El pacto con Ciudadanos irrita a ERC: “Sin diálogo no hay investidura”, advierte Rufián
"Sus alianzas han mutado antes que el mismo virus, han improvisado medidas y ahora apoyos”, incide Junts en el acuerdo con Arrimadas
La cuarta solicitud de prórroga del estado de alarma por el coronavirus constató que el malestar de Esquerra con el Gobierno no es pasajero. Y que las fisuras iniciales en el bloque que posibilitó la presidencia de Pedro Sánchez han ganado cuerpo. Unas grietas que no se limitan a la gestión del estado de alarma y amenazan con ser el preludio de una falla en la durabilidad del primer Ejecutivo de coalición desde la Segunda R...
La cuarta solicitud de prórroga del estado de alarma por el coronavirus constató que el malestar de Esquerra con el Gobierno no es pasajero. Y que las fisuras iniciales en el bloque que posibilitó la presidencia de Pedro Sánchez han ganado cuerpo. Unas grietas que no se limitan a la gestión del estado de alarma y amenazan con ser el preludio de una falla en la durabilidad del primer Ejecutivo de coalición desde la Segunda República. “Sin diálogo no hay investidura”, advirtió Gabriel Rufián. El acuerdo con Ciudadanos, partido que surgió como respuesta al independentismo, tocó “la piel” de los republicanos.
Sabedor del frente que se le abre al Gobierno, Pablo Iglesias conversó varios minutos con el portavoz de ERC antes de que comenzase la sesión. Pero su intento para reconducir la relación resultó estéril. El movimiento de Inés Arrimadas, que mantuvo el respaldo de Ciudadanos al estado de alarma tras acordar unas condiciones con el Ejecutivo, enrocó a Esquerra en su viaje de la abstención al voto en contra. Como Vox, Junts per Catalunya, la CUP y Foro Asturias. “Decir que ERC vota junto a Vox es como decir que el PSOE vota junto a Vox cuando veta comisiones de investigación del Rey emérito. Es falso”, negó Rufián. Sánchez le dio la razón. “Nosotros estamos por prorrogar políticas excepcionales, no estados excepcionales. Hay alternativa a la recentralización, militarización y transgresión de derechos civiles”, argumentó el dirigente de Esquerra.
El enfado de ERC eclosionó tras semanas de avisos por la interlocución mejorable con el Gobierno ―así los reconoció el presidente― y las reiteradas peticiones de partidos y territorios para participar en la toma de decisiones. Una lección que La Moncloa parece haber aprendido. “Dicen que son lentejas, ¿dónde está el Gobierno plurinacional y del diálogo? ¿Por qué el Gobierno no se quema las cejas negociando con quienes facilitaron la investidura? Si fuera Unidas Podemos estaría muy preocupado por que cada vez que el PSOE puede se gira a negociar con Ciudadanos. Hoy no se constata el no de ERC a la cuarta prórroga. Se constata el no del Gobierno a negociarla con ERC", apostilló Rufián. “Este Gobierno siempre escucha, agradezco siempre el tono y sus aportaciones”, trató de conciliar Sánchez. Las explicaciones del presidente no convencieron a ERC. Rufián llegó a afirmar que si no se aprobara el estado de alarma “no pasaría absolutamente nada”.
Los esfuerzos del PSOE y Unidas Podemos con ERC ―“Más Tardà y menos Torra”, apeló el portavoz de los comunes, Jaume Asens, provocando el enfado de Rufián― fueron continuos. La portavoz socialista, Adriana Lastra, se declaró “convencida de que el futuro social" de España depende “de que la izquierda se entienda”. Toda esta atención no se repitió con Junts per Catalunya. “Sus alianzas han mutado antes que el mismo virus. Han improvisado medidas y ahora apoyos”, observó su portavoz, Laura Borràs, que reivindicó al president de la Generalitat. Junts acusó a Sánchez de liderar una “involución democrática” imponiendo el mando único a las autonomías. Sánchez reiteró que la cogobernanza caracterizará la transición hacia la nueva normalidad durante la desescalada. Pero que el estado de alarma es el único instrumento jurídico para garantizar la restricción de movimientos. “Yo creo que ustedes votan no sabiendo que va a salir que sí”, le espetó el presidente a Borràs, a la que aseguró que el Gobierno ha recogido en el plan de desconfinamiento el 83% de las propuestas que le han presentado las comunidades autónomas. Mireia Vehí, de la CUP, que reconoció sin tapujos que su alternativa es la independencia, rechazó que el estado de alarma “sea la única forma de confinar”.
