Víctimas e instituciones piden a la izquierda abertzale que pare los homenajes a etarras
El delegado del Gobierno en el País Vasco recuerda que esos actos “pisotean la dignidad e impiden la reinserción”
Toda la sociedad vasca, salvo la izquierda abertzale, condena los homenajes públicos a etarras cuando salen de la cárcel. El Día de la Memoria ha unido en la delegación del Gobierno del País Vasco a tres víctimas que han retratado el dolor que les produce ver cómo se recibe con una fiesta en la vía pública a quienes han pasado años en la cárcel por delatar a vecinos o apretar el gatillo o el detonador de una bomba en nombre de ETA. El delegado, Denis Itxa...
Toda la sociedad vasca, salvo la izquierda abertzale, condena los homenajes públicos a etarras cuando salen de la cárcel. El Día de la Memoria ha unido en la delegación del Gobierno del País Vasco a tres víctimas que han retratado el dolor que les produce ver cómo se recibe con una fiesta en la vía pública a quienes han pasado años en la cárcel por delatar a vecinos o apretar el gatillo o el detonador de una bomba en nombre de ETA. El delegado, Denis Itxaso, ha calificado de “sórdidos” esos “homenajes a quienes asesinaron” y ha asegurado que estos actos buscan "mantener supurando una herida que dé sentido a la impiedad y a la cobardía de quienes hicieron del plomo el peso de sus argumentos”. En un breve acto institucional, Itxaso ha lamentado estos recibimientos que “pisotean la dignidad e impiden la reinserción”.
“Esos actos son una canallada”, ha criticado Francisco Javier Sáenz Martínez, el hijo del agente de la Guardia Civil, Alejandro Sáenz, asesinado por ETA en 1985. La asociación COVITE ha documentado más de cien homenajes en lo que va de año y cerca de 125 en 2019. El último se produjo en Bilbao el pasado septiembre, cuando en torno a un centenar de personas dedicaron un pasillo de aplausos y vítores al exjefe del aparato militar de ETA Ibon Goieaskoetxea. Lo mismo ha lamentado Lorena Díez Elorza, la hermana de Jorge, el ertzaina que escoltaba al socialista Fernando Buesa cuando fueron asesinados con una furgoneta bomba el 22 de febrero de 2000. “Mi hermano llevaba una semana trabajando en Vitoria cuando un terrorista decidió acabar con su vida y empezar nuestro calvario. Pedimos que cumplan íntegramente sus penas y que por favor, acaben ya y prohíban los homenajes”, reclamó la hermana del agente.
La tercera de las víctimas que ha expresado su malestar con este tipo de actos ha sido Iván Ramos Torrano. Varios militantes de la izquierda abertzale decidieron recordar el bombardeo de Gernika incendiando la Casa del Pueblo del PSOE en Portugalete en abril de 1987. Uno de los artefactos incendiarios provocó la muerte de su madre, Maite. Esta mañana ha recordado como vivieron con profundo dolor cuando en 1994 salió uno de los asesinos y el pueblo le recibió como a un héroe. A ellos les dejaron el silencio y el vacío. “Quiero que la izquierda abertzale condene los homenajes sin dudas, de forma tajante. Les pido por favor que los paren, si quieren que salgamos todos adelante”.
El undécimo aniversario del Día de la Memoria ha vuelto a celebrarse con actos separados de cada administración. El Gobierno central ha organizado un acto con presencia del responsable el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, Florencio Domínguez, quien ha recordado que los homenajes incumplen las resoluciones de la Unión Europea. El delegado del Gobierno, Denis Itxaso ha concluido su discurso asegurando que reivindicar la memoria además de una exigencia es “una apuesta por la esperanza y la dignidad de una sociedad que pretende reconocerse para reconstruirse sana y cargada de futuro”.
Por su parte, el Gobierno vasco realizará su acto, presidido por el lehendakari Iñigo Urkullu, este martes en la sede de Gogora, el Instituto de la Memoria. La consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, Beatriz Artolazabal, dijo la pasada semana, al presentar el acto que “la memoria no ha de ser un arma arrojadiza, ha de ser instrumento de cohesión, no de división". Y añadió: "Se trata de mirar con ojos críticos y autocríticos, sin odio, sin resentimiento, sin venganza. Podemos no compartir diagnóstico, pero podemos y debemos compartir una valoración crítica de la sinrazón de la violencia y las vulneraciones de derechos humanos”.