Trías a Bárcenas: “Rajoy te echará toda la culpa”

EL PAÍS culmina la publicación del ‘podcast’ ‘Los Papeles’ con la confesión del abogado que destapó la caja b del PP

Jorge Trías, fotografiado en su casa de Barcelona.Carles Ribas

Algunos delincuentes guardan los recuerdos de sus delitos. Cuando salen a la luz, esos recuerdos se pueden convertir en sólidos indicios que el Código Penal castiga con cárcel. Aquí van algunos ejemplos:

El contable de Francisco Correa almacenaba en un pendrive el detalle de los sobornos a políticos del PP, una de las pruebas principales que la Audiencia Nacional utilizó para condenar a la trama Gürtel.

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Algunos delincuentes guardan los recuerdos de sus delitos. Cuando salen a la luz, esos recuerdos se pueden convertir en sólidos indicios que el Código Penal castiga con cárcel. Aquí van algunos ejemplos:

El contable de Francisco Correa almacenaba en un pendrive el detalle de los sobornos a políticos del PP, una de las pruebas principales que la Audiencia Nacional utilizó para condenar a la trama Gürtel.

Francisco Granados, ex mano derecha de la presidenta Esperanza Aguirre, escondía en un altillo del piso de sus suegros casi un millón de euros que nunca declaró a Hacienda, uno de los indicios principales que mantiene imputado al político en varias causas de corrupción.

José Manuel Villarejo, comisario de policía, grabó durante 20 años todas sus andanzas delictivas con empresarios, políticos y periodistas. Las grabaciones que guardaba en su casa han servido de pruebas para llevarle hasta la cárcel.

Luis Bárcenas, extesorero del PP, escribió en un cuaderno durante casi 20 años las entradas y salidas de dinero negro en una caja b con la que se financió la formación conservadora.

El conocimiento de esos papeles de Bárcenas fue posible gracias a la acción de Jorge Trías Sagnier, abogado, poeta y diputado nacional del PP (ente 1996 y 2000). Trías asesoró a Bárcenas cuando la investigación judicial le acorralaba. Y fue entonces cuando Bárcenas entregó a Trías una copia del secreto más inconfesable del PP: la caja b que funcionó de 1990 a 2009 en la formación conservadora.

El podcast de EL PAÍS sobre los papeles de Bárcenas necesitaba las explicaciones de Trías para completar las piezas del relato. A pesar de la insistencia de los autores, el abogado prefirió no hablar para no volver sobre los acontecimientos de hace una década. Sin embargo, Trías escuchó los primeros capítulos del podcast y se animó a colaborar con este trabajo periodístico.

Lo que sigue es un resumen de la entrevista con Trías sobre aquel periodo incierto en la historia del Partido Popular, malherido de corrupción. Esa etapa negra para la formación conservadora coincidió con la peor crisis económica y el derrumbe electoral del PSOE.

“Entré en el PP porque prometía la regeneración democrática”. “En casa de Camilo José Cela, del cual fui abogado 20 años, comencé a tener una relación estrecha con José María Aznar, quién me pidió que me presentase a las elecciones de 1996. Lo hice encantado, estuve una legislatura, fue apasionante para mí. Cuando entré en el PP, el PSOE estaba sumido en la postración por el caso Filesa de financiación ilegal. Entonces, yo veo un partido que es el PP que dice que va a suponer la regeneración democrática y pensé que me gustaría participar en ese proyecto”.

La comisión sobre financiación de partidos no llegó a nada. “En el Congreso, formé parte de una comisión sobre financiación de partidos políticos, pero no se consiguió prácticamente nada. La cosa más seria que se ha hecho sobre financiación de partidos la hizo Zapatero en 2007, cuando se puso coto a las donaciones anónimas, esa fue una reforma muy seria, a partir de ahí empezó el tema a estar mejor ordenado”.

El abogado de Violeta Friedman contra el general nazi Léon Degrelle. “Me fue bien en la profesión, tuve casos importantes, muchos de ellos los saqué adelante…. Había llevado el caso de Violeta Friedman que gané en el Constitucional…”. El general nazi de las SS Léon Degrelle concedió una entrevista a la revista Tiempo en 1985 donde manifestaba que los campos de exterminio eran un invento judío, que no habían existido nunca y que el doctor Mengele, conocido por el apodo de El ángel de la muerte debido a sus experimentos con seres humanos, era un médico normal.

