El Presupuesto del Gobierno de PSOE y Unidas Podemos pasa su primer examen en el Congreso
Rechazadas todas las enmiendas a la totalidad de las cuentas para 2021 que han presentado siete partidos de la oposición
El proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2021, las primeras cuentas presentadas por el Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos, ha superado este jueves con holgura en el Congreso el examen de las enmiendas a la totalidad de la oposición. El rechazo a la propuesta de devolución del proyecto al Gobierno —198 noes frente a 150 síes—, no ha sido un mero trámite y augura buenas perspectivas para la aprobación final de un Presupuesto “social y progresista, c...
El proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2021, las primeras cuentas presentadas por el Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos, ha superado este jueves con holgura en el Congreso el examen de las enmiendas a la totalidad de la oposición. El rechazo a la propuesta de devolución del proyecto al Gobierno —198 noes frente a 150 síes—, no ha sido un mero trámite y augura buenas perspectivas para la aprobación final de un Presupuesto “social y progresista, como lo definió María Jesús Montero. La ministra de Hacienda resaltó la necesidad de contar con unas cuentas públicas “de país” ante la situación sanitaria, económica y social creada por la pandemia de covid-19, que equiparó con catástrofes como un gran terremoto. El Ejecutivo se dispone ahora a seguir negociando a varias bandas, en especial con ERC y también con Ciudadanos, para lograr a final de año un resultado aún más amplio.
La votación sobre las enmiendas a la totalidad presentadas por el Partido Popular, Vox, Junts, BNG, CUP, Coalición Canaria y Foro Asturias se ha realizado de forma conjunta tras la segunda jornada de un debate que ha servido para hacerse una idea sobre los apoyos con los que cuenta ya el Ejecutivo, los que está trabajando y los que se vislumbran imposibles. La disposición de EH Bildu de favorecer ese proyecto “si nada se tuerce” ha provocado airadas reacciones del centro-derecha, pero también ha descubierto la estrategia de Podemos de impulsar alianzas hacia la izquierda para asentar la mayoría de la investidura y dejar al margen a Ciudadanos. El acercamiento del Ejecutivo a los partidos independentistas, en especial a la izquierda abertzale, ha suscitado recelos entre los presidentes autonómicos y el sector más moderado del PSOE.
En la votación final el bando favorable a la devolución al Gobierno del proyecto de Presupuestos ha sumado 150 adeptos muy heterogéneos: PP, Vox, la CUP, Coalición Canaria, cuatro parlamentarios de JuntsxCat, Foro Asturias, Unión del Pueblo Navarro y el BNG. Los partidos que rechazaron las enmiendas a la totalidad fueron el PSOE, Unidas Podemos, ERC, Ciudadanos, el PNV, Bildu, Más País, Nueva Canarias, el Partido Regionalista de Cantabria, Teruel Existe, Compromís, Más País y cuatro diputados del PDeCAT.
En el debate de este jueves, muchos partidos han puesto especialmente el foco en Ciudadanos, que se ha mostrado dispuesto a seguir negociando con el Gobierno. La disposición del Ejecutivo a dialogar con casi todos los partidos, reiterada hoy por la ministra Montero, ha disparado las alertas tanto en Unidas Podemos, socio principal en el Ejecutivo, como en ERC, aliado ahora preferente, o incluso en Bildu.
Los portavoces de Podemos y ERC, Pablo Echenique y Gabriel Rufián, han avisado al Gobierno de Pedro Sánchez de que Cs es “incompatible” con políticas de izquierdas, como impedir desahucios, subir impuestos a las rentas más altas, derogar íntegramente la reforma laboral, mejorar la renta mínima vital o encarar políticamente el conflicto catalán. Echenique negó que las llamadas “líneas naranjas” de Cs hayan hecho caer propuestas “radicales” de Podemos en los Presupuestos. El portavoz izquierdista acusó a Arrimadas de “volver a la foto de la plaza de Colon” con el PP y Vox por condicionar el apoyo a las cuentas públicas a que se suprima la enmienda pactada con ERC a la ley de Educación para eliminar el castellano como lengua vehicular en Cataluña. Echenique defendió su proyecto de “república solidaria y plurinacional” como forma de atraer a los partidos independentistas, pero sobre todo para ahuyentar a Cs.
