Colau: “Hay demasiados reproches al Estado”

La alcaldesa de Barcelona dirige a diario un dispositivo de emergencia propio y critica a Torra por no movilizar más personal

Ada Colau visita l'ampliació de l'Hospital del Mar. Albert Garcia (EL PAÍS)

No son tiempos para correr riesgos y estos días los ascensores del Ayuntamiento de Barcelona están quietos. Aunque haya que subir escaleras hasta la octava planta para la reunión del comité de coordinación a las 9.30. Cada día. En la entrada, líquido para lavarse las manos. Preside el comité la alcaldesa, Ada Colau, y reúne, en la sala o conectados desde sus casas, al núcleo duro de la gestión municipal: de la habitual y de las estructuras creadas durante la crisis del coronavirus para frenar su propagación y permitir que los servicios esenciales funcionen.

El comité se creó el 26 de fe...

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No son tiempos para correr riesgos y estos días los ascensores del Ayuntamiento de Barcelona están quietos. Aunque haya que subir escaleras hasta la octava planta para la reunión del comité de coordinación a las 9.30. Cada día. En la entrada, líquido para lavarse las manos. Preside el comité la alcaldesa, Ada Colau, y reúne, en la sala o conectados desde sus casas, al núcleo duro de la gestión municipal: de la habitual y de las estructuras creadas durante la crisis del coronavirus para frenar su propagación y permitir que los servicios esenciales funcionen.

El comité se creó el 26 de febrero, dos semanas antes del estado de alarma, señala la alcaldesa, que repite la palabra “anticipación”. Después de la reunión, de camino al pabellón deportivo Marítim, que se está habilitando para acoger enfermos del hospital del Mar, Colau explica cómo la pusieron en alerta “de que esto era serio” varias llamadas de amigos del norte de Italia. También Madrid iba por delante. Y subraya la importancia que tuvo Médicos Sin Fronteras. Reunirse con su presidente, David Noguera, “nos cambió el chip”, reconoce: “Entendimos que la clave era la coordinación, destinar todos los recursos a la emergencia y anticipar escenarios de colapso, de ahí ofrecer al Govern pabellones para aumentar la capacidad de los cuatro grandes hospitales o a los bomberos para limpiar las residencias”.

El Ayuntamiento ha reorganizado gerencias, las estructuras que tradicionalmente han vertebrado la institución. La veterana Marta Clari, al frente del área de Cultura y Educación, ha asumido el proyecto de los pabellones. Y la gerente del distrito de Sant Andreu, Maria Gas, el dispositivo de las residencias. En los distritos, los gerentes y servicios técnicos están también volcados en la emergencia. Colau lamenta que “en la Generalitat no hay este trabajo transversal” y reprocha al Govern que no movilice a sus funcionarios o bomberos en frentes críticos, como los geriátricos, que son competencia autonómica. En Barcelona el viernes habían muerto 162 residentes en geriátricos, el 28% del total de Cataluña (571).

En la reunión del comité de crisis están los responsables de salud, servicios sociales, del área económica y empleo, seguridad, bomberos, comunicación, o de la relación con la oposición. Veinte personas. Este viernes se cantan cifras sobre el montaje en los pabellones, de depósitos de oxígeno, de un nuevo albergue para personas sin hogar con adicciones, de atención a víctimas de violencia de género... Pero también se barajan fechas para un pleno extraordinario, se pregunta qué pasará con las fiestas de verano y se habla de hacer ceremonias de duelo cuando todo pase.

Acaba la reunión y la alcaldesa se queda en la sala. Hay el pleno del Área Metropolitana de Barcelona, el organismo que agrupa a la capital y los 35 municipios de su entorno. Entrando y saliendo de la sala aguarda Àlex Masllorens, su jefe de gabinete. Estos días, con el grueso de la maquinaria municipal trabajando desde casa, los despachos de alcaldía están vacíos. En el de las secretarias, orden milimétrico. En el de Colau, mesas con montones de papeles y libros. Trabaja más en el despacho de Masllorens.

De nuevo de camino al hospital del Mar, la alcaldesa reivindica el papel y la gestión de las ciudades: “En una situación como la de ahora es donde se ve que hay que contar con los Ayuntamientos. Somos los primeros en detectar las necesidades y tenemos la capacidad operativa y los recursos para reaccionar, de las brigadas a los hoteleros, que han cedido establecimientos y camas”. Y de nuevo aflora un reproche por la gestión de la Generalitat: “Torra se ha pasado 15 días hablando del confinamiento total y no ha dicho nada de residencias. A veces, hay demasiada política de reproches al Estado cuando hay que centrarse en lo importante”.

En paralelo a la emergencia, el Ayuntamiento trabaja ya en el día después. “En dos planos”, indica la alcaldesa: “A corto plazo, en la consecuencia inmediata de la emergencia y en el impacto en los sectores sanitario, social y económico, y a medio plazo, tendremos que darle la vuelta y saber aprovechar la capacidad de resiliencia de la ciudad para la reactivación económica”.

“Nadie de nuestra generación había experimentado algo así”

“Nadie de nuestra generación había experimentado algo así”

La gerente Marta Clari ha aparcado por unos días la macro área de cultura y educación y capitanea la oficina del proyecto Pabellones Salud. “Se trata de coordinar y saber en cada momento a quién tengo que llamar”. Con 30 años en el Ayuntamiento tiene una buena agenda. No recuerda una crisis igual desde el hundimiento del barrio del Carmel, que obligó a realojar durante meses a 1.300 vecinos. “Pero entonces el problema estaba acotado, ahora el enemigo está en todas partes”, dice en el pabellón Marítim, en obras para acoger pacientes del hospital del Mar.

Centenares de metros tubos flexibles para calefactar el espacio, grifos de más para los sanitarios, lámparas para los enfermos, pasillos de lona para trasladarles. Y lo que será sagrado, apunta la gerente del hospital, Olga Pané, la división de zonas. La “zona sucia”, donde estarán los enfermos; la limpia, sin enfermos; y las de tránsito, donde se cambiarán los sanitarios o entrará la comida. “Tenemos a 300 enfermos leves ya en sus domicilios con el programa Hospital a casa; esto es lo positivo, pero significa que todos los casos que tenemos son graves”, cuenta.

La gerente celebra la agilidad: “Estamos tomando en 15 minutos decisiones que antes tomábamos en meses”. Pero le preocupa el impacto de la epidemia en los profesionales --“Nadie de nuestra generación había experimentado una situación así”-- y las familias de los enfermos y han habilitado un comedor para que los dispositivos de psiquiatría les puedan atender.

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