El reto del diputado ucranio Mykola Ishchuk: 3.000 kilómetros en bicicleta por los heridos en la guerra
Este médico y político pedalea desde su país hasta Santiago de Compostela para recaudar fondos con los que financiar el tratamiento de los soldados lesionados
Mykola Ishchuk, médico y diputado regional ucranio de 47 años, salió en bicicleta el pasado 30 de septiembre de Lviv (o Leópolis), en Ucrania, con destino a Santiago de Compostela. Un particular camino jacobeo de casi 3.100 kilómetros que recorre sobre dos ruedas pese a que hasta hace unos meses ni siquiera sabía pedalear. Por ahora, Ishchuk ha atravesado siete países europeos con el objetivo de recaudar fondos para la recuperación de los soldados ucranios heridos en la guerra contra Rusia y de ...
Mykola Ishchuk, médico y diputado regional ucranio de 47 años, salió en bicicleta el pasado 30 de septiembre de Lviv (o Leópolis), en Ucrania, con destino a Santiago de Compostela. Un particular camino jacobeo de casi 3.100 kilómetros que recorre sobre dos ruedas pese a que hasta hace unos meses ni siquiera sabía pedalear. Por ahora, Ishchuk ha atravesado siete países europeos con el objetivo de recaudar fondos para la recuperación de los soldados ucranios heridos en la guerra contra Rusia y de recordar a la ciudadanía europea que el conflicto continúa.
Con más de 2.800 kilómetros a sus espaldas, Ishchuk ha sido recibido este lunes por el alcalde de Pamplona, Enrique Maya, pero el objetivo de llegar a Santiago antes del próximo sábado, le ha llevado a emprender el viaje nada más concluir la reunión con el regidor. No obstante, no ha sido excusa para no atender a este periódico, a cuyas preguntas ha respondido sobre la bicicleta y a través de la intermediación de dos compatriotas, Nadiya y Elena Sohor, madre e hija, muy involucradas en labores humanitarias de ayuda sobre el terreno en conflicto.
A través de la traducción de estas dos mujeres, de su mirada, se puede conocer un poco más al que, hasta antes del inicio de la invasión, fue jefe de la Comisión de Protección Social, Derechos Infantiles y Derechos Humanos en el Consejo Regional de Lviv, la sexta ciudad más poblada de Ucrania. La emoción es palpable en la voz de las dos ucranias al describir a este hombre de firmes creencias religiosas, casado y con dos hijos menores de edad, que se ha embarcado en esta aventura financiándola de su bolsillo, siguiendo una estricta vigilia y con el único fin de recordar a Europa que la guerra continúa, que todos los días se apagan más vidas. Este lunes ha muerto una mujer embarazada de seis meses en los bombardeos.
Antes de dedicarse a la política, recuerda Elena Sohor, Ishchuk era dermatólogo y su mujer, directora de un hospital maternal. La vida de esta familia también cambió con el primer movimiento de tropas rusas. Desde entonces, luchan por obtener fondos para financiar el tratamiento y recuperación de miles de soldados heridos. Ishchuk no concreta un número de cuenta o una web a través de la cual hacer donaciones, sino que pide a toda la ciudadanía que se implique en cualquiera de las iniciativas que trabajan sobre el terreno o en favor de los ucranios desplazados. “Quiere que la gente sepa que está haciendo esto, pero que no es necesario que le ayuden a él en concreto porque la gente tiene muchas causas en las que donar. Solo quiere que se involucren, que se acuerden de Ucrania”, nos traduce Elena. Quien se encuentre con él por el camino sí podrá donarle dinero, ya que lleva consigo un QR que permite realizar una transacción económica.
Por ahora esta aventura la ha financiado él mismo. No esquiva las preguntas de aquellos con los que se encuentra y que le plantean si quizá no hubiera sido más lógico donar el dinero del viaje y quedarse con su familia. “Le dijeron que podía donar el dinero, quedarse en casa, pero él considera que su gran labor es hacer que la gente done y, sobre todo, explicar a todo el pueblo europeo que los ucranios somos personas muy valientes y que luchamos por lo correcto”, transmite Nadia Sohor.
Su última escala ha sido Pamplona, donde el alcalde le ha anudado al cuello el pañuelo de Sanfermines, mientras que él ha entregado al consistorio una camiseta conmemorativa en la que puede leerse “Help Ukraine”. Una corta parada en el larguísimo camino que le llevará hasta Santiago y con el que además quiere demostrar que el pueblo ucranio y los ciudadanos europeos comparten unos valores comunes. Es más, ha insistido en su reunión en el consistorio en que, desde ahora, los lazos de hermanamiento son más fuertes que nunca: “En Pamplona, muchas familias ucranias han encontrado protección y la oportunidad de vivir en paz, de criar a sus hijos. Esta va a ser nuestra historia en común”.
El alcalde, que también preside la Asociación de Municipios del Camino de Santiago, ha manifestado haberse sentido “impactado” por el relato de Ishchuk. “No estaba buscando tener un impacto mediático tremendo, quería hacer el Camino porque es una promesa. Tiene mucha fe religiosa y quería hacerlo para encomendarse y que acabe la guerra”. Maya ha señalado como anécdota las similitudes entre los escudos de Pamplona y Lviv, ambos con un león como protagonista.
Ishchuk está convencido de que puede mover a la gente a actuar. De hecho, cree que la propia naturaleza es su cómplice: “Cuando se levanta, empieza a llover, pero cuando coge la bici, sale el sol. Si para a comer, llueve; coge la bici y hace sol. Hasta la naturaleza le acompaña”, se sonríe Elena.