Análisis

El espíritu del Olympia, por materializar

Cinco mujeres escenificaron el comienzo de un posible proyecto político que compita con el PSOE, aunque solo podrán gobernar juntos

Fátima Hamed Hossain, Mónica Oltra, Yolanda Díaz, Mónica García y Ada Colau, en el acto en Valencia.Mònica Torres

El nacimiento de Podemos en 2014 movió todos los árboles de la política española, encajada desde los ochenta en el bipartidismo, los asideros nacionalistas y una izquierda del PSOE de volumen variable. Hubo entusiasmo, temor y expectación. Menos de siete años después, la izquierda periférica no se resigna a que la ilusión del cambio haya terminado y el declive continúe. Al tiempo que Pablo Iglesias se apartó, ...

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El nacimiento de Podemos en 2014 movió todos los árboles de la política española, encajada desde los ochenta en el bipartidismo, los asideros nacionalistas y una izquierda del PSOE de volumen variable. Hubo entusiasmo, temor y expectación. Menos de siete años después, la izquierda periférica no se resigna a que la ilusión del cambio haya terminado y el declive continúe. Al tiempo que Pablo Iglesias se apartó, Yolanda Díaz emergió de forma natural. La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo —sin adscripción a Podemos ni a Izquierda Unida, solo con carnet del PCE, pero representante máxima de ese espacio político en el Ejecutivo— ha devuelto las ganas de volver a empezar con nuevas bases y mirada más amplia con las que Podemos empezó un septenio atrás.

Ayer en Valencia, en el teatro Olympia, se marcó el comienzo de un posible proyecto político que compita con el PSOE, aunque solo juntos podrán gobernar. El espíritu del Olympia necesita tomar cuerpo para ser la realidad que ayer invocaron cinco mujeres con tonos alegres y esperanzadores para amplios sectores de la sociedad. Junto a Díaz, estuvieron la anfitriona, Mónica Oltra, vicepresidenta de la Generalitat Valenciana; la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; Mónica García, portavoz de Más Madrid, primera fuerza de la izquierda en la Asamblea regional tras superar al PSOE en las últimas elecciones, y Fátima Hamed, del Movimiento por la Dignidad de Ceuta, que cada día libra combates dialécticos con Vox en el Parlamento de la ciudad autónoma.

La ciudadanía que tenga curiosidad, interés o deseos de que este movimiento se traduzca en un proyecto electoral aún tendrá que esperar para verlo confirmado ante los numerosos obstáculos que debe salvar. No son poses las etéreas respuestas de Díaz y sus cuatro compañeras de viaje sobre cómo y con quiénes lo harán. Pero es factible, según señala el sociólogo y politólogo José Pablo Ferrándiz, de Elemental Research: “El proyecto de Yolanda Díaz, o el que se intuye, cumple, al menos, tres requisitos básicos para que haya optimismo sobre su futuro: es transversal, genera ilusión y no moviliza en su contra”. La ausencia en el acto de la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, y de la ministra de Igualdad, Irene Montero, muestra sin tapujos que el nuevo proyecto no brota del partido de Iglesias, aunque este sea imprescindible. Tanto como Díaz para ellos. La necesidad mutua explica la sonrisa forzada de todas al restar importancia a las exclusiones en el acto del Olympia. Todo menos que pareciera un acto de Podemos. Izquierda y unidad, recuerda Ferrándiz, no suelen casar, pero solo con unidad, sin el PSOE, Díaz dará el sí.

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