Sánchez presenta su plan de recuperación económica con objetivos claros pero un andamiaje difuso
El presidente del Gobierno confía en concentrar la movilización de los fondos europeos en los primeros tres años
Vagas promesas y escasa concreción en el capítulo económico y laboral. Felipe González prometió 800.000 puestos de trabajo allá por 1982, a las puertas de una reconversión industrial dolorosísima; esa cifra le persiguió durante años. José Luis Rodríguez Zapatero se comprometió a crear un millón de empleos en la economía verde tras el estallido de la Gran Recesión, que poco después se llevó por...
Vagas promesas y escasa concreción en el capítulo económico y laboral. Felipe González prometió 800.000 puestos de trabajo allá por 1982, a las puertas de una reconversión industrial dolorosísima; esa cifra le persiguió durante años. José Luis Rodríguez Zapatero se comprometió a crear un millón de empleos en la economía verde tras el estallido de la Gran Recesión, que poco después se llevó por delante su Plan E, su presidencia y por poco al Partido Socialista. Mariano Rajoy subió la apuesta hasta los dos millones de empleos en su última campaña, “sin experimentos ni bromas”, poco antes de ser barrido en una moción de censura. Pedro Sánchez ha perfilado hoy las líneas maestras del Plan de recuperación, del que apenas se ven los andamios todavía: de nuevo aparecen esos 800.000 puestos de trabajo con reminiscencias del felipismo, con la palanca que permiten los 140.000 millones de euros procedentes de los fondos europeos y el objetivo declarado de activar una “nueva modernización” de la economía española, para la que será imprescindible conocer la letra pequeña de ese plan y, sobre todo, los Presupuestos Generales del Estado.
Los objetivos políticos del Plan Sánchez están claros. Pero el andamiaje económico apenas se vislumbra: el Gobierno elevó ayer el techo de gasto por encima del 50%, hasta rozar los 200.000 millones de euros, para activar un plan de estímulos ante una caída del PIB que superará con creces el 10% este año. Sánchez quiere concentrar el esfuerzo de movilización de los fondos europeos en los tres primeros años, con 72.000 millones en el trienio 2021-2023. Eso permitirá un aumento de dos puntos y medio del PIB y crear los citados 800.000 empleos. Más allá del capítulo medioambiental, los capítulos más económicos de ese plan obedecen a los objetivos fijados por la Comisión Europea. E incluso prácticamente calcan los porcentajes fijados por Bruselas para las grandes partidas.
Transición digital. Se lleva en conjunto un tercio de los fondos. Permitirá extender las redes de telefonía 5G, formar a 150.000 empleados públicos para teletrabajar y digitalizar 2,5 millones de empresas, en su gran mayoría pymes.
Igualdad de género. El plan persigue reducir la brecha de género con la creación de 65.000 plazas de educación infantil del 0 a 3 años y crear 1.460 unidades de acompañamiento de alumnos vulnerables para reducir el fracaso escolar.
Cohesión social y territorial. Creación de 200.000 plazas de formación profesional en los próximos cuatro años, buena parte de ellas en municipios de menos de 5.000 habitantes. Plan de choque contra la despoblación.
Presupuestos, empleo y pensiones. “España necesita unos nuevos Presupuestos Generales del Estado”, ha dicho el presidente, “para recuperarse de un gran golpe”. Sánchez ha pedido apoyo “a todas las fuerzas políticas”, ha reiterado que esas cuentas serán “progresistas” y ha subrayado su promesa de reformar el sistema fiscal, pero “en los próximos años”: apenas va a haber subidas de impuestos en las cuentas de 2021. El Ejecutivo adelantará finalmente 27.000 millones de los fondos europeos, que llegarán a mediados del año próximo, para que el presupuesto de 2021 permita fuertes inversiones desde el primer minuto. “El objetivo es acelerar la ejecución del plan desde el momento en que los Presupuestos estén aprobados”, según Sánchez, sin tener que esperar la llegada del dinero de la UE. Sobre el empleo, más allá de la promesa de la creación de 800.000 puestos de trabajo el plan incluye inversiones en las políticas activas de empleo y en la formación profesional, y sobre pensiones el presidente se ha comprometido a proseguir con el diálogo social. Esas medidas, ha dicho, permitirán reducir en dos tercios los niveles de desigualdad, después de las fuertes subidas en todos los indicadores de desigualdad durante la Gran Recesión.