Realidades paralelas detenidas en el tiempo

La satisfacción de Pedro Sánchez por el “desbloqueo” que permitirá el acuerdo en los Presupuestos, a falta de la aprobación del Senado, no es estrictamente correcta

El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados este miércoles.Andrea Comas

Realidades paralelas y convicciones firmes, pétreas. Estas son las características esenciales que se aprecian en las posiciones públicas, reafirmadas en privado, de los líderes de la oposición y del Gobierno. Este último se ha reafirmado en dónde están sus apoyos. Los otros no se han movido desde hace un año. El acercamiento de Ciudadanos hacia el Ejecutivo ha quedado en nada. Los socios de coalición se han interpuesto irremediablemente en esa relación. Con la amenaza de expansión de la pandemia, las realidades que describen los bloques no confluyen en ninguna línea.

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Realidades paralelas y convicciones firmes, pétreas. Estas son las características esenciales que se aprecian en las posiciones públicas, reafirmadas en privado, de los líderes de la oposición y del Gobierno. Este último se ha reafirmado en dónde están sus apoyos. Los otros no se han movido desde hace un año. El acercamiento de Ciudadanos hacia el Ejecutivo ha quedado en nada. Los socios de coalición se han interpuesto irremediablemente en esa relación. Con la amenaza de expansión de la pandemia, las realidades que describen los bloques no confluyen en ninguna línea.

La satisfacción del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por el “desbloqueo” que ha permitido el acuerdo en los Presupuestos, a falta del espaldarazo del Senado, no es estrictamente correcta. Los bloques continúan y las posiciones siguen inamovibles. Hace menos de un año que empezó la andadura del Gobierno de coalición con la acogida estruendosa del bloque de la derecha. En el pleno del Congreso de este miércoles primó la continuidad, incluida cierta exclusión del objeto central del debate. Por encima de la pandemia sobresale con quién gobierna Pedro Sánchez, los de dentro y los apoyos externos. La oposición lo traduce en que Bildu, ERC y Unidas Podemos —a veces se cita a este en último lugar— están “en la dirección del país”. Lo tratado en los últimos consejos europeos sobre la covid-19, muy especialmente de la estrategia común sobre las vacunas, apenas fue abordado por la oposición.

En este debate se hizo un barrido de todos los fallos del Gobierno y previsiones erróneas desde el principio de la pandemia, incluida la “ocultación” del número de fallecidos, aunque sean las comunidades autónomas las que aportan los datos. El meollo de la discusión está en la historia e idiosincrasia de los socios del presidente. Comunistas, bolivarianos y filoetarras. “Una porrusalda”, según el portavoz del PNV, Aitor Esteban, por ser un guiso en el que cabe todo, similar al contenido del debate. O un “potaje canario”, a decir del portavoz de Nueva Canarias, Pedro Quevedo. La mezcla de temas llevó al presidente a utilizar un par de minutos la ironía y casi la risa para ridiculizar los augurios de que España camina hacia una república comunista y bolivariana. El tono jocoso le valió la reprimenda de Casado, Abascal y Arrimadas que se acogieron a esos momentos de “club de la comedia” para considerar que Sánchez había sido cazado. A él le dijeron que estaba al frente de “una banda de salteadores”. Pero no se rieron.

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