LA CONTRACRÓNICA

Díaz Ayuso reta al Rey y Casado se esconde

La obsesión de los líderes del centro-derecha por evitar a Vox destiñe la protesta contra los indultos

Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. En vídeo, Ayuso interpela a Felipe VI sobre los indultos: "¿Qué va a hacer, los va a firmar?”.Vídeo: ANDREA COMAS | EP

Pablo Casado salió a la puerta de Génova 13 un cuarto de hora antes del mediodía. Estaba previsto que dijera unas breves palabras ante los militantes y los periodistas y que luego cubriera, escoltado por la fiel infantería, los escasos metros en suave descenso que separan la todavía sede del PP de la plaza de Colón. Había ambiente, pero no tanto ni...

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Pablo Casado salió a la puerta de Génova 13 un cuarto de hora antes del mediodía. Estaba previsto que dijera unas breves palabras ante los militantes y los periodistas y que luego cubriera, escoltado por la fiel infantería, los escasos metros en suave descenso que separan la todavía sede del PP de la plaza de Colón. Había ambiente, pero no tanto ni tan animado como en ocasiones anteriores. El anciano que vendía banderas “más grandes que la de Colón” a 10 euros enseguida bajó el precio a la mitad. La línea 5 de Metro había ido dejando desde temprano en la estación de Alonso Martínez oleadas de señoras y señores con la edad de haber recibido ya las dos dosis de la vacuna, gente previsora que se había traído de casa el atrezo rojigualdo y una botella de agua por si el calor arreciaba, que arreció. Algunos de ellos lograron un buen puesto ante la sede para ver de cerca a sus líderes y que ellos comprobaran que habían hecho los deberes. En una pancarta de fabricación casera se podía leer: “Sánchez, tramposo, eres un mentiroso”.

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Antes que Casado, tomaron el micrófono el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, y la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso. El primero obtuvo un discreto aplauso; la segunda, una gran ovación adornada por gritos de “¡Ayuso, Ayuso!”. El líder del PP esperaba su turno con la misma sonrisa de circunstancias que la noche del 4 de mayo, cuando intentó rentabilizar desde el balcón de Génova la aplastante victoria de Díaz Ayuso y salió trasquilado: los militantes reunidos allí aquella noche demostraron que ya la querían más a ella. Y los de este mediodía, también. Para colmo, cuando Casado empezó a hablar, un tipo que llevaba un cartel recriminándole al PP que Puigdemont se hubiera fugado durante el Gobierno de Rajoy, lo interrumpió y provocó un pequeño alboroto. Lo que pasó a continuación, ya bajada la cuesta hacia Colón, fue aún peor. Nadie recordará qué dijo o qué no dijo Casado en un día tan señalado, pero sí que Díaz Ayuso subió la apuesta retando nada más y nada menos que a Felipe VI: “¿Qué va a hacer el Rey, los va a firmar?”.

La pregunta, cargada de veneno, no cayó en saco roto. El debate animó las tertulias y, unos minutos después, un manifestante con mascarilla de la Legión que llevaba la batuta en un concierto improvisado de canciones patrióticas terminó el espectáculo con un sonoro “¡Viva el Rey!”, a lo que uno de sus colegas, en vez de con el “¡viva!” de rigor, respondió con un:

—”¡De momento…!”.

Por lo demás, la mañana transcurrió con más lipotimias que sobresaltos. El acto de protesta contra los indultos a los secesionistas, con los líderes del PP y Ciudadanos escondiéndose de los de Vox, resultó más bien soso. Tanto es así que una de las mayores ovaciones se la llevó el conductor de un camión que, a las 12.44, apareció por la calle de Goya esquina con Serrano remolcando un gran generador para sustituir al que se había estropeado, dejando inutilizada la megafonía durante 45 minutos. Para entonces, más que gritar contra el Gobierno, lo importante era buscar una sombra. La encontraron los que se habían situado estratégicamente detrás del escenario, a resguardo del sol, pero con el inconveniente de no saber quién estaba hablando ni de qué. Eso sí, cuando los que sí escuchaban aplaudían a ese señor que hablaba y que luego resultó ser el escritor Andrés Trapiello, los de detrás del escenario también lo hacían en un acto de fe en estéreo. Trapiello dijo, entre otras cosas:

—Aquí hay gente de derechas, pero también de centro y de izquierdas.

Una vez terminado el acto, un señor de unos 70 años que esperaba en la parada del 21 ataviado con una bandera de España a modo de capa comentaba con sus amigos: “Estoy de acuerdo con Trapiello, pero no del todo. Creo que sí hay mucha gente de izquierdas que está contra los indultos, pero tanto como que hayan venido aquí a manifestarse… Porque esa es otra: ¿vosotros sabéis por qué a la izquierda le molesta tanto que los de derechas nos manifestemos?”. Llegó el 21, atestado como antes de la pandemia, y la pregunta se quedó sin respuesta.

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