Iglesias se aferra al pacto pero marca distancias

El vicepresidente intenta dejar su sello en la gestión de la crisis, aun a riesgo de provocar fricciones con el PSOE

A Coruña -
El vicepresidente Pablo Iglesias, el pasado martes en el Senado.EFE

Las crisis sanitaria, económica y política se superponen desde hace un mes y medio. Ahora que la pandemia parece empezar a aflojar su escalada de contagios y muerte, emergen con más fuerza los encontronazos furibundos de los representantes públicos mientras la población más vulnerable sufre con más dureza las consecuencias de cinco semanas de ERTE, despidos y confinamiento. En medio de todas, en el corazón político del país, el p...

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Las crisis sanitaria, económica y política se superponen desde hace un mes y medio. Ahora que la pandemia parece empezar a aflojar su escalada de contagios y muerte, emergen con más fuerza los encontronazos furibundos de los representantes públicos mientras la población más vulnerable sufre con más dureza las consecuencias de cinco semanas de ERTE, despidos y confinamiento. En medio de todas, en el corazón político del país, el presidente Pedro Sánchez y el vicepresidente Pablo Iglesias tratan de blindar una coalición que poco más de 100 días después de arrancar no tiene hoja de ruta predefinida. Según fuentes cercanas al Ejecutivo, cuando se reúnen o hablan en privado no lo hacen como presidente y vicepresidente, sino como líder del PSOE y líder de Unidas Podemos.

El coronavirus ha hecho saltar por los aires el programa de coalición pactado en diciembre. Todas las medidas que se aprueban a marchas forzadas desde que se decretó el estado de alarma se miran con lupa desde el lado de Unidas Podemos, que no duda en alzar la voz públicamente desde la vicepresidencia o desde la portavocía parlamentaria de Pablo Echenique ante las diferencias. En Podemos valoran que hasta ahora el Ejecutivo haya optado por una salida social de la crisis, aunque les gustaría haber llegado más lejos en dos cuestiones: el pago de los alquileres y las ayudas a autónomos.

Si antes de la crisis sanitaria, sacar adelante una coalición inédita en España era una prioridad, ahora es impensable para ninguno de los dos partidos la posibilidad de una ruptura. En los comienzos de la pandemia, cuando aún no se podía imaginar su alcance y duración, la ausencia de Iglesias en el núcleo duro de la crisis —en manos de ministros del PSOE— no molestó al líder de Podemos, ya que desde una segunda línea había menos posibilidades de salir quemado. Pero el paso de las semanas dejó en papel mojado cualquier aritmética política. La pandemia no solo no desaparecerá de un día para otro, sino que su gestión marcará el resto de la legislatura y el futuro de los dos partidos políticos. La oposición, con Vox y el PP a la cabeza, centra contra el vicepresidente la mayoría de sus ataques mientras pide a Sánchez una ruptura que el presidente no contempla. Desde mediados de este mes, Sánchez incorporó a Iglesias al Comité Técnico de Gestión que se reúne cada mañana y del que, al principio, había quedado fuera.

El líder de Podemos busca que la vorágine no se lleve por delante el capital político del partido que fundó y cuya actividad está bajo mínimos desde que arrancó la coalición. La entrada en el Gobierno de Iglesias e Irene Montero como ministros y otros líderes como Noelia Vera, Nacho Álvarez o Ione Belarra como secretarios de Estado obligó a una reorganización de la formación, con el nombramiento de nuevos portavoces, que el virus también ha dejado sin efecto. En lo que va de año, incluso desde antes del estado de alarma, no se ha celebrado periódicamente el consejo de coordinación del partido, que se reunía todos los lunes, ni sus ruedas de prensa posteriores. Pablo Echenique, como portavoz de la formación en el Congreso, concentra todo el protagonismo de Podemos fuera del Gobierno. Esta semana, tras hablar con su líder, incluso fue él mismo quien anunció en Twitter, antes que cualquier ministro, que el Ejecutivo había decidido rectificar la última gran polémica de la gestión: la salida de los niños a la calle.

También Iglesias quiso marcar distancias de las críticas que arreciaron durante cinco horas tras el anuncio de que los menores solo podrían acompañar a los padres a las actividades permitidas como ir a hacer la compra o a la farmacia. Una vez que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, anunció la posibilidad de dar paseos, el vicepresidente, del que depende Infancia, quiso dejar su firma en la nueva medida: “Nos congratulamos de que se adopten las recomendaciones que ha venido planteando nuestra Dirección General de Derechos de la Infancia y de la Adolescencia”. El líder de Podemos no tiene ninguna intención de alterar la coalición, pero sí recuerda cuando puede que hay un solo Gobierno, pero dos partidos.

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