“¿Pero viene Pablo Iglesias o no?”
El antiguo secretario general fue el gran ausente de Vistalegre IV, pero se convirtió en uno de los protagonistas de la Cuarta Asamblea Ciudadana de Podemos
Un hombre de mediana edad en chándal y con gorra camina sobre las diez de la mañana del sábado por los alrededores del auditorio Paco de Lucía, en Alcorcón (Madrid). Alguna pancarta y el movimiento de peatones y coches a esas horas atrapa su atención y pregunta: “¿Qué se celebra aquí?”. Un grupo reducido responde: “Es una Asamblea de Podemos”. A lo que el señor replica inmediatamente: “¿Pero viene Pablo Iglesias o no?”. El ...
Un hombre de mediana edad en chándal y con gorra camina sobre las diez de la mañana del sábado por los alrededores del auditorio Paco de Lucía, en Alcorcón (Madrid). Alguna pancarta y el movimiento de peatones y coches a esas horas atrapa su atención y pregunta: “¿Qué se celebra aquí?”. Un grupo reducido responde: “Es una Asamblea de Podemos”. A lo que el señor replica inmediatamente: “¿Pero viene Pablo Iglesias o no?”. El hombre, ajeno a las ponencias que se celebrarán minutos después bajo las carpas sobre feminismo o sostenibilidad, se aleja del bullicio, pero su duda, y la incertidumbre en torno a una presencia, tan siquiera telemática, del exvicepresidente, planea sobre la reunión del partido durante todo el fin de semana.
Iglesias fue sin duda el gran ausente de Vistalegre IV, aunque acabó convertido en uno de los protagonistas de la Cuarta Asamblea Ciudadana de Podemos. La organización quería evitar que su aparición eclipsara a la nueva secretaria general del partido, pero las menciones y el homenaje al profesor de Ciencias Políticas que hizo posible en tiempo récord el éxito electoral de su partido fueron una constante en la mayoría de intervenciones. “Me gustaría que viniese para que recibiera el gran aplauso que se merece”, resumía Maruja, de 89 años, militante de Madrid. “A ver si la dejan hacer algo”, añadía sobre Ione Belarra. “Le pondrán la zancadilla, como se la han puesto a Pablo Iglesias”, advertía.
Precisamente fue una inscrita, Antonia Pascual, la encargada de leer el discurso de agradecimiento al exdirigente en la mañana del domingo. “Fuiste diana de la ultraderecha, del tripartito de PP, Cs y Vox, de los medios subvencionados y de los poderosos”, señaló la mujer en la línea del exvicepresidente. Apenas habían pasado unos minutos del comienzo de la segunda jornada cuando el auditorio se puso en pie para ovacionarlo. Sería solo la primera de muchas. La proyección de un vídeo que rescataba intervenciones y discursos del líder a lo largo de los siete años de historia de Podemos volvió a atrapar al auditorio. Del Iglesias combativo y antisistema de los primeros años, al vicepresidente que se despedía hace algo más de dos meses al abandonar su escaño en el Congreso —”Porque fueron, somos. Porque somos, serán”—.
La propia Belarra, en su discurso tras ser proclamada ganadora, le dedicó unas palabras a su antecesor. “Gracias por lo que has hecho por este espacio político, pero sobre todo, por todo lo que has hecho por tu país. Aunque les moleste, aquí seguimos, y esta siempre será tu casa”.
Antonio, de 75 años y vecino de Alcorcón, razonaba: “Le han hecho mucho daño y está dolido, pero me gustaría que estuviera aquí”. Rocío Cuervo, una veinteañera asturiana que llegaba a la asamblea en grupo con medio centenar de paisanos, era la voz discrepante. “No tendría sentido que viniese, ya lo dejó todo”, afirmaba en uno de los accesos al recinto, a pleno sol.
El calor fue otra de las constantes en una asamblea descafeinada, con menos pulso que las primeras citas, celebrada al aire libre —y con aforo limitado a 1.200 entradas— para minimizar los riesgos de la pandemia. Un equipo de siete voluntarios cargados con depósitos de agua refrescaban con sus mangueras a todo aquel que lo solicitase. Entre las ausencias más destacadas, la de otro de los líderes fundacionales de Podemos, Juan Carlos Monedero, que, según Europa Press, ha dado positivo por covid-19. Alejado de la dirección del partido desde 2015, el politólogo nunca se ha separado, sin embargo, de Iglesias.