Violeta Friedman, superviviente de Auschwitz y residente en España, denunció estas manifestaciones. Su abogado fue Jorge Trías. Aunque perdieron las demandas y recursos en todas las instancias judiciales, llegaron hasta el Tribunal Constitucional, que dictó una sentencia que reparaba el honor de Friedman al considerar intolerables las manifestaciones del general nazi. Aquella sentencia sirvió para iniciar un procedimiento en el Congreso de los Diputados que desembocó en la modificación del Código Penal en 1995 y la penalización de los delitos de antisemitismo, xenofobia y racismo. El artículo 607.2 del Código Penal estableció que “la difusión por cualquier medio de ideas o doctrinas que nieguen o justifiquen los delitos [de genocidio y afines] tipificados en el apartado anterior de este artículo, o pretendan la rehabilitación de regímenes o instituciones que amparen prácticas generadoras de los mismos, se castigará con la pena de prisión de uno a dos años”.

Los ataques del PP al juez del ‘caso Gürtel’. “Cuando el caso Gürtel pasó de la Audiencia al Tribunal Superior de Justicia de Madrid, el PP se lanza contra el juez instructor, que era Antonio Pedreira. Yo escribí un artículo defendiendo la independencia de Pedreira y un día me llamó por teléfono, y me dijo: ‘Soy tu compañero Antonio Pedreira’. Lo había conocido en el Ayuntamiento de Madrid, y me dijo que le estaban atacando por todos lados y que por favor les dijera que le dejaran en paz. Llamé a la secretaria de Rajoy y a los cinco minutos me devolvió la llamada y me dijo que me podía recibir”.

“Rajoy me preguntaba con insistencia: ‘¿Qué hay en esas cajas?”. “El interés de Mariano Rajoy era qué había en las cajas [de documentación sobre la trama Gürtel] que la policía no había abierto todavía. Le dije que no tenía la más remota idea y le dije que lo que me había trasladado el juez Pedreira es que quería que le dejaran en paz. Y entonces me explicó su famosa teoría del junco. Lo que sí tuve constancia al instante es que en esas cajas lo que debía haber eran auténticas bombas políticas, porque si no, no se hubiera preocupado por ellas, y me preguntaba con insistencia: ‘¿Pero qué es lo que tienen?’, y yo le decía: ‘¿Pero tú crees que a mí el juez me cuenta lo que tiene en las cajas?, ni por asomo, ni a mí se me ocurre preguntarle…’. Así es como entré en el caso Gürtel. Es un poco irregular que un juez llame a un abogado para pedirle ayuda para que le dejen en paz. Consideré que debía hacerlo, lo hice y me vi metido en una rueda que gestioné como pude.

“Rajoy me habló del junco y no se dio cuenta de que una riada se lo llevaría por delante”. “Lo estoy viendo sentado detrás de la silla fumándose un puro, al lado un pilón de periódicos, diciéndome: ‘Si yo hiciese caso a estos, yo no estaría sentado aquí. Mira, Jorge, la política es como un junco, cuando viene el ciclón hay que inclinarse, y cuando pasa, vuelves otra vez a tu lugar habitual’. Él no se dio cuenta nunca de que además de como un junco y ciclones, hay riadas que se lo llevan todo por delante, no respeta ni a los juncos, que es lo que le pasó con la moción de censura”.

“Cuando Bárcenas me dejó las papeles, me quedé pasmado”. “A mí cuando me enseña esos papeles, Luis me los deja y yo me quedé pasmado. Estuve mirándolo solo y pensé: ‘Aquí no hay delito fiscal, pero esto es un monumental escándalo político’. Pensé que Luis no me lo enseñaba de forma inocente y yo le hice una fotocopia. ‘Dije, me voy a guardar una copia y... Jamás me preguntó si los había fotocopiado o no. Estoy seguro de que sabía que los había fotocopiado. Pensé que era de una gravedad extraordinaria. Que un partido llevase una contabilidad b, con cantidades que entregaba en sobres o en mano, en metálico, a prácticamente toda la plana general del partido… Excepto dos o tres cantidades que estaban plenamente justificadas. Una me parece que fue al padre de Santiago Abascal porque había tenido un atentado terrorista y le habían ayudado a construir su casa, otra de Pío García Escudero y otra a una fundación que recibió Eugenio Nasarre. Todo lo demás no tenía ni pies ni cabeza. Y por eso me lo guardé y le devolví los papeles. Y le dije: ‘Luis, yo creo que esto no llega a ninguna cantidad al delito fiscal pero es un monumental escándalo político. Tú verás lo que haces”.

