Análisis

Casado ahora está de okupa en Génova 13

Feijóo reproduce en su análisis del balance de 2022 el mismo guion de ataques a Sánchez del anterior y descabezado líder popular

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el balance de 2022 en la sede central del partido, esta mañana. Foto: FERNANDO ALVARADO (EFE) | Vídeo: EFE

Alberto Núñez Feijóo y Pablo Casado son políticos conservadores distintos, de diferentes generaciones y trayectorias, se llevan 20 años y han seguido carreras en el PP muy diversas. Pero en sus balances de lo desastroso que es el presidente Pedro Sánchez se copian. El último y anterior discurso de Pablo Casado contra la gestión de Sánchez en 2021, emitido hace justo un año, se ha quedado empastado ...

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Alberto Núñez Feijóo y Pablo Casado son políticos conservadores distintos, de diferentes generaciones y trayectorias, se llevan 20 años y han seguido carreras en el PP muy diversas. Pero en sus balances de lo desastroso que es el presidente Pedro Sánchez se copian. El último y anterior discurso de Pablo Casado contra la gestión de Sánchez en 2021, emitido hace justo un año, se ha quedado empastado en la carpeta del ordenador más noble de la planta de mando en Génova 13, la sede central del PP. Parecía que Feijóo venía a otra cosa en el liderazgo de la oposición en España, otro nivel, otro estilo, otras maneras, otra alternativa, y cada vez se asemeja más a lo ya conocido, probado y frustrado.

Casado fundamentó el 29 de diciembre de 2021 su examen catastrófico contra Sánchez en que su gestión (entonces aún coleaba la pandemia) era “nefasta”; la actitud del presidente se tachaba de “arrogante, incompetente, llena de mentiras y pactos ocultos” sobre la Justicia con sus socios independentistas; la relación que pretendía con el PP era de “enjuagues y blanqueo” y el estado en que estaba dejando a España era muy malo. El exlíder popular concluía entonces que había una rendija de “esperanza de futuro” porque se abría “una alternativa de cambio a favor del PP imparable”. Y catalogó a su PP como “transversal y moderado”, evitó hablar de su conflicto cada vez menos larvado con la popular Isabel Díaz Ayuso, pero descalificó a Vox por no apoyar los presupuestos del alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almedia, que unas semanas después le traicionó, como Ayuso y todos los demás cargos relevantes del PP, hasta decapitarle con nocturnidad y sin piedad.

Feijóo, este 29 de diciembre de 2022, salió en esa misma e histórica sala de prensa de la sede central del PP, bien rodeado de banderas institucionales, para presumir en cuatro brochazos de cómo solventó con su asunción de “responsabilidad, humildad y compromiso” aquella crisis interna que estuvo a punto de acabar con el partido, pero sobre todo para volver a presentarse como algo diferente en la ruidosa política nacional. Frente a un Sánchez que ve totalmente insolvente, sin crédito, desconectado de la realidad, y “sin límites en el deterioro que ha llevado a España“, Feijóo se refleja a sí mismo como un político de otra época, con rigor, seriedad, planes, con intereses generales y de Estado.

El actual líder del PP sostuvo así que cuando él ofrece “diálogo”, Sánchez le receta “desprecio”; cuando él propone “acuerdos”, recoge “insultos” y cuando empeña su “palabra”, cosecha “engaños”. El PP de Feijóo también es “transversal”, como quería Casado, “sin etiquetas” y “con un proyecto, equipo y alternativa” que “desborda las siglas del partido” para provocar, tras las próximas elecciones (las autonómicas y locales de mayo y las generales de diciembre de 2023), el cambio en el Gobierno que cree que España necesita “para recuperar el respeto por las leyes, las instituciones, la Constitución y los ciudadanos”. Feijóo tampoco cree tener hipotecas, como su antecesor, y defiende con ardor que “solo se debe a los ciudadanos”.

El PP, según Feijóo, no bloquea las instituciones, ni el Tribunal Constitucional ni el Consejo General del Poder Judicial. Pero el líder popular ha vuelto a avisar, tras los últimos vetos e imposiciones de los candidatos que más le agradan del sector conservador y progresista para esos cargos, que “se reserva todos los derechos para defender” sus posturas si el PSOE en el Gobierno no retira a los aspirantes que quiere impulsar en su cupo para esos órganos, como hacía el PP cuando estaba en el Ejecutivo y maniobra ahora en la sombra para impedir que esos aspirantes progresistas prosperen.

El grupo popular en el Congreso que comanda Feijóo no aclara qué votará o si apoyará las medidas anticrisis aprobadas ahora por decreto por el Gobierno, pero anuncia las suyas en una rueda de prensa e insta a Sánchez a refrendarlas, no sabe aún si por la vía mediática o mejor con enmiendas. El PP solo podrá decir sí, no o abstenerse cuando ese decreto llegue a su convalidación en el Congreso.

De 2022, Feijóo se apunta los éxitos electorales de Juanma Moreno en Andalucía, pero olvida el traspié de Mañueco en Castilla y León. Aún no era formalmente presidente nacional. Presupone que todos los votantes de Vox no comprenden cómo no se apoyan los presupuestos regionales en Madrid de la presidenta de la Comunidad, pero necesitará a ese partido ultra, que sigue renegando de las políticas para combatir la violencia de género, para cualquier opción de gobernar, según todas las encuestas. Crítica por “inmoral” el cheque de ocio en vigor de 400 euros para los jóvenes y para dinamizar la cultura, por ser el doble que el previsto ahora para las familias vulnerables y que cuestiona por “mini” y por “electoral”, pero propugna aumentar este último, eso sí sin aclarar si al final lo votará.

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