Los grupos minoritarios compartieron las críticas de unilateralidad al Gobierno, pero salvo Foro Asturias ―“existe una alternativa que no es el caos a una gestión en la que lo prioritario ha sido la propaganda”, dijo Isidro Martínez Oblanca― se movieron entre el voto a favor y la abstención. “Las prácticas centralistas perjudican a las comunidades. Se nos ha puesto en duda de votar en lo que estamos de acuerdo. En ningún caso vamos a mercadear con la salud de la población y votaremos a favor”, expresó Pedro Quevedo, de Nueva Canarias. Algunos incluso cambiaron de idea a última hora, como Coalición Canaria, que pensaba abstenerse. “Decidimos no ser un obstáculo a la prórroga”, dijo Ana Oramas, que agradeció la llamada del ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, cuando su voto no era decisivo. “Al final pasó lo que le dije en la investidura: tenía unos socios poco de fiar. En el momento de poner los intereses del país por delante le iban a fallar”, recordó la diputada canaria a Sánchez.
No fue el único consejo al presidente. “Funciona más la persuasión que el chantaje. Hay que aprender a cuidar el bloque que invistió al Gobierno. Hoy esa mayoría se ha ido agrietando”, señaló Íñigo Errejón (Más País). “Votaremos a favor a pesar de que este Gobierno ha negociado muy poco y muy tarde. Señor Sánchez, recuerde: las flores, incluso las que no están en los floreros, pueden acabar un día marchitándose”, subrayó Joan Baldoví (Compromís). “Parece que van a dejar el rodillo a un lado”, celebró José María Mazón, del PRC. El regionalista cántabro animó al Ejecutivo a “delegar” en las comunidades autónomas al tiempo que aseguraba el voto a la prolongación del estado de alarma: “Se puede proponer otro escenario jurídico y complicar más las cosas”. “No prolongar el estado de alarma sería un riesgo sanitario existente y mandaría un mensaje equívoco y confuso a la sociedad. Conllevaría a un relajamiento para el que no estamos preparados”, remarcó Tomás Guitarte (Teruel Existe).
“Nos vamos a abstener, estamos a favor del estado de alarma pero hay maneras y maneras de hacerlo”, compartió Néstor Rego, del BNG. El nacionalista gallego también le lanzó un dardo al Gobierno por el pacto con Ciudadanos: “En vez de dialogar y acordar con las fuerzas soberanistas y de izquierda que los estuvimos apoyando, prefieren hacerlo con quienes estaban en la derecha ultramontana. Ustedes mismos”. “No seremos nosotros los que dejemos caer el estado de alarma, supondría más incertidumbre cuando la gente tiene miedo de la epidemia y del negro futuro que les espera”, expuso Mertxe Aizpuria (EH Bildu). Igual de crítica que el independentismo catalán con la gestión de la crisis y lo que entiende como una recentralización de competencias, la portavoz abertzale le pidió a Sánchez que “no intente transmitir su responsabilidad a los demás”. “La clase política está fallando, saca lo peor de sí misma y no da ejemplo”, abundó. Su formación se mantuvo en la abstención. Incluso UPN, por lo habitual muy crítica, contuvo el tono. “No le digo que hable con nosotros, sino con todos y no cuando está abocado a un escenario límite. Confíe en los presidentes autonómicos y en los alcaldes”, reclamó Carlos García.
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