Trías a Bárcenas: “Rajoy te echará toda la culpa. En política no hay amigos”. Es cuando le dije: ‘Yo creo que ni Rajoy ni Lapuerta te van a defender, te van a echar toda la culpa, porque, olvídate, en política no hay amigos, hay intereses y tus intereses no pasan por los de ellos, y te dejarán en la cuneta el día que les parezca oportuno’. Y le dije: ‘Yo de ti, desvelaba todo esto en parte”.

“Bárcenas enseñó alguna hoja delante de mí a EL PAÍS”. “Bárcenas enseñó delante de mí alguna hoja de los papeles a José Manuel Romero [periodista de EL PAÍS], pero no las hojas enteras. Cuando El Mundo publica que existe una contabilidad b pero no sabe cuál es porque Pedro J. no tiene los papeles, fue cuando José Manuel me llama, yo iba en el tren a ver a mi hermano Eugenio, que ya estaba agonizando. Me llama y me pregunta si tengo algo que decir y le dije que no. Pero después leí lo que había publicado El Mundo y le dije: ‘Pues sí’. Y escribí un artículo llamado Sombras y certezas. EL PAÍS hizo una cosa, que debían haberme comunicado, pero que estaban en su legítimo derecho [de hacer], y es convertir mi artículo en una noticia. Gran titular de EL PAÍS: “El exdiputado Trías reconoce o denuncia pagos en b del PP”. Entonces empezaron a salir noticias y al final, a mí esos papeles me quemaban y gestioné la situación como mejor pude, no sé si acertada o equivocadamente. Tenía varias alternativas. Una, dárselas a José Manuel. Otra, dárselas al fiscal general del Estado. Otra, dárselas a un amigo mío, que es Gerardo Viada, abogado de EL PAÍS, y otra era triturarlas y hacerlas desaparecer”.

“Cuando publicaron los papeles, llegaron las amenazas”. “Cuando los publicó EL PAIS, empezaron a llegar las amenazas. Que me iban a interponer demandas multimillonarias por difamación, por entregar documentos falsos... Los meses de febrero, marzo y abril [de 2013], después de publicarse todo esto fueron unos meses bastante angustiosos. Aquellos meses me levantaba por las mañanas, me fumaba siete cigarrillos seguidos… me había superado la situación. Yo era un abogado que había llevado asuntos muy complejos y que dominaba bastante bien las situaciones complejas, pero esta hubo un momento que anímicamente me superó. Asumo que cuando se hacen determinadas cosas, el coste es grande, pero hay determinados calificativos que me resultan ofensivos. Que personas del PP se atrevan a decir que yo he sido un traidor cuando ellos han sido los verdaderos villanos y traidores de esta historia, me parece repugnante. Ya lo decía Churchill, que los enemigos son los de detrás, los de enfrente son los adversarios. Yo recuerdo que cuando fui diputado con los de enfrente solía tener muy buena relación, con los de detrás tenías que protegerte, porque a la que veían que habías cometido un error, comenzaban los hachazos. El partido en España es casi como una religión. El mostrar las bajezas o las cosas que hay que corregir de un partido se considera como una traición al mismo, aunque yo creo que es todo lo contrario.

“Bárcenas me ha llamado para decirme que entendía que lo que hice no fue con mala fe”. “Este verano, ordenando papeles y mis archivos políticos, que los tengo en Poblet en el archivo Tarradellas, porque tenía cosas importantes de mi padre, de mi abuelo y mías, me encontré los títulos que acreditaban la subida de Luis Fraga y Luis Bárcenas al monte Beluja [la cumbre más alta de Siberia]. Lo puse en un sobre con una nota mía y se la envié a Bárcenas a la cárcel de Soto del Real. Pues hace un mes, recibo una llamada sobre las once de la noche y me dice: ‘¿No sabes quién soy?’. Y le digo: ‘Pues no’. ‘Soy Luis Bárcenas’. Me chocó mucho. Me dijo: ‘Oye, te agradezco mucho que me hayas enviado esos diplomas, ya sabes lo que estoy pasando. No estoy de acuerdo en cómo hiciste las cosas, pero entiendo que no lo hiciste en absoluto con mala fe’. La única persona que ha llamado para decirme algo positivo de toda esta historia ha sido Luis Bárcenas. Le dije que me encantaría verle y, bueno, a la primera ocasión que se tercie, me encantaría volver a retomar la relación con los dos luises, tanto con Bárcenas como Luis Fraga”.


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