Gabriel Rufián lanzó dos líneas de ataque: contra Cs y contra JuntsxCat, partido con el que ERC gobierna la Generalitat de Cataluña y aspira a superar en las elecciones autonómicas previstas el 14 de febrero. El portavoz republicano reafirmó que Ciudadanos es incompatible con su formación y con la izquierda. Y a JuntsxCat les conminó a ser realistas y prácticos. Rufián argumentó que es más urgente reparar las carencias y desigualdades sociales que sufre la Cataluña de hoy que insistir en los dogmas del independentismo, a los que no renunció. Eso sí, les anticipó al PSOE y Podemos que sigue en la desconfianza porque tiene “memoria”.
La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, intentó justificar su peculiar situación en el centro derecha:, arremetió con dureza contra el Gobierno, pero se desmarcó de las posiciones atrincheradas en la oposición de partidos como el PP o Vox. Arrimadas defendió la oposición “útil” de Cs que ha servido, dijo, para “quitar locuras podemitas” como gravar con el 21% del IVA a la educación y la sanidad concertada o subir un 15% el impuesto de sociedades. Arrimadas, eso sí, emplazó directamente al presidente Pedro Sánchez a elegir entre las dos posibles vías: ”Aquí tienen una mano tendida de Ciudadanos hasta el último momento, una mano moderada en lo económico y firme en la defensa de la igualdad. Si no la cogen y cogen la de Bildu y ERC jamás podrán decir que no tenían otra opción o que les ha obligado una oposición irresponsable”.
El PNV o EH Bildu, sin ahorrar fuertes críticas a las carencias del Presupuesto, alegaron razones de “responsabilidad” para dar su luz verde a la tramitación parlamentaria. Para ellos, las nuevas cuentas son necesarias para afrontar las consecuencias del coronavirus y para superar las derivas y recortes de las prorrogadas desde 2018 y que firmó entonces Cristóbal Montoro como ministro del Gobierno de Mariano Rajoy.
La ministra de Hacienda pidió a los partidos “altura de miras” y una respuesta política al virus, con más recursos y no partidista. Montero afirmó que el Gobierno se siente “sólido, con una hoja de ruta para cuatro años, con muchos retos pendientes” pero también “con sus días”, en alusión a las divergencias constatadas no solo entre los ministros del PSOE y de Unidas Podemos sino incluso dentro de esas formaciones con relación a las alianzas parlamentarias.
Tras el pleno, el líder popular, Pablo Casado, instó a Sánchez a explicar, “por respeto a las víctimas del terrorismo”, qué había querido decir la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, cuando dijo en el hemiciclo que “todo” empezaba “a partir de hoy”. Y criticó que el Gobierno considere ya a la coalición abertzale como “socio prioritario”. Casado arremetió contra los "Presupuestos más caros de la democracia española”, por haber pagado a Bildu con el traslado de presos, a ERC con la exclusión del castellano en las escuelas catalanas y a Podemos con “una subida masiva de impuestos a clases medias y trabajadoras”.
La portavoz parlamentaria del PSOE, Adriana Lastra, que cerró el debate, defendió que el proyecto ha sido dialogado con “partidos democráticos que cuentan con toda la legitimidad”, rebatió las “historias de miedo” y la posición inmovilista de Pablo Casado y rechazó el ambiente político actual en el que parece que "los demócratas dejamos de hablar unos con otros”. En el PSOE y Unidas Podemos se marcharon de la sesión con la percepción de que los Presupuestos podrían ser aprobados definitivamente con un muy amplio respaldo parlamentario.