unas controvertidas declaraciones: “El aborto se lleva 100.000 vidas al año. Los neandertales también lo usaban, pero esperaban a que naciera y le cortaban la cabeza”, dijo. “Cuando uno se equivoca, lo mejor es pedir disculpas”, declaró horas más tarde. Suárez Illana también ha abandonado recientemente la política.