Los malienses se convierten en la tercera nacionalidad que más pide asilo en España
Después de un año de trabas para pedir protección en Canarias, los ciudadanos de Malí comienzan a aparecer en las estadísticas
Los más de 4.100 malienses llegados a Canarias en 2020 empiezan a aparecer en las estadísticas de asilo de España. Hasta el inicio de este año, los ciudadanos de Malí que habían desembarcado en las islas eran invisibles para las autoridades españolas y de la UE, que veían en las pateras apenas inmigrantes económicos. Hoy, los malienses son ya la tercera nacionalidad entre los solicitantes de asilo con casi 1.350 peticiones formalizadas, según datos de la Agencia Europea de Asilo (Easo) a los que ha tenido acceso EL PAÍS.
De las 14.914 peticiones formalizadas en España en 2021, un 9% de ...
Los más de 4.100 malienses llegados a Canarias en 2020 empiezan a aparecer en las estadísticas de asilo de España. Hasta el inicio de este año, los ciudadanos de Malí que habían desembarcado en las islas eran invisibles para las autoridades españolas y de la UE, que veían en las pateras apenas inmigrantes económicos. Hoy, los malienses son ya la tercera nacionalidad entre los solicitantes de asilo con casi 1.350 peticiones formalizadas, según datos de la Agencia Europea de Asilo (Easo) a los que ha tenido acceso EL PAÍS.
De las 14.914 peticiones formalizadas en España en 2021, un 9% de los solicitantes viene de Malí, un país en el que desde 2012 se cruzan conflictos étnicos con ataques yihadistas. La estadística la siguen encabezando los venezolanos (21%) y los colombianos (20%), aunque es la primera vez en más de dos años que los latinoamericanos dejan de copar los seis primeros puestos de la lista.
La aparición de los malienses en las estadísticas refleja algunas mejoras en el sistema después de meses de caos y barreras para que pudiesen pedir protección.
Durante todo 2020, cuando llegaron a Canarias 23.000 personas, los potenciales refugiados tuvieron muchas dificultades para acceder al procedimiento de protección internacional. En el muelle grancanario de Arguineguín, por ejemplo, la asistencia de abogados de oficio llegó a ser inexistente y la policía, a pie de puerto, carece de formación en materia de asilo. Cuando llegaban a los hoteles gestionados por la Cruz Roja, los migrantes esperaban meses para ver a un abogado que les asesorase (la organización solo contaba con cuatro letrados en todo el archipiélago). Y cuando, por fin, acudían a la comisaría para manifestar que querían pedir protección, tenían que esperar otros tantos meses para la entrevista con la que se inicia formalmente el procedimiento. Solo entonces, sus casos llegan a la estadística, un paso fundamental para que las autoridades españolas y europeas conozcan el perfil y las necesidades de los recién llegados. En teoría, mejorar la política de asilo y garantizar el acceso al procedimiento es una prioridad de la UE.
“Aunque aún son necesarios más recursos y agilizar los procesos, ha habido una mejora en el acceso a la información y al procedimiento en Canarias”, valora la portavoz de ACNUR en España, María Jesús Vega. “Con el cierre de fronteras se redujeron las llegadas por aeropuerto y el número de solicitudes de asilo y eso ha permitido que se agilice la resolución de las solicitudes pendientes y también el tiempo que pasa desde que una persona dice que quiere pedir asilo hasta que se formaliza su solicitud”, añade Vega.
La cifra de malienses registrados como solicitantes de asilo en solo cuatro meses está muy cerca de alcanzar las registradas en todo el año pasado (1.537). El desglose por provincias, facilitado por el Ministerio del Interior a 31 de marzo, revela que no todos han formalizado el asilo en las islas. Sevilla, Madrid, Granada o Cádiz presentan los mayores incrementos tras Santa Cruz de Tenerife. Son precisamente los principales destinos a los que han sido trasladados los malienses en el marco de las derivaciones para los más vulnerables de la Secretaría de Migraciones.
ACNUR recuerda además que un porcentaje de estas solicitudes que empiezan a verse reflejadas en los datos de 2021 se corresponden con ciudadanos de Malí que llegaron hace tiempo a costas de la Península, pero que aún esperaban su entrevista. También en Melilla hay un repunte importante: los nacionales de Malí son el colectivo más numeroso en los saltos a la valla del último año.
Retornos forzosos a Mauritania
Aunque los malienses migran también por razones económicas, tienen uno de los perfiles más claros de posibles refugiados. Con el recrudecimiento de la violencia en Malí, Acnur advirtió en el verano de 2019 del peligro de devolverlos a su país. A pesar de esa recomendación, España retornó forzosamente a decenas de ellos en 2020 en aviones que partieron de Canarias a Mauritania. Desde allí, las autoridades mauritanas los abandonaban en la frontera con Malí.
Hay que remontarse a 2013 y 2014, tras el estallido del conflicto, para encontrar a los malienses entre los que más piden asilo en España. Desde entonces —y a pesar de ser una de las nacionalidades más presentes en las pateras que llegan a las costas españolas— no suponían un porcentaje relevante en el total de solicitudes.