Luis Bárcenas pide 41 años de cárcel para el exministro Fernández Díaz por la operación de espionaje al extesorero

El antiguo responsable de finanzas del PP solicita también una indemnización de 1,2 millones de euros para él y su familia

Jorge Fernández Díaz, exministro del Interior, bromea con una perrita en una campaña electoral, en 2011.PP

Luis Bárcenas y su familia mueven ficha en el caso Kitchen, la investigación judicial sobre el espionaje ilegal al extesorero del PP para robarle documentación comprometedora sobre altos cargos de la formación. El antiguo responsable de finanzas ha presentado ya su escrito de acusación contra los 11 procesados y ha solicitado a la Audiencia Nacional que imponga una pena de 41 años de cárcel a casi todos los implicados, incluido a Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior del Gobierno de Mariano Rajoy; Franc...

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Luis Bárcenas y su familia mueven ficha en el caso Kitchen, la investigación judicial sobre el espionaje ilegal al extesorero del PP para robarle documentación comprometedora sobre altos cargos de la formación. El antiguo responsable de finanzas ha presentado ya su escrito de acusación contra los 11 procesados y ha solicitado a la Audiencia Nacional que imponga una pena de 41 años de cárcel a casi todos los implicados, incluido a Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior del Gobierno de Mariano Rajoy; Francisco Martínez, ex secretario de Estado de Seguridad; Eugenio Pino, exjefe de la Policía Nacional; y el comisario jubilado José Manuel Villarejo. Solo ha planteado un castigo un poco menor para Sergio Ríos, quien fuera su chófer, al que quiere sentenciar a 33 años de prisión.

A lo largo de un escrito de 48 páginas, fechado este martes, la familia Bárcenas describe el complot urdido en 2013 en el seno de Interior para espiarlos durante la etapa de Fernández Díaz. Según apuntan, basándose en los indicios recabados en el sumario, los implicados “orquestaron una operación parapolicial al margen de la ley con el fin de conseguir y destruir la posible información” que guardaban el extesorero, su esposa (Rosalía Iglesias) y su hijo (Guillermo Bárcenas), y que podía afectar al PP. Por entonces, EL PAÍS ya había publicado los papeles de Bárcenas, y el exdirigente popular había comenzado a tirar de la manta en el caso Gürtel, que cercaba al partido por la trama de corrupción diseñada en torno al empresario Francisco Correa —una causa que, a día de hoy, ya le ha costado tres condenadas a la formación liderada actualmente por Alberto Núñez Feijóo—.

“Fernández Díaz, que ostentaba en aquel momento el puesto de ministro del Interior del partido que gobernaba nuestra nación (Partido Popular), y, por tanto, máximo responsable político de este departamento, con conocimiento de su ilicitud y claro abuso de sus funciones, ordenó a Francisco Martínez poner en marcha una operación encaminada a la obtención de información y documentación que pudiera estar en poder de Bárcenas o, en su caso, de las personas de máxima confianza del mismo, su esposa e hijo”, explica la abogada del extesorero del PP, que insiste en que el objetivo era robarle esos papeles antes de que los encontrara el juez Pablo Ruz, que entonces encabezaba las pesquisas sobre Gürtel en la Audiencia Nacional.

Los dos políticos se valieron para ello de una red de altos cargos policiales, según la instrucción. En primer lugar, de Eugenio Pino, máximo responsable del Cuerpo como director adjunto operativo. Pero también, presuntamente, de otros siete comisarios e inspectores jefes: Villarejo, Enrique García Castaño, José Luis Olivera, Marcelino Martín Blas, Bonifacio Díez, Andrés Gómez Gordo y José Ángel Fuentes Gago. Igualmente, echaron mano de Sergio Ríos, quien entonces trabajaba como conductor de Bárcenas: lo captaron como confidente, le pagaron con fondos reservados y después aprobaría las oposiciones a policía en un proceso puesto bajo sospecha en la causa.

“Fernández Díaz estaba al tanto de todos los movimientos del operativo, siendo informado puntualmente por su secretario de Estado, Francisco Martínez”, apostilla la familia Bárcenas en su escrito. Según consta en el sumario, la trama desplegó múltiples vigilancias al extesorero —incluido en la cárcel de Soto del Real, después de que entrara en prisión preventiva por Gürtel— y su entorno; llegó a robarle dispositivos digitales (móviles y tabletas), que clonaron en un restaurante de la cadena VIPS; e, incluso, se colaron en un local que Rosalía Iglesias usaba como taller de restauración.

García Castaño fue quien entró en dicho inmueble, al que el operativo bautizó como “zulo”. Y allí, aunque este comisario lo niega, el juez instructor Manuel García-Castellón está convencido de que encontraron y sustrajeron papeles comprometedores del PP. “Documentación que nunca fue aportada al procedimiento judicial de Gürtel”, subraya la familia Bárcenas. Precisamente, el extesorero y su mujer se encuentran actualmente en prisión por esa causa sobre las empresas de Correa.

La familia Bárcenas —que pide también a la Audiencia Nacional que los implicados los indemnicen con 1,2 millones de euros (un tercio para el extesorero, otro para su mujer y otro para el hijo)— incluyen en el operativo ilegal el asalto que sufrieron en su vivienda en octubre de 2013, cuando un hombre disfrazado de cura entró en su casa y secuestró a Rosalía Iglesias y Guillermo Bárcenas pistola en mano mientras, según dijo, trataba de hacerse con unos documentos guardados en un pendrive que servirían para derrocar al entonces Gobierno de Mariano Rajoy. “El hecho de que fuera disfrazado de sacerdote no fue una casualidad; ya que Sergio Ríos, al dar información por la que se le remuneraba, informó de que Rosalía es una persona muy religiosa y que probablemente accedería a que entrara en su domicilio”, argumenta la abogada del exdirigente popular.

Cospedal como testigo

Bárcenas ha presentado este escrito después de que Manuel García-Castellón, juez del caso Kitchen, rechazase el pasado septiembre reabrir esta investigación, que dio por concluida en julio de 2021 y que avaló la Sala de lo Penal en abril de 2022. El magistrado ha circunscrito toda la responsabilidad de Kitchen al Ministerio del Interior, encabezado por Jorge Fernández Díaz; y dejó fuera a la ex secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y a su marido, Ignacio López del Hierro. La Fiscalía señaló a ambos como la parte política de la trama, que unía la operación de espionaje con el corazón del partido conservador. Sin embargo, el instructor mantiene que no existen pruebas suficientes para sostenerlo y para, por tanto, enviar a la política y su pareja al banquillo. Aun así, el extesorero del PP ha pedido que ambos declaren como testigos en el juicio.

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