Iglesias arrincona a Arrimadas sin vetarla
El líder de Unidas Podemos se mueve con Bildu para hacer inviable la opción de Ciudadanos
Los números en el Congreso son caprichosos. Después de las elecciones de abril de 2019, Pedro Sánchez tenía dos opciones bastante cómodas para gobernar. Por un lado, sumaba 165 escaños con Unidas Podemos, a solo 11 de la mayoría absoluta (176). Por otro, sumaba 180 con Ciudadanos. Albert Rivera no quiso ni oír hablar de la segunda opción. Y la negociación para la coalición con 165 escaños, que habrían permitido gobernar prácticamente con el PNV (6) y poco más, fracasaron de forma estrepitosa. Así ...
Los números en el Congreso son caprichosos. Después de las elecciones de abril de 2019, Pedro Sánchez tenía dos opciones bastante cómodas para gobernar. Por un lado, sumaba 165 escaños con Unidas Podemos, a solo 11 de la mayoría absoluta (176). Por otro, sumaba 180 con Ciudadanos. Albert Rivera no quiso ni oír hablar de la segunda opción. Y la negociación para la coalición con 165 escaños, que habrían permitido gobernar prácticamente con el PNV (6) y poco más, fracasaron de forma estrepitosa. Así que llegaron las segundas elecciones, y las cosas se complicaron. Ciudadanos (10) dejó de ser una opción, y la suma de PSOE y Unidas Podemos perdió 10 escaños. Se quedó en 155. Por eso Sánchez necesitó una combinación casi imposible, que incluía desde Teruel Existe a Bildu y ERC pasando por el PNV, para lograr su investidura.
El PSOE, sobre todo el equipo más cercano de Pedro Sánchez en La Moncloa, se ha movido en los últimos meses para tratar de salir de esa ecuación y buscar una opción alternativa con Ciudadanos. El giro estratégico de Inés Arrimadas, consolidado en las votaciones de los estados de alarma, permitió a Sánchez soñar con esa ecuación. Otra vez, los números cuadraban. Con los 10 escaños de Arrimadas más los 6 del PNV, el partido que siempre está en todas las jugadas, ya casi está la mayoría. El PSOE y Unidas Podemos necesitan 21 para la absoluta. Con 16 ya está prácticamente hecho con la suma de algunos pequeños. Así se sacaron las últimas prórrogas del estado de alarma.
Pero llegaron los Presupuestos, y Pablo Iglesias rompió la baraja. Primero amenazó con vetar a Ciudadanos. Después, tras una tensa discusión con Sánchez, aceptó que no hubiera vetos, pero trabajó para sacar a Ciudadanos de ese acuerdo. El mensaje este jueves del “sí” de Bildu a los Presupuestos, orquestado por Iglesias y Arnaldo Otegi, que mantienen una estrecha relación política, puede ser la puntilla para el grupo naranja, que no puede estar en ningún caso en una foto con la formación abertzale. Iglesias lograría así el objetivo de arrinconar a Arrimadas pero sin vetarla formalmente. Por eso nadie quiere levantarse de la mesa, nadie asume la responsabilidad de la ruptura, pero todo indica que alguien tiene que caer de esa ecuación y Ciudadanos es el que tiene más papeletas.
Para Iglesias, una alianza del PSOE con Ciudadanos no es un asunto menor. Es un punto central. Estratégico. En La Moncloa nadie niega que ellos quieren tener varias opciones de gobernabilidad para poder elegir y no depender eternamente de Unidas Podemos. Iglesias quiere exactamente lo contrario, que el PSOE le necesite siempre y la mayoría para los próximos años gire alrededor del bloque progresista, con Ciudadanos fuera de la ecuación. Por eso lleva semanas trabajando de forma discreta para dinamitar esa posibilidad de acuerdo. Unidas Podemos juega con otros números: ERC (13) y Bildu (5) suman 18, dos más que el PNV y Ciudadanos. Si se consolidan esos votos, la estabilidad está garantizada porque además el PNV, el partido con más capacidad negociadora de España, no se quedaría fuera en ningún caso.
Mientras Adriana Lastra, la portavoz del PSOE, y varios ministros, trabajaban intensamente con ERC para consolidar esos 13 escaños, Iglesias y su equipo lo hacían con Arnaldo Otegi, que además reclama un asunto que lleva Unidas Podemos, esto es la reforma laboral, en manos de Yolanda Díaz. El mensaje de Iglesias en cuanto se confirmó el “sí” de Bildu a los Presupuestos fue claro: “el bloque de investidura se refuerza y será de legislatura y de dirección de Estado”. Esto es, con esta mayoría se puede gobernar tres años. En algunos sectores del PSOE chirría el apoyo de Bildu -el extremeño Fernández Vara llegó a decir que iría a la farmacia a buscar antieméticos, fármacos para no vomitar-, pero el Gobierno de Sánchez ya lo ha normalizado, con fotografías de la vicepresidenta Carmen Calvo y la ministra de Hacienda María Jesús Montero con los portavoces de Bildu negociando los Presupuestos. Los socialistas quieren jugar a todas las bandas y tener el máximo de apoyos posibles. Tantos que ni siquiera Bildu será imprescindible. Pero Unidas Podemos prefiere consolidar esa mayoría con ERC y Bildu. En pocas semanas se verá la fotografía final, que marcará toda la legislatura y tal vez un bloque de gobierno para muchos años.