Sánchez se desquita en el Congreso
El presidente vuelve a usar la arena parlamentaria frente a la ofensiva del PP
Una semana de movilización callejera da paso a otra en las instituciones, siempre con la política como argumento. Al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le toca el turno este martes cuando en el Congreso se explaye sobre las ...
Una semana de movilización callejera da paso a otra en las instituciones, siempre con la política como argumento. Al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le toca el turno este martes cuando en el Congreso se explaye sobre las medidas contra la crisis consecuencia de la guerra de Ucrania, los resultados de las dos últimas cumbres europeas, la visión halagüeña que el foro de Davos ha transmitido de España y el histórico tratado de amistad con Francia. Todo ello entreverado con reproches al PP por su oposición total y por sus coincidencias con Vox. Los populares tratarán de chafar todo el discurso económico de Sánchez. Sí, hay ayudas, pero eso es “tirar de chequera” para “comprar a los españoles, atacarán los populares. No lo va a conseguir, auguró ayer Alberto Núñez Feijóo, en preparación de una semana caliente, una más.
A Cádiz viajará hoy el líder del PP para presentar un plan de “calidad institucional” ante el “deterioro” y “el debilitamiento” del Estado de derecho. Un canto a las libertades acompañará el discurso de Feijóo que ha elegido la ciudad en la que se firmó la Constitución de 1812, impregnada de liberalismo. No cabe esperar que entre las propuestas del líder popular se deslice la intención de levantar el veto a la renovación del Consejo General del Poder Judicial, aunque sí a un cambio del modelo de elección. “Revertiremos todos los desmanes de este Gobierno”, preanunció ayer en referencia a los cambios en el Código Penal sobre sedición y malversación, y a los efectos indeseados de la llamada ley del solo sí es sí.
Si la baza del presidente del Gobierno es la economía, dentro de las limitaciones por los problemas que aún pueden sobrevenir por la guerra, el líder del PP expandirá la imagen de la España más necesitada. Por encima de los datos de empleo, de perspectiva de crecimiento y de la recuperación importante del sector turístico, Feijóo hablará de la importante deuda, de la desigualdad, de la pobreza, todo atribuido a Sánchez. Ese discurso lo ensamblará mañana la portavoz del grupo popular, Cuca Gamarra, en la respuesta a la intervención de Sánchez en el pleno extraordinario del Congreso. Las debilidades y las muchas necesidades sin atender o de manera precaria solo son atribuibles al Gobierno central, según el discurso de los populares. En el retrato del PP nacional sobre los males de España se obvia la determinante capacidad de acción e intervención de las comunidades autónomas en la marcha del país. Si los datos son buenos en alguna comunidad, sus presidentes se encargan de ponerlos en valor. La diversidad de discursos del PP a los ámbitos nacional, autonómico y local está ya en marcha.
Sin descuidar el discurso económico contra el Gobierno, donde Pedro Sánchez puede poner por delante algunas fortalezas de España, como reconocen en todos los foros internacionales, la línea maestra de la oposición hunde sus raíces en proclamar dentro y fuera de las fronteras, en la calle y en las instituciones, que la democracia está en peligro. La por ahora pertinaz negativa del Gobierno a tomar medidas para modificar la ley de garantía de libertad sexual, y que los jueces tengan una guía clara que no les conduzca a rebajar penas a los agresores sexuales, da alas al PP para que en las calles y en las instituciones acuse al Ejecutivo de “soltar violadores”. El temor de los barones territoriales socialistas de que prevalezca el discurso nacional sobre su gestión autonómica y su liderazgo en las elecciones del próximo mayo está presente.
Si el presidente del Gobierno no da muestras de abatimiento, sino todo lo contrario, el líder del PP se encuentra en la actitud de no cejar ni un día en la campaña contra Sánchez con la expectativa de hacerse con alguna comunidad gobernada ahora por el PSOE y con bastones de mando de ciudades importantes. Después, el objetivo será el Gobierno de la nación.
El discurso global del PP nacional no ha variado desde el comienzo de la legislatura y se mantendrá hasta el final. Sánchez gobierna con Unidas Podemos, ERC y Bildu, no se olvide, recalcó ayer Feijóo en la presentación de sus candidatos municipales. Con esa invocación el PP trabaja para afianzar el voto de la derecha, sumar el que fuera de Ciudadanos, y atraer a sectores que otrora fueron votantes del PSOE. No es una pretensión extravagante.
“Trabajar por la convivencia en España” es lo que ha querido hacer Sánchez respecto a Cataluña, sintetizó ayer la vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, en un discurso con dosis emocionales en la búsqueda de la complicidad con una audiencia de candidatos socialistas. Un gobernante nacional, autonómico, local, siempre tiene que trabajar ante todo y sobre todo “por la convivencia”, concluyó Montero como respuesta a las preguntas e inquietudes de su partido sobre la política en Cataluña.
Esta semana, el presidente volverá a esos argumentos en el Congreso, en tanto que Feijóo pide a los suyos que salgan a la calle una vez que “Sánchez la ha perdido, le ha abandonado”. El líder del PP no fue a la plaza de Cibeles de Madrid el sábado en la concentración contra Sánchez, convocada por decenas de asociaciones. Sí hubo muchos dirigentes populares, pero su presidente no estima conveniente compartir la calle con el líder de Vox, Santiago Abascal. Cada partido con sus equilibrios