Felipe González advierte de que España tendría que gastar más en Defensa si no estuviera en la OTAN
El expresidente del Gobierno aboga por “reestudiar” el abandono de la energía nuclear y prolongar la vida de las centrales
Cuando, hace ahora 40 años, Felipe González llegó a la Presidencia del Gobierno, los militares de entonces, formados en la lealtad a Franco, lo recibieron con una mezcla de expectación y recelo. Este lunes, en el Aula Magna del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (Ceseden), más de 200 mandos militares le han dedicado una cálida ovación. Con el doble de años que entonces, se ha metido al auditorio en el bolsillo reconociendo que las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil “hacen mucho con ...
Cuando, hace ahora 40 años, Felipe González llegó a la Presidencia del Gobierno, los militares de entonces, formados en la lealtad a Franco, lo recibieron con una mezcla de expectación y recelo. Este lunes, en el Aula Magna del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (Ceseden), más de 200 mandos militares le han dedicado una cálida ovación. Con el doble de años que entonces, se ha metido al auditorio en el bolsillo reconociendo que las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil “hacen mucho con recursos escasos y eso se llama eficiencia”; e instándoles a seguir esforzándose porque “se lo va a agradecer la sociedad española e internacional”.
El presidente que se opuso a la entrada de España en la OTAN y acabó convocando un referéndum para quedarse, le ha echado un capote a la ministra de Defensa, Margarita Robles, sentada a su lado, al defender el aumento de los gastos militares, pero no porque lo pida la OTAN, que reclama dedicar a Defensa el 2% del PIB, sino porque hay problemas de seguridad. “Si no estuviéramos en la OTAN, tendríamos que hacer un esfuerzo mayor para tener lo mismo”, ha advertido.
González ha recordado que hay países neutrales por decisión propia y otros por imposición externa. Algunos de estos últimos son tan neutrales, ha subrayado, que “no pueden decidir ni sobre sus propios asuntos”. “Quien decide ser neutral debe saber que la neutralidad es cara”, ha concluido, alegando que estos países tienen que asumir en solitario costes que en las alianzas son compartidos. A Finlandia y Suecia, que han pedido el ingreso en la OTAN a raíz de la guerra de Ucrania, los ha citado como ejemplos de neutralidad forzada y voluntaria.
Aunque se había anunciado una conferencia magistral como apertura del nuevo curso académico en el centro de altos estudios militares, González ha avisado de que lo suyo sería una charla en la que ha reivindicado la “memoria reciente”, mejor que la histórica, para orientarse en un mundo dominado por la incertidumbre. Como testigo directo, cuando no protagonista, ha relatado algunos de sus episodios más relevantes. Por ejemplo, cuando en la Conferencia de Paz sobre Oriente Medio, celebrada en Madrid en octubre de 1991, el entonces presidente estadounidense, George W. Bush, le contó que a Gorbachov le quedaban pocas semanas como presidente soviético. El propio González transmitió a Gorbachov, recientemente fallecido, la confidencia de Bush, que este recibió con sorpresa, pues ignoraba que “le estaban segando la hierba bajo los pies”. Dimitió, poniendo fin a la existencia de la URSS, semanas después.
Frente al relato de Moscú de que la OTAN la ha ido arrinconando con su expansión hacia el Este y que la invasión de Ucrania ha sido un movimiento de autodefensa, González ha asegurado que la Federación Rusa estaba en “crisis existencial” tras la disolución de la Unión Soviética y que los países occidentales le facilitaron ayuda incluso alimentaria para estabilizarla y evitar una disolución descontrolada que centrifugara el talento científico-militar para producir armas de destrucción masiva hacia países deseosos de adquirirlo a bajo precio. “Nunca la integridad territorial de la Federación Rusa ha sido amenazada por nadie desde Occidente”, ha sentenciado tajante.
González ha responsabilizado al presidente ruso, Vladímir Putin, de haber creado una conciencia nacional ucrania que hasta ahora no existía y ha atribuido a la corrupción de la oligarquía rusa, que roba hasta el 40% de su presupuesto de Defensa, el fiasco de la invasión del país vecino.
En cambio, ha exonerado a la excanciller alemana Angela Merkel de la dependencia del gas ruso; una decisión que, ha asegurado, no fue solo de Alemania, sino del conjunto de los países europeos que creyeron, erróneamente, que la interdependencia entre la UE y Moscú (la primera de la energía, la segunda de la financiación) era un seguro ante aventuras militares como la de Putin. Por el contrario, ha sugerido que Merkel pudo equivocarse en el abandono de la energía nuclear y se ha mostrado de acuerdo con quienes, desde la derecha, abogan por “revisar” esta decisión, al menos respecto a la prolongación de la vida de las nucleares que han completado su ciclo operativo, a pesar de que él mismo paralizó la puesta en marcha de la central de Valdecaballeros (Badajoz).
González se ha mostrado convencido de que la guerra de Ucrania “va a ser larga”, salvo que Putin sea derrocado desde dentro, y ha criticado a quienes defienden los derechos de las mujeres, “excepto si son iraníes”, en alusión al programa que en su momento tuvo Pablo Iglesias en una televisión financiada por Teherán. Incluso ha arrancado una carcajada del auditorio cuando ha sugerido que, aunque pertenece a la misma generación que el presidente estadounidense Joe Biden (en realidad, es casi nueve meses mayor), se conserva más lúcido. Al final, ha advertido, en tono más serio, que “la insuficiencia de recursos [en Defensa] acaba teniendo un